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Izuku asintió y continuaron con su camino. De vez en cuando pasaban carros tirados por bueyes, como en su ciudad natal, solo que estos les gritaban para que se apartaran del camino o simplemente les ignoraban. Pasaron todo el día caminando  hasta llegar a una posada. El edificio de madera tenía un aspecto bastante bueno, y la luz anaranjada del atardecer solo resaltaba los desperfectos del edificio.

-Pasaremos la noche aquí.-le indicó Toshinori.- con el dinero que tenemos, con suerte nos darán algo de comida y nos dejarán dormir en el establo, pero será mejor que pasar la noche fuera.

A Izuku no le agradó la idea de dormir al lado de caballos y mulas, pero entendió que en aquellas condiciones no tenían muchas opciones. Toshinori entró en el edificio sin dudarlo, e Izuku le siguió. El interior parecía una taberna, con un bar ocupando el piso inferior y unas escaleras de madera que subían al piso superior. Las paredes estaban decoradas con trofeos de caza, ya fueran cornamentas de ciervos o cabezas de animales pequeños como zorros.en la pared tras la barra, por encima del barman, había un soporte con los cuernos de un buey expuestos. Toshinori le indicó a Izuku que fuera a buscar una mesa, y se acercó a la barra para pedir algo de comida. El dueño le miró y escuchó la petición de Toshinori, para después soltar una sonora carcajada.

-¿Tienes dinero, viejo?-le preguntó.-aquí no se sirven a mendigos.

Toshinori asintió y sacó una bolsa de cuero de su bolsa de viaje, dejando unas cuantas monedas de plata en la barra.

-¿Esto es suficiente para mí y el chico?-le preguntó.

El hombre examinó las monedas, mordiendolas para cerciorarse de que eran reales, asintió y las recogió. Toshinori se alejó de la barra y fue a sentarse con Izuku.

-¿Cuánto queda para la próxima ciudad?- le preguntó Izuku.

-Un par de días, más o menos.- le respondió Toshinori.- cuanto más nos acerquemos a la frontera, más pequeños serán los pueblos, y menos frecuentes, por eso vas a necesitar una bolsa más grande. Además, necesitarás una espada, ya que fuera de Hosu abundan todo tipo de criaturas peligrosas.

-Creía que los monstruos solo existían en las historias de All Might.

-Todas las historias tienen una base en la realidad, Midoriya, y las mías no son una excepción. Además, no todos los monstruos son seres deformes y violentos que viven en cuevas. Ya te darás cuenta con el tiempo.

-¿Pero cómo voy a llegar al Reino Negro una vez salga de Hosu? Voy a quedarme solo.

-Eso no es del todo cierto.-Toshinori se acercó más a Izuku.- nos llevan siguiendo desde hace un par de días.

-¿Quién?

Toshinori ni siquiera tuvo que responderle. Una figura cubierta por un manto de viaje y una capucha oscura entró en la posada y se dirigió hacia la barra. Por la altura del encapuchado, debía de tratarse de un chico de la misma edad que Izuku, aunque su forma de moverse no parecían las de un pueblerino.

-Disculpe- empezó la figura.- estoy buscando a dos personas que han entrado en esta posada, tal vez las haya visto.

-Aquí entran y salen todo tipo de personas, niño.- le respondió el posadero, limpiando una jarra de madera.- se más específico.

-Son fácilmente reconocibles.- insistió el otro.-Uno es un adulto de aspecto desaliñado, el otro es un joven de mi misma edad, pelo verde y pecas en la cara.

-¿Esos dos?- El hombre señaló la esquina donde estaban sentados Toshinori e Izuku.- Allí los tienes, han pagado por una sopa y dormir en el establo.

El encapuchado se giró hacia ellos, siguiendo la dirección del brazo del posadero, y luego regresó a su conversación.

-Denles una comida mejor y una habitación.- le ordenó al adulto.

-¿Y con qué dinero me vas a pagar?

-Con esto.- el encapuchado sacó de debajo de su manto una bolsa de cuero, sacó un puñado de monedas de oro y las dejó sobre la barra.  Al hombre se le iluminó la cara al verlo, y atrapó con codicia el dinero, asintiendo con la cabeza y desapareciendo por la puerta que daba a la cocina.

-Tal vez nuestro misterioso benefactor quiera sentarse junto a éstos humildes viajeros.- comentó Toshinori, en un tono lo bastante alto como para que le oyera. El encapuchado se giró hacia él, y tras pensarlo un poco, accedió a sentarse con ellos.

-Si querías viajar con nosotros, ¿No era más fácil decirlo en lugar de seguirnos por dos días?-le preguntó Toshinori.

-¿Os disteis cuenta?-preguntó el encapuchado.

-Un caballo como el tuyo no pasa desapercibido, majestad. - Toshinori pronunció la última palabra con un ligero deje de divertimiento.

El encapuchado se quedó en silencio, mientras que Izuku miró impactado al recién llegado y al adulto. No sólo no sabía que les había estado siguiendo, sino que además el desconocido parecía pertenecer a la realeza.

El posadero llegó un poco después, con tres cuencos con carne asada y cerveza para el adulto y leche para los dos jóvenes. Dejó a continuación un par de llaves con una pequeña placa de madera atada a ellas, en las que tenía escritas unos números.

-Estas son vuestras habitaciones.-les explicó el posadero antes de marcharse.- Disfrutad de vuestra estancia.

-¿Cómo lo has sabido?- le preguntó el desconocido a Toshinori en cuanto se quedaron solos.

- Chico, he viajado por numerosos reinos y conocido a todo tipo de personas.- explicó Toshinori, en el mismo tono de voz.-sé reconocer un caballo de la realeza, por mucho que quieras ocultarlo. ¿Por qué no nos dejamos de juegos y nos dices la verdad?

-De acuerdo.-accedió el desconocido.-la verdad es que quería huir del reino, y al escuchar de vuestro viaje, pensé que sería una gran oportunidad.

-¿Y cuál es tu nombre?-le preguntó Izuku, justo antes de que Toshinori le golpeara la cabeza.

-Eso no es de nuestra incumbencia.-dijo el adulto.- tus razones para huir de casa no nos atañen, asique te agradecería que no te metieras en asuntos ajenos.

-¡Por favor, te lo suplico!-le pidió el desconocido.-puedo trabajar duro, haré lo que sea, pero necesito salir del reino.

-Tú solo eres un chico criado en palacio, no sabes lo que es el trabajo duro.

-¡Por favor!-el desconocido juntó las manos en un gesto de súplica.-Haré lo que sea, pero permitidme viajar con vosotros.

-¿Lo que sea?- repitió Toshinori. El chico asintió.-En ese caso, quiero que vigiles al chico. Cuando lleguemos a la frontera, se quedará solo. Tu caballo puede serle útil, y un compañero de viaje aumentará sus posibilidades de sobrevivir.

-Gracias.- le respondió en chico.

En cuanto terminaron de comer, tomaron las llaves de las habitaciones y subieron al piso superior. Ambas habitaciones estaban la una al lado de la otra, y tras hablarlo un poco, se decidió que el adulto dormiría solo y los dos chicos juntos en la otra habitación. Izuku entró en su habitación y la examinó con la mirada. Estaba bastante vacía, con apenas una cama y una bañera de madera. Se dio cuenta de que su acompañante seguía en el pasillo, y se acercó a decirle algo, cuando los escuchó de hablar.

-Deberías lavar tus heridas.- le dijo el desconocido.- puedes enfermar si no las limpias pronto.

-Niño, agradezco el consejo, pero soy más resistente de lo que crees. No enfermaré tan fácilmente.- le respondió Toshinori, entrando en su habitación y cerrando la puerta.

-¿Qué sucede?-le preguntó Izuku al chico. Éste le empujó al interior de la habitación y cerró tras él.

-No sabía que un pueblerino pudiera ser tan ingenuo y poco despierto- le dijo el chico, quitándose la capucha. Sin ella, podía verse que su pelo estaba dividido a partes iguales en dos colores: blanco y rojo, con una cicatriz que quemadura en el lado derecho de su rostro.-mataste accidentalmente al hijo primogénito del rey Endeavor. ¿Cómo crees que Toshinori consiguió su perdón?

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