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Nᴀʀʀᴀᴅᴏʀ
Le gustaba verla dormir. En verdad, le gustaba verla de todas las maneras posibles; estando enojada o feliz, malhumorada o riendo, trabajando o cocinando, o incluso estando distraida en sus pensamientos. Le gustaba ella en todos los sentidos, le encantaba todo de ella.
Una sonrisa se dibujo en su rostro viendo las pequeñas muecas que hacia la ojiverde mientras dormia. Era tan linda.
—¿Por qué me miras?—Le pregunto sin abrir los ojos, sintiendo como él sonrió. Steve, dejo un beso en su mejilla haciendola sonreir ampliamente.
—Buenos días, preciosa.
—Buenos días, hermoso.—Le sonrio abriendo los ojos, encontrandose con la mirada de steve y que lindo se sentía despertar y que lo primero que veas, sean esos ojos azules tan calidos. Podría acostumbrarse a eso, sin duda alguna.
—Ire a hacer el desayuno, vuelvo en un momento..
Mcgarrett, se iba a levantar de la cama pero la ojiverde no se lo permitio y lo abrazo, haciendolo volver a su lado bajo las mantas.
—Quedate.. Un ratito más..—Le pidio dejando que el castaño se esconda en su cuello, dejando pequeños besos, logrando hacerla reir.
—¿Como te sientes?—Le pregunto saliendo de su "escondite" para mirarla, quedando a centimetros de su rostro. Habia sido una madrugada difícil.
—Muy bien, porque tu estas aquí conmigo.. Gracias por haber venido por mi, sin pensarlo..
—Siempre ire por ti, a donde sea que te encuentres.. Sin dudarlo, ness. Es una promesa.
—Gracias.. —Murmuro con una sonrisa tonta, apoyando su mano en la mejilla del contrario para darle un dulce beso.
Las manos de steve se adentraron ligeramente por debajo de la remera de la rubia, mientras el beso subia de intensidad lentamente.
—Ness.. —Intento frenar la situación a pesar de querer seguir, pero no queria presionarla, no cuando sabía lo mal que había estado.
—Cierra la boca.—Pidió mientras lo ayudaba a quitarse la remera, entre besos un poco bruscos.
La rubia termino sentada a horcajadas del contrario. Una risa nerviosa escapo de su boca cuando el castaño subio su mano para desprenderle el brasier.
—¡Steve, estas en casa!—El grito de dani, los sobresalto. No esperaban eso, no en ese momento.
La rubia se bajo de arriba del castaño, sosteniendose el brasier. Miro al contrario preguntandole con la mirada que estaba pasando, ¿Qué hacia dani dentro de la casa? Los dos estaban confundidos.
Steve, maldijo por lo bajo.
—¡Steve, puedes bajar o tengo que subir a buscarte!
—No subas, ya bajo!—Le grito.
Con fastidio se levanto de la cama, poniendose los pantalones. La ojiverde lo miro con una sonrisa burlesca, recibiendo una mala mirada por su parte.
—Ven rápido, por favor.—Le pidio aproposito dandole un último beso, mordiendole el labio inferior antes de separarse de él.
—Dani, nunca me cayo tan mal como en este momento.—Se quejo antes de salir del cuarto.
Ella río acostándose nuevamente en la cama, cubriendose con las mantas. Hace tanto no se sentia tan feliz, tan completa.
