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Cuando Izuku despertó, lo primero que percibió fue que no podía moverse. No es que le doliera el cuerpo, o estuviera inmovilizado, sino  que simplemente apenas podía sentirlo.

-Parece que te has despertado.- le saludó la voz de Recovery Girl desde uno de sus costados.-Menos mal. Llevas dos días inconsciente, pero tus huesos no se han curado del todo, asique no trates de moverte.

Izuku sintió el intenso dolor de sus huesos reparándose gracias a la magia de la mujer, golpeándole repentinamente, soltando un grito. En cuanto el dolor remitió finalmente, Recovery Girl le informó de que ya podía incorporarse, advirtiéndole que no hiciera esfuerzos ni movimientos bruscos. Izuku asintió, incorporándose con la ayuda de la mujer.

-¿Que ha pasado?-le preguntó Izuku, mirando lentamente a su alrededor. Se encontraba en la enfermería, la cual no parecía dañada en absoluto.-¿Y el monstruo ese?

-No te preocupes por eso, ya está todo solucionado.-le tranquilizó Recovery Girl.- gracias a tí, Aizawa y los demás alumnos y profesores están bien.

Un grito proveniente del pasillo captó la atención de Izuku. Se levantó de la cama y se puso de pie, perdiendo el equilibrio y cayendo de regreso a la cama.

-No te apresures.- le dijo la mujer.-como te he dicho, tus huesos no se han curado del todo, asique aún estás muy débil. El que está gritando seguramente sea Mirio. Desde el ataque, ha estado con los nervios a flor de piel. Está furioso porque no le permiten abandonar Yuuei.

-¿Mirio?-Repitió Izuku. Le costaba creer que alguien usualmente tranquilo y amigable pudiera ponerse tan furioso.-¿Que ha pasado?

-No conozco los detalles exactos, pero al parecer, secuestraron al joven Tamaki durante el ataque, y Mirio no fue capaz de llegar hasta él a tiempo.

-Oh.-Izuku bajó la mirada, incapaz de decir nada más. Entendía perfectamente como debía de sentirse Mirio, ya que él mismo había pasado por algo parecido, el día en el que Toshinori había muerto. Rabia, miedo, tristeza, culpa...Izuku sabía que aquellos sentimientos acumulados y mezclados producían un sentimiento horrible, uno por el que no quería volver a pasar, ni que nadie más lo pasara.

"Iban a por tí"

"Su magia negra contaminó nuestra magia"

"Te ha convertido en un imán"

"La magia de Yuuei te mantenía oculto de él, pero en el momento que has salido, All For One consiguió encontrarte."

Las palabras de su sueño regresaron a su mente como una centella. Era su culpa. Todo lo que había sucedido, fue porque salió de Yuuei. Por su culpa, se habían llevado a Tamaki. Si no se hubiera dejado atrapar por los Pussycats de aquella forma tan tonta, podrían haber llegado a tiempo y evitar todo aquello.

- No fue tu culpa.- le dijo Recovery Girl, al ver su expresión.- no tenías forma de saber que esto sucedería, asique no te tortures por ello. Ahora, céntrate en descansar y recuperarte, ¿De acuerdo?

Izuku asintió despacio, sin despegar la mirada del suelo. Recovery Girl soltó un suspiro y salió de la habitación, cerrando tras ella, cuando uno de los clones de Ectoplasm salió a su encuentro.

-Recovery Girl, ven conmigo.- le llamó.-Hemos encontrado a Yamada, le están llevando a una de las habitaciones.

La mujer asintió, siguiendo al clon por el pasillo hasta una de las habitaciones, donde estaban metiendo a Yamada entre otros dos clones, supervisado por el Ectoplasm original. Recovery Girl entró en la sala, y esperó hasta que los clones dejaron a Yamada con cuidado sobre la cama. La mujer se acercó y se subió a un taburete para examinarle mejor. Tenía una herida en la cabeza y varios  cortes en la cara, además de un par de costillas rotas, pero eso no fue lo que le preocupó más.

Tras varios minutos, Aizawa llegó cojeando a la habitación. Aún le dolía la pierna, aunque sus huesos estaban casi completamente curados, por lo que trataba de evitar apoyar su pierna herida más de lo necesario.

-Yamada.- soltó nada más llegar.-¿Cómo está?

-Tranquilizate, Aizawa.-le llamó Recovery Girl.-aún estoy trabajando, pero se pondrá bien. Sus heridas no son graves, o al menos, la mayoría.

-¿La mayoría?- repitió el adulto.-¿Que quieres decir?

-Son sus oídos.-Recovery Girl suspiró y señaló una silla.-Sientate, por favor.

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Yamada finalmente volvió en sí, moviéndose un poco sobre la cama de la habitación de la enfermería. Al principio no notó nada extraño, a excepción del dolor en su cabeza, pero conforme iba regresando a la realidad, se dio cuenta de algo.

¿Dónde estaba el ruido? No escuchaba nada, ni el rumor de las hojas del bosque movidas por el viento, ni el frote que producían las sábanas al moverse. Empezó a asustarse, y se incorporó de la cama de golpe. Sintió una mano aferrarse a su brazo, y abrió la boca para protestar, cuando Aizawa le puso la mano sobre ella, callándole. Vio que el adulto movía los labios, sin emitir ningún sonido, se detenía y le observaba por unos segundos, hasta que volvió a repetir el mismo gesto. Hizo aquello varias veces, cada vez más despacio y acentuando cada letra, hasta que Yamada finalmente entendió la frase.

-Estás sordo, no hables o matarás a alguien.

Yamada se alejó un poco de él, negando con la cabeza. Se llevó una mano al oído, asustado. No podía creerle. No QUERÍA creerle. No podía simplemente aceptar que había perdido la audición por completo. Sintió cómo Aizawa sujetaba su muñeca y separaba la mano de su oído, volviendo a articular palabras en silencio.

-No pasa nada. Se que da miedo, pero yo estoy aquí. Al menos, sigues vivo.

¿Vivo? A Yamada le dieron ganas de golpearle. ¿Cómo que "no pasa nada"? ¡Había perdido la Audición por completo, no podía escuchar nada! ¿Cómo se suponía que pudiera seguir con su vida como si nada? ¿Cómo iba a dar clase, o vivir allí, sin poder escuchar? Ni siquiera podía hablar, porque en el momento en el que emitiera un sonido más fuerte de lo necesario, podría dañar o incluso matar a alguien por accidente.

Yamada empezó a temblar, apartándo la cabeza y tapándose la boca, al borde de las lágrimas. Aizawa se levantó y se sentó frente a él, apoyando las manos sobre sus hombros. Yamada cerró los ojos con fuerza, ocultando su rostro en el hombro de su amigo, quién le rodeó con los brazos.

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