La princesa Rhaenys encuentra sus manos con las de Saera, la princesa más joven tiene sus ojos en los de Rhaenys. Rhaenys ha pasado semanas en la fortaleza roja y cree que, pese a que su marido no ha vuelto, es ya momento de volver a Marcaderiva.
—Debería volver a casa.
—Sois una Targaryen, estáis en casa —dice Saera.
—No resido ya aquí.
—¿No os gustaría pasar la noche?
—No sé princesa, si sabéis lo que esto significa.
—¿Creéis que soy una niña?
—No lo sois. Pero sois joven... A vuestra edad se cometen muchos errores. No quiero ser causante de uno de ellos.
—Podré cometer infinidad de errores, princesa Rhaenys. Pero vos jamás constareis como uno de ellos.Saera toma la cara de Rhaenys y besa sus labios profundamente. Rhaenys se queda estática, pero tras unos segundos, toma la cintura de la heredera y la pega a ella para profundizar más el beso. Ese beso algo que ambas han estado esperando desde la primera noche que pasaron charlando juntas en esa biblioteca.
Saera tiembla, se aferra a Rhaenys como si fuera lo más importante del mundo. Hambrienta y deseosa de ella. Rhaenys en cambio, mantiene la calma, acaricia el cuerpo de Saera y lleva el beso de manera suave y profunda.
—Rhaenys... Rhaenys... —dice en un jadeo alejando su boca de la de la princesa.
—Lo siento —dice Rhaenys soltando a Saera y alejándose unos pasos.
—¿Qué? No. No me refiero a eso. Es solo que aquí pueden vernos... Acompañadme.Saera toma la mano de Rhaenys y abre un pasadizo tras una vieja estantería. Camina hábil y rápidamente con la prácticamente nula iluminación del lugar, pero Saera conoce el camino de memoria. Saca una llave y abre una puerta que la lleva directamente a su habitación. Hace que la princesa entre y posteriormente cierra la puerta con llave y empuja su estantería dejándola delante.
—Desconocía ese pasadizo —dice la princesa Rhaenys.
—Es por ello que se les llama pasadizos secretos.Saera vuelve a acercarse a la princesa Rhaenys quedando a centímetros de su cara.
Rhaenys la mira de arriba a abajo y Saera suspira.Saera toma la cara de Rhaenys y vuelve a besarla profundamente. Tira de ella a tientas hasta su cama y cuando la parte trasera de sus rodillas choca con esta, se deja caer hacia detrás y tira de la princesa Rhaenys para que quede encima.
Rhaenys se separa unos segundos y Saera la mira, esta última respira agitada, el calor entre sus piernas es inaguantable, quiere a Rhaenys, quiere que la besa y la toque como no ha sido besada y tocada antes.
Rhaenys vuelve a precipitarse a los labios de Saera y esta se muele bajo su cuerpo. Rhaenys coloca su rodilla entre las piernas de Saera y ejerce algo de presión en su centro para desesperarla.
—Rhaenys... —gime Saera.
—¿Estás segura de que quieres esto, princesa? —pregunta Rhaenys alzando una ceja.
—Por favor... —pide Saera. Odia rogar, pero es la única palabra que logra articular.
Rhaenys vuelve a besarla y aumenta la presión de su pierna.Saera comienza a moverse contra la rodilla de Rhaenys en busca del placer que anhela. La princesa Rhaenys, en cambio. Cuela sus manos por la espalda de Saera y comienza a desabotonar su vestido.
Cuando consigue retirar los botones, saca hábilmente el vestido de Saera y esta queda completamente desnuda.
Rhaenys comienza a dejar besos por el cuello de la princesa bajando hasta sus pechos, donde se detiene unos segundos.
Los besos de Rhaenys siguen bajando hasta llegar al centro de Saera. Saera puede sentir el aliento de Rhaenys en su calor y gime, pero Rhaenys no le da en contacto que necesita.
—Rhaenys... —gime Saera retorciéndose, la desea. La desea más de lo que ha deseado nunca a nadie.
—¿Deseas que continúe? —pregunta Rhaenys acariciando el abdomen de Saera y mirándola a los ojos.
—Rhaenys... —dice Saera con falta de aliento. —Nunca he deseado tanto nada como deseo esto ahora.
—¿Lo has hecho antes? —pregunta sacando a Saera de la burbuja en la que se encuentra.—¿Qué más da eso? —pregunta Saera incorporándose un poco.
—Solo quiero saber hasta donde puedo llegar. Lo último que quiero es hacerte daño —dice Rhaenys.
Saera se incorpora y se acerca a la cara de Rhaenys.
—Por favor, princesa Rhaenys. No tengas piedad —dice pegada a sus labios. —Desnúdate —pide, pero es más una exigencia que una petición.Saera desata hábilmente el vestido de Rhaenys y la saca de él con agilidad.
Rhaenys se coloca sobre ella de nuevo y besa su abdomen bajando rápidamente. Se acerca al sexo de Saera y esta tiembla de excitación bajo su tacto.Rhaenys deja un corto beso en su cúspide que hace suspirar a Saera. La lengua de Rhaenys se encuentra de golpe con el clítoris de Saera y esta se retuerce bajo la princesa. Rhaenys coloca sus manos en las caderas de Saera para mantenerla firme en su lugar, mientras su lengua comienza a juguetear con el clítoris de Saera haciéndola gemir incontrolablemente.
Una de las manos de Rhaenys suelta su cadera y acaricia sus pliegues para introducir un dedo en ella sin aviso haciéndola gemir aún más. Tras unos segundos, introduce un segundo dedo en ella y bombea más rápido.
La lengua y los dedos de Rhaenys se mueven al compás y Saera se retuerce de placer hasta que después de unos segundos llega al éxtasis.
Rhaenys se incorpora y se acerca a su cara para besarla profundamente mientras Saera continúa con la respiración agitada.
Tras recomponerse durante unos segundos, tira de Rhaenys dejándola sobre ella de nuevo y coloca una de sus piernas entre las fe Rhaenys pegando el muslo a la humedad de la princesa.
Rhaenys gime ante el contacto y comienza a molerse en la pierna de Saera mientras gime. Esta última se incorpora levemente y comienza a besar los pechos de Rhaenys, sujetando su cadera con sus manos para ayudarla en el movimiento.
Cuando Rhaenys llega al éxtasis se recuesta y Saera se coloca sobre su pecho. Ninguna dice nada. No es necesario, y tampoco sabrían qué decir. La respiración agitada de ambas consigue relajarse a medida que los minutos pasan y antes de que puedan darse cuenta, las dos se han quedado dormidas.
