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Tras cinco años de encuentros a escondidas entre la princesa Rhaenys y la heredera. Las peticiones del rey por nietos se vuelven más insistentes. La princesa Rhaenyra ha convencido a su padre para contraer matrimonio con Harwin Strong y ha concebido dos hijos, Jacaerys Strong y Lucerys Strong. Daemon se ha casado con Laena Velaryon y Corlys ha vuelto de uno de sus muchos viajes.

Rhaenys y Saera se encuentran en uno de los salones de la gran fortaleza roja. Es tarde y la noche ya ha caído.
—Tengo que ir a Marcaderiva con Corlys —dice Rhaenys cerca de los labios de Saera.
—Te esperaré con ansias —dice Saera acariciando el cuello de la princesa. Saera une sus labios con los de Rhaenys en un profundo beso justo cuando escuchan a alguien tras ellas. Ambas se separan y ven a Corlys en el portón.
—Saera, déjanos solos —pide Rhaenys a la heredera. Esta asiente y sale rápidamente del lugar.
—¿Te gusta ella? —pregunta Corlys entrando.
—Lo hace...
—Os vi al llegar, sujetaba tu mano... Pusiste tu brazo sobre sus hombros... Estabais muy juntas.
—Es culpa mía, no suya. No quiero que la odies.
—¿Cómo podría odiarla? Ella es como un ángel... Pero en momentos como este me gustaría matarla un poco...
—Creo que me estoy enamorando... Corlys...
—Yo quiero tu felicidad. ¿Ella te hace feliz?
—Sí. Más de lo que me gustaría...
—A delante entonces.
—Gracias por ser tan comprensivo. Corlys.
—Tú siempre lo has sido conmigo. Eres mi mejor amiga. Te quiero.
—Yo también.

Mientras tanto, Saera deambulaba por los pasillos de la fortaleza.
—Tu padre ha hablado conmigo.
—¿Qué te ha dicho, Laenor?
—Me ha preguntado si estás ya en cinta...
—Agh... maldita sea.
—Quizá debamos intentarlo. Concebir un heredero y ya...
—El trabajo tienes que hacerlo tú ¿crees que podrás?
—Intentémoslo —dice Laenor tirando de Saera dentro del dormitorio.
—¿Ahora? —pregunta Saera.
—Tu padre está volviéndome loco —dice Laenor quitándose la camisa. —Créeme no quiero hacerlo y sé que tú tampoco.
—Imagina... Imagínate que soy Joffrey. ¿Quizá sí te doy la espalda? —dice quitándose su vestido.
—Vale... Vale... —dice Laenor nervioso.

Saera se desnuda y se coloca a cuatro patas dando la espalda a Laenor en la cama. Este se queda completamente desnudo también y comienza a masajear su miembro para intentar que se ponga erecto.
Tras unos minutos logra que se ponga algo duro. Pero nada comparado a cuando se encuentra a solas con Joffrey. Laenor piensa que si este estuviera aquí todo sería más sencillo.
—Vale... —dice Laenor. —¿Estás mojada?
—Evidentemente no —dice Saera. Se chupa los dedos y acaricia su entrada para lubricarla un poco.

Cuando siente cómo Laenor se sube a la cama, traga saliva sonoramente.
—Vale... —repite Laenor, el nerviosismo lo corroe. —Voy a... acariciarte para...
—Solo hazlo... —dice ella. Se atrevería a decir que está viviendo una de las experiencias a menos sensuales de su vida.

Laenor coloca las manos en las caderas de Saera y esta siente un escalofrío. Le es imposible evitar la imagen de Rhaenys en su mente. Y aunque sabe que la princesa podría llegar a entender la situación, el estar a punto de tener sexo con su hijo le revuelve el estómago. Trata de contenerlo cuando nota la punta del miembro de Laenor rozando levemente la piel entre sus nalgas.

—No puedo hacerlo —dice Saera saltando prácticamente de la cama.
—Menos mal —dice Laenor aliviado. Él tampoco quiere llevar a cabo el acto.
—Tengo que irme —dice a toda prisa. Se coloca el vestido sin si quiera preocuparse de su ropa interior y prácticamente sale corriendo de la habitación mientras tira de los cordones de su propio corsé para que no se le caiga.

Varios toques apresurados en su puerta hacen que Rhaenys se sobresalte.
—¿Sí?
—Rhaenys...
—Pasa Saera, estoy sola —dice la princesa. Saera entra y cierra con llave tras ella justo antes de lanzarse a los brazos de Rhaenys y abrazarla con fuerza.
—¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien?
—No puedo hacerlo —dice la heredera contra su pecho. En ese momento se suelta de los brazos de la princesa y comienza a caminar de un lado a otro de la habitación mientras Rhaenys la mira completamente descolocada. —Mi padre nos presiona a Laenor y a mí con la descendencia y hemos intentado... Acostarnos pero no pudimos, ni si quiera pude mirarle a la cara, solo sentir su tacto me hizo revolverme y no me malinterpretes, lo adoro, pero es tu hijo y yo te quiero y no nos gustamos y está mal y... —dice de manera atropellada justo antes de que Rhaenys se levante y tome su cara para que se calme.
—Respira —pide Rhaenys.
—No puedo acostarme con él. No puedo.
—¿Es por eso que estás semidesnuda? —pregunta Rhaenys. En ese momento Saera mira su propio cuerpo y ve que debido a los giros en la habitación el corsé se ha caído y el vestido se ha resbalado dejando a la vista uno de sus pechos.

—Voy a volverme loca —se queja Saera.
—Cálmate —dice Rhaenys abrazándola. —Respira un poco, no pasa nada.
—Me siento la peor persona de este continente...
—¿Por qué es eso?
—He estado a punto de acostarme con tu hijo, Rhaenys.
—Te has casado con él —bromea la princesa acariciando el pelo de Saera.
—No es lo mismo.
—No, no lo es. Si necesitas un heredero yo... lo entenderé.
—No puedo acostarme con él, Rhaenys, me desea tan poco como yo a él.
—Quizá podrías probar con alguien que te guste...
—¿Insinúas que me acueste con otras personas?
—Solo digo que entendería que lo hicieras, siento no poder darte un heredero.
—No quiero ser madre. Todo esto es por mi padre... Le diré que pese a nuestros largos e intensos intentos... No consigo el embarazo, y también que seguiré intentándolo...
—No quiero que te arrebaten el derecho al trono por esto.
—El trono me da igual. Lo mandaré al cuerno si me lo pides.
—Jamás te lo pediría.
—Lo sé... Algo podré hacer, nombrar como herederos a los hijos de Rhaenyra, por ejemplo...
—No es mala idea. ¿Crees que mi primo lo permitirá?
—Rhaenyra y yo somos sus niñas, yo diría que sí...

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora