𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 𝐒𝐢𝐠𝐧𝐚𝐥 ⃟࿐𝑅𝑢𝑠𝐴𝑚𝑒

❛'💭𝟎𝟏𝟖'❜

Unos toques en la puerta le hicieron despertar vagamente, al mismo, sintió cómo el delta se removía molestó y lo abrazaba con mayor fuerza.

Rusia abrió los ojos, acostumbrándose a la luz, y notó de inmediato que no se halla en su habitación. Los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente, haciendo que los colores se le subieran al rostro.

Entonces, la puerta de la habitación se abrió, mostrando la figura de Francia.

Ante la repentina presencia del padre de U.S.A, el alfa quedó paralizado del miedo, incluso dejó de respirar. Nunca tuvo un plan para algo como esto, pues desde un principio no tenía pensado quedarse a dormir con Estados Unidos. El miedo y la ansiedad que lo consume ahora son anormales.

El hombre se acercó a la cama. En ese momento, el albino deseó tanto que la tierra se lo tragase. Maldijo en su interior, las palabras no salían de su boca; debía pensar en una buena excusa. Pese a la embarazosa situación en la que se encuentra, el tricolor fue incapaz de separarse del delta; muy probablemente se deba a qué está congelado del miedo.

— ¡Buenos días, buenos días! —Saludo alegre el de cabellos tricolores, mostrándole una sonrisa al alfa— ¿Cómo estás, durmieron bien?

La mueca de desconcierto en el albino provocó una pequeña risa en el adulto. De todas las reacciones que Rusia esperaba de Francia, está definitivamente nunca la imaginó.

Francia poso una de sus manos sobre el cabello de su hijo, agachándose un poco para hablarle con suavidad.

— ¿Cómo te sientes, mi niño?

Sus palabras amorosas fueron contestadas con un gruñido por parte de Estados Unidos quien, además, escondió su rostro en el pecho del tenso alfa. El padre de familia sonrió con dulzura.

—Eso se escucha bien—dijo, observando a su hijo con un amor fraternal que Rusia jamás tuvo la dicha de ver—. Papá tiene que ir trabajar, y volveré a llegar tarde—expreso, en un tono desanimado, pasando sus dedos por los cabellos dorados del menor—. Pero no te preocupes, mamá ya está aquí. Ella está abajo, preparando el desayuno.

Los ojos cariñosos del hombre ahora se enfocaron en el albino, el cual sigue igual de petrificado que antes. Esperando una reacción de Francia, el joven alfa notó cómo una franca sonrisa se dibujó en los labios del hombre. Rusia se sintió extraño.

—Descansa—hablo, dirigiéndose a su hijo—. No sé queden mucho tiempo en la cama, bajen a desayunar o se les enfriará la comida.

Dicho eso último, salió de la habitación dejando la puerta entre abierta.

Minutos después, el aire por fin volvió a los pulmones de Rusia. No sabe porque se puso tan nervioso y ansioso, pues el padre de U.S.A ni siquiera sé mostró molesto o disgustado por su presencia; el aura de Francia era de amabilidad y serenidad, en ningún momento fue hostil. La verdad, teme a lo que puedan pensar de él.

Bajo la vista, y se encontró con un dormido Estados Unidos. Suspiró cansado y volvió a recostarse en la cama. Este día va a ser difícil, ya lo presiente.