-Hola, Pussycats.-Yamada accedió a la estravagante casa, apoyándose en el marco de la puerta.-Estoy buscando a un crío con el pelo verde. ¿No habrá pasado por aquí, por casualidad?
-Oh, Hizashi.-le saludó Mandalay.-¿Vienes a por lo que pediste?
-Corta el rollo.-Yamada chistó, molesto.-¿Dónde está el chico?
-Vamos, vamos. No me digas que vas a enfadarte.-respondió Pixie-bob.-Es tu culpa por haberlo traído en primer lugar. Nosotros solo nos limitamos a cumplir contratos.
-Pues en ese caso, voy a tener que pediros que rompais vuestro contrato.- respondió el adulto, separándose del marco de la puerta.- necesito llevarme al chico de vuelta.
- ¿Y si no queremos?- dijo Mandalay.
-En ese caso, supongo que me enfadaré.
-Si claro.- Pixie se rió.-¿Tan poquito te importa la POBRE gente inocente del pueblo, que tan emocionados estaban de verte? ¿De verdad no te importan los niños y ancianos del pueblo, con tal de matarnos?
Yamada retrocedió un paso, chistando con molestia. Pixie-bob tenía razón. Su magia le permitía potenciar su voz hasta el punto de romper la piedra, pero mataba con la misma facilidad a todo ser con oídos que se encontrara en su radio de alcance. No podía usarlo allí. Mandalay le lanzó algo a Yamada, quién lo atrapó sin dificultad.
-Consideralo un intercambio equivalente.- le aconsejó Mandalay.-tu preciado regalo por el chico. No te preocupes, cuidaremos muy bien de él.
Yamada miró el objeto en su mano, y sacudió la cabeza, avergonzándose por plantearse aquella posibilidad por un instante.
-Al menos, no correrá el riesgo de morir por error.-añadió Pixie.
-¿Cómo?-Yamada levantó la cabeza hacia ella.
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Izuku salió de la celda, buscando con la mirada la forma de salir. El chico rubio sujetó uno de sus brazos y rompió la cuerda con una pequeña explosión, liberándole, para a continuación dirigirse hacia la otra celda.
-Espera, ¿A donde vas?- le preguntó Izuku.
-Esos bastardos seguramente han oído las explosiones, y no puedo dejarle aquí.
Izuku abrió la boca para preguntarle de quién estaba hablando, cuando el rubio hizo estallar la cerradura de la puerta. La criatura que contenía salió de la celda, emitiendo una especie de gruñido feliz. Izuku trató de ver de qué criatura se trataba, pero la oscuridad de la celda se lo impedía.
-Ya, yo también me alegro de que estés libre, pero corta el rollo de una puta vez.- el chico rubio apartó la cabeza de la criatura de si.- vamos, tenemos que salir de aquí.
El rubio se adelantó, tirando del brazo de Izuku hacia delante. Ya habían recorrido un par de metros del pasillo, cuando escucharon pasos acercándose.
-Mierda, ya están aquí.- el rubio tiró de Izuku hacia un lado.-¡Abrenos paso!
La criatura soltó un fuerte rugido, lanzándose hacia delante, directamente hacia Ragdoll y Tiger. El rubio saltó sobre la cola de la criatura, arrastrándo consigo a Izuku, quién gritó del repentino movimiento. Izuku se soltó del chico accidentalmente, y en su desesperación se aferró a lo primero que encontró, terminando siendo arrastrado de un lado a otro por el suelo. Izuku se sujetó como pudo a las escamas de la cola, tratando de escalar para ponerse a cubierto del roce del suelo de piedra. Detrás de él alcanzó a ver a Ragdoll y a Tiger, quienes habían logrado esquivar a la criatura y ahora los perseguían.
-¡Estan detrás!- Gritó Izuku, tratando de localizar al chico rubio.-¡Oye, que están detrás de nosotros!
-¡Pues haz algo, bastardo!-le respondió el otro.-¡Se útil!
Izuku trató de mirar a su alrededor, buscando algo que pudiera servirle. Estaban anzando por un pasillo bastante estrecho, y a su alrededor lo único que habían eran las antorchas que colgaban de la pared. Los dos miembros de los Pussycats se estaban acercando a ellos a gran velocidad, asique levantó una mano y trató de tomar una de las antorchas, gesto que por poco le cuesta el caerse de la extraña montura, sin lograr su objetivo. Las antorchas estaban bien clavadas a la pared, lo que hacía imposible la opción de tomar una mientras estuviera en movimiento. Ragdoll ya estaba lo bastante cerca como para saltar sobre él, y así lo hizo, pero Izuku lanzó un puñetazo hacia ella, recibiendo un latigazo de dolor que le hizo gritar, pero logrando levantar una ráfaga de aire lo bastante fuerte como para tirar a su perseguidora al suelo, haciendo tropezar a Tiger.
-¿Te has muerto, bastardo?-le llamó el rubio.
-¡Estoy bien!-logró responderle Izuku, sujetándose como podía de las escamas de la criatura.
Sentía que no podía mover el brazo con el que había lanzado el golpe, pero no dolía tanto como la primera vez que había usado el One For All. De cualquier forma, rezó por qué no se hubiera roto, porque eso le dejaría completamente indefenso en aquella situación.
Para su horror, Ragdoll y Tiger se habían levantado y se acercaban a ellos velozmente. Aquel pasillo parecía eterno, solo deseaba salir de una vez al exterior. Su cerebro se puso a pensar a toda velocidad. No podía volver a lanzar el mismo golpe de antes, porque corría el riesgo de romperse el brazo definitivamente. Necesitaba encontrar una forma, una manera de poder defenderse con el menor daño posible. Tiger estiró su brazo y atrapó la cola de la criatura, deteniéndola de golpe, haciendo que Izuku cayera al suelo. Ragdoll saltó sobre él, pero Izuku lanzó otro golpe con su otro brazo inconscientemente, recibiendo otro latigazo de dolor. El chico rubio le sujetó del cuello de la camisa y tiró de él había arriba, dejándole caer sobre el lomo del animal, al cual Izuku trató de sujetarse a pesar del dolor. El rubio rugió y lanzó una fuerte explosión, hiriendo a Tiger y liberándose de su agarre, para luego girarse y atrapar a Izuku antes de que este cayera.
-¡Quédate quieto, joder!-le rugió-¡Cómo te caigas, no pienso volver a por tí!
Izuku solo logró responderle con un gruñido. El dolor proveniente de sus brazos le impedía articular ni una sola palabra. Un resplandor le cegó por un momento, indicándole que ya estaban llegando a la salida del túnel.
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Bnha Fantasy AU
FanfictionUn desafortunado accidente obliga a Izuku a abandonar su hogar, acompañado de Toshinori, un tranquilo viajero que disfruta contando historias allá por donde pasa. Lo que Izuku no sabe es que su acompañante esconde un triste secreto, que le terminará...