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Saera sube a su habitación por el mismo pasadizo y al llegar a esta, se tumba en la cama y queda dormida. Por la mañana las doncellas la despiertan dando golpes en su puerta para prepararla.
A mediodía. Ya está en la sala del trono.

Viserys se acerca a ella con la corona en la mano y se la coloca en la cabeza en presencia de todos.

—Yo, como rey Viserys Targaryen, declaro a mi sucesora, mi hija, Saera Targaryen. De la casa Targaryen. De verdadera sangre del dragón, segunda de su nombre. Como reina y protectora de los siete reinos. Reina de los Ándalos y de los Rhoynar. Soberana del trono de hierro. Despojándome así de mi título. Depositando todos mis poderes en ella.

En ese momento Daemon el da la corona y Viserys se la coloca a su hija. La sala entera se arrodilla ante la nueva reina. A excepción de Rhaenys Targaryen.

—Es un honor para mí ser vuestra reina. Ahora. Hay temas que debatir.

Cuando la ceremonia termina y la sala se vacía, Saera se marcha para cambiarse rápidamente. Al llegar a sus aposentos, se encuentra a Rhaenys en ellos.

—¿Quieres decirme qué te pasa? —pregunta Rhaenys cuando Saera entra.
—No. ¿Sabes lo que quiero? Saber por qué paseabas ayer por la playa con Alicent. Muy pegadas mientras reíais.
—¿Me estás espiando? Porque podría preguntarte qué hacías con Daemon en el salón pasada la media noche...
—¡Hablar de ti! —exclama Saera lanzando la corona a la cama. —¡De ti y de esa zorra de Alicent!
—No tienes porqué insultarla.
—¿La defiendes? La defiendes. Por favor déjame sola. Tengo que cambiarme y tengo temas que debatir.
—¡Alicent es solo una mujer abusada Saera! ¡Abusada por tu padre, por el suyo e incluso por Larys Strong!
—¿Por el cojo? Da igual... Que haya sido manipulada no quita que...
—¿Pero te estás escuchando? Saera. Abre los ojos. Eres la única que vive en tu burbuja de privilegios, a las demás se nos ha machacado toda la vida, esa mujer lo ha pasado infinitamente peor que yo. Si necesita ayuda no seré yo quien le de la espalda.
—¿Y si te equivocas?
—Prefiero equivocarme de ese modo, que sentenciar a otra mujer que ha estado toda su vida encerrada...
—La estás poniendo a ella por encima de mí...
—No. Esto no es una absurda competición...
—¿Ah no? ¿Por qué esa muestra de caridad por esa mujer y no por las que son violadas en burdeles en la calle de la seda? ¿Eh? ¿Por qué no ayudarme a crear leyes y proteger al pueblo? ¿Por qué decides ayudar a la única... la única mujer a la que realmente quiero dar de comer a Vhagar?

Rhaenys se queda en silencio y Saera comienza a cambiarse el vestido con rapidez. Cuando termina mira a Rhaenys. Quien observa a través de la ventana.
—¿No me vas a contestar? —pregunta Saera.
—Tienes razón en que no sé lo que pasa en el pueblo ni conozco sus problemas y... habría que tomar acción. Pero una cosa no cambia la otra.
—Si Alicent nos traiciona... Si intenta hacer daño a mi familia, Rhaenys, tu cabeza irá en la pica continua a en la que irá la suya —sentencia Saera antes de abandonar la habitación.

Al salir se encuentra con daemon apoyado en la pared de piedra del pasillo.
—Te has lucido —dice Daemon comenzando a caminar a su lado. Para llegar a la sala de guerra.
—¿Lo has escuchado?
—No creo que las amenazas de muerte sean un buen método de reconciliación, pero qué sabré yo... —dice irónico.
—La he cagado... —dice Saera. —La ira se ha apoderado de mí...
—Puedo verlo...
—Ahora no es momento para eso. Mandaré tropas a buscar a los hijos de Alicent y a recuperar la fortaleza roja.
—Si me dejaras ir a mí... Liberaría la fortaleza de cualquier tipo de usurpador. Hazme tu mano, Saera. Déjame actuar.
—Daemon...
—Por favor...
—Necesito que mis jinetes vayan a cobrar la lealtad de los que nos la rindieron, los Stark, los Lannister, los Baratheon...
—Manda a Jace, Luke y Baela... O a Rhaenyra y Rhaenys. Son misiones más sencillas yo quiero pasar a la acción...
—Daemon... Cuando todos volvamos y veamos quienes son nuestros leales, te prometo que te dejaré pasar a la acción...
—Puedo escoltar a las tropas y a los barcos Velaryon.
—No sé si los Velaryon están de nuestra parte, Daemon... No han venido a jurarme lealtad...
—Dado que te estás follando a la mujer de Marcaderiva...
—Acabo de decir a Rhaenys que clavaría su cabeza en una pica. Creo que no es momento ahora...

Cuando llegan a la sala de guerra Saera ordena reunir un consejo.
Tras unos minutos todos se encuentran en el lugar.
—Alicent retiraos. Seréis custodiada por mis guardias dado que no podemos fiarnos. Bien... Para empezar, debemos tomar la lealtad de los que se arrodillaron ante nosotros. Yo iré al norte.
—Yo puedo ir a Bastión de tormentas, alteza —dice Baela.
—Y yo a Dorne, mi reina —interviene Jace.
—Yo puedo ir a reposo del grajo, para probar la lealtad de la casa Staunton, después a Altojardín para hablar con los Tyrell —dice Rhaenys esta vez.
—No, princesa Rhaenys —dice Saera. —Vos os quedaréis aquí —Rhaenys hace una muestra de disgusto y trata de intervenir, pero Saera continúa hablar. —Vos gobernareis en mi ausencia —decreta la reina tomando por sorpresa a Rhaenys. —Os necesito aquí. El norte está lejos y no sé cuánto me tome mi viaje.

—Yo puedo ir a reposo del grajo —dice Lucerys.
—Bien... Baela, después de bastión de Tormentas ve a Altojardín. Jace, tras Dorne necesito que vayas a Essos y compruebes si los que juraron Lealtad a  Daemon y Laena siguen de nuestro lado. Rhaenyra, necesito que vayas a las islas del hierro, al nido de águilas y a Aguasdulces. Yo iré a roca Casterly tras ir al norte.
—Los Lannister nunca han estado con vos —interviene Rhaenys con preocupación. —Ir allí es peligroso, no os dieron su lealtad, os pondría en peligro...
—Es por eso que seré yo la que vaya, no mandaré a nadie en una misión suicida...
—Rhaenys tiene razón —interviene Daemon. —Olvídate de ellos.
—Es una decisión ya tomada, Daemon. Si queremos unirnos de nuevo... Hay que tomar ciertos riesgos.

Viserys mira con orgullo y preocupación a su hija desde el otro lado de la mesa.

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora