6

655 66 6
                                    

—Joder —se queja Saera.
—¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que abandone todo?
—No, no es eso.  No es tu culpa, es mía. Debía de haber supuesto muchas cosas.
—¿Qué cosas?
—Por ejemplo que sois...
—¿Qué? ¿Qué soy?
—Déjalo, Rhaenys.
—No, por favor. Me muero por escucharlo. ¿Qué soy?
—Basta.
—Vamos, dilo. ¡Termina la oración!
—¡He dicho que basta!
—Eres igual que ellos. Que los ancianos carroñeros del gran consejo. Creéis que una mujer que ejerce libremente su sexualidad es una prostituta.
—Yo no he dicho eso.
—Entiendo que estés airada. A mí también me afecta toda esta situación. Pero tú tan bien como yo sabías dónde te estabas metiendo. Además fuiste tú la que aclaró desde un primer momento que esto sería solo sexo. No tienes derecho a reclamarme nada. Menos aún cuando gozas de un privilegio que yo no tuve.
—¿Qué privilegio se supone que tengo?
—¿Qué privilegio se supone que tienes? No sabes lo que es que te preparen un matrimonio con alguien que no conoces a los dieciséis años, que te saquen de tu casa y te lleven a una isla en medio de la nada. Que tu marido te deje embarazada y se vaya a follarse a sus putas por el mar mientras pasas los peores meses de tu vida. Y que a su vuelta, vuelva a embarazarte y a abandonarte. Tu hermana y tú tenéis una suerte de la que yo no gocé. Ella escogerá a su pretendiente y tú al menos ya conocías a Laenor. No te hagas la tonta conmigo sé bien que a mi hijo no le gustan las mujeres y que seguro habréis pactado algo entre vosotros. A si que no vuelvas a preguntar qué tipo de privilegio tienes.

—Rhaenys... yo... Lo siento... Yo no...
—Vete, Saera.
—No, yo... Siempre imaginé a Lord Corlys como un marido atento y cariñoso... Incluso no entendía qué podías ver en mí teniéndole a él... Pero...
—Corlys es un muy buen amigo pero como marido es una pena...
—No tenía ni idea de que hubiera sido tan duro...
—Claro que no...
—Lo siento. Siento todo lo que te ha pasado.
—No necesito que lo sientas, necesito que me entiendas.
—Claro que te entiendo...
—Lo dudo mucho. Retírate por favor.
—Rhaenys... Oh joder... ¡Esto es una mierda! ¡Todo! ¡Mi matrimonio! ¡El tuyo! ¡Mi futuro ascenso al trono! ¡Todo! —exclama Saera. —La única paz que tengo en mi vida ahora mismo eres tú. Todo lo demás estalla en caos a mi alrededor pero eso me da igual siempre que pueda sostener tu mano. No quiero discutir contigo... Estos días ni me has mirado y... siento que voy a volverme loca...
—Laenor está en peligro casándose contigo. Se pondrá en duda tu sucesión, bien lo sabes.
—Sí, lo sé, todos estaremos en peligro si hay una rebelión. Pero no puedo vivir con el miedo dentro Rhaenys... Otra vez no.
—¿Otra vez?
—Olvídalo... Quiero decir que... No dejaré que nadie toque a Laenor. Te lo juro. Esto no es solo por el peligro que pueda correr Laenor, ¿o me equivoco?
—Esto es ridículo.
—No, no lo es. Quiero que seas clara. Dime qué te pasa.

Rhaenys se detiene por unos segundos y se aleja unos pasos de Saera.
—Cuando mi primo avisó de tu compromiso yo... tuve celos... —dice tragándose su orgullo. —Al descubrir que era con Laenor con quien te casarías se disiparon, sé que era meramente pactado pero en un inicio pensé que el matrimonio había sido resultado de tu decisión y gozo...
—¿Y?
—¿Y? ¿No te das cuenta? Esto está mal, Saera, no puedo tener celos estando yo casada también y menos cuando acordamos que sería...
—Por favor no vuelvas a decir "solo sexo" —pide Saera. —No quiero discutir más... Por favor... ¿Puedo quedarme?
—No deberías...
—Solo dormir. No quiero quedarme sola esta noche...
—¿Y Laenor?
—Sabes perfectamente con quién está Laenor.
—¿Joffrey?
—Ajá. Supongo que lo pasará bien en nuestra noche de bodas —ríe levemente Saera.
—Quédate —pide esta vez Rhaenys. —Ven, te ayudaré con eso. —Dice la princesa Rhaenys señalando el peinado y vestido de Saera. Hace que la futura reina se siente en el tocador, frente al espejo y comienza a quitar los pequeños alfileres que mantienen su peinado intacto.

—Las doncellas se han lucido —dice Saera.
—Desde luego —dice Rhaenys retirando los abalorios. —Son muy diestras.
—Lo son...

Ambas se mantienen en silencio mientras Rhaenys deshace el peinado de Saera. Cuando termina, la princesa comienza a deshacer el nudo del vestido de la heredera y un escalofrío recorre el cuerpo de la última.
—Lo siento —dice Rhaenys notándolo. —Pensé que quizá querías que te ayudara a salir del vestido.
—Sí, es solo que... tus manos están más frías de lo que suelen estar...

Rhaenys ríe suavemente y desata los cordones del corsé del vestido de Saera. Esta última se pone en pie y deja caer su vestido hasta sus pies quedando desnuda ante Rhaenys.
—¿Quieres un camisón o... algo para dormir? —pregunta Rhaenys.
—¿Te molesta si duermo así?
—¿Crees que me molestaría que durmieras desnuda?
—No es la primera vez pero...
—Creo que nunca has dormido junto a mí con algo de ropa de por medio —ríe Rhaenys.
—Sí, tienes razón —ríe Saera.

Rhaenys también se deshace de su vestido y ambas entran desnudas a la cama. Saera se inclina sobre Rhaenys descansando su cabeza en el pecho de la princesa y abrazándola. Rhaenys, se mantiene tranquila acariciando la espalda de Saera.

—Te he echado de menos —dice Saera.
—Yo también, pero he de admitir que esta situación comienza a sobrepasarme...
—Lo entiendo... No te presionaré. Solo quiero tu felicidad... Saber que estás bien y... que no te has caído de Meleys —ríe Saera.
—Meleys jamás me dejaría caer.
—Eso espero... Le arrancaré la cola si lo hace —bromea.
—¡Oye! —bromea Rhaenys. —No te metas con mi dragona.
—No tengo ninguna intención, créeme —ríe.

Saera se acomoda sintiendo la piel desnuda de Rhaenys en la suya. Lleva días necesitando eso, sentir a la princesa con ella. Las cosas en la corte no son fáciles pero Saera sabe que iría al fin del mundo y abandonaría la fortaleza solo si Rhaenys se lo pidiera. En el fondo, Rhaenys también lo sabe, pero jamás le pediría tal cosa. No le gustaría ser una traba en las de sucio es de la heredera y jamás le pediría que abandonara el trono que a ella le arrebataron.

Ambas se miran durante unos segundos y Saera vuelve a acurrucarse en el pecho de la princesa. Tras un rato las velas se han consumido y la habitación ha quedado a oscuras únicamente iluminada por la luz de la luna llena que entra por el ventanal.

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora