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La princesa aterriza en la costa. Recibiendo a la pequeña embarcación que no ha sido vista por nadie más. Al bajar de Meleys ve a Alicent junto a sir Erryk.

—¿Se puede saber qué hacéis aquí? —pregunta la princesa.
—No estoy de acuerdo con los actos de mi padre. La sucesión ha sido pactada por mi marido por algo. Por favor. Tenedme piedad...
—¿Sabéis que vuestro padre y vuestro primogénito han muerto?
—Sí. Lo sé.
—Bien... No sé qué pensará el rey y mucho menos la heredera.
—Oh Rhaenys —dice Alicent sujetándola de los hombros. —Sois buena y piadosa. Por favor. No permitáis que me sentencien por los actos de mi familia. Hablad con la heredera...Sé que si escuchará si lo hacéis... También sois madre... Sabéis lo que es perder a un hijo y ahora venir a rogar clemencia...
—Acompañadme. Haré lo que pueda.

Al llegar a la fortaleza, Rhaenys encuentra a Saera discutiendo un tema con Viserys en la sala del trono de Rocadragón.
—¿Qué significa esto? —pregunta Saera.
—Princesa, Alicent Hightower pide... Implora vuestro perdón por los actos de su familia...
—¿Y vos la creéis? —pregunta Saera a Rhaenys molesta e incrédula mientras observa cómo Alicent se arrodilla.
—Alicent... —dice Viserys. —Me envenenaste...
—No lo hice, yo también fuí envenenada. No somos más que víctimas de las acciones de mi padre...
—¿Dónde están tus demás hijos? ¿Y Criston?
—Lo desconozco, Saera...
—No te creo. Rhaenys. Nos traicionará.
—Ha venido hasta aquí rogando clemencia... —dijo Rhaenys.
—Yo no soy una persona clemente...
—Correrá bajo mi cuenta —dice Rhaenys. —Si nos traiciona será culpa mía... Yo respondo por Alicent...
—Jamás, en todos mis años junto a ti imaginé que pudieras llegar a ser tan necia —dice Saera con ira abandonando la sala.

La heredera busca a Vhagar y le ordena encontrar al resto de la familia de Alicent Hightower.
—¿Qué pasa? —pregunta Rhaenyra cuando Vaghar despega.
—Alicent está aquí —dice Saera observando cómo se marcha su dragona.
—¿Cómo?
—Rhaenys ha respondido por ella... Dice que ha vuelto pidiendo clemencia y que no tiene nada que ver con Otto y Aegon...
—Tu novia está completamente loca —dice Daemon apareciendo.
—No estamos bien, la he llamado necia. No debí hacerlo y menos aún delante de esa zorra y de mi padre pero... Me comió la ira...
—¿Ira o celos? —pregunta Daemon.
—Sé que Alicent trama algo. Sé que no es quien dice ser, ni tiene las intenciones que dice tener... Pero Rhaenys solo ve a una pobre madre indefensa y se apiada de ella...
—Deberías hablar con ella, con Rhaenys... A solas y con calma —dice Rhaenyra.
—Supongo que lo haré...
—Saera... —dice Baela apareciendo también. —Te estaba buscando... Mi abuela quiere hablar contigo...
—Claro, ya voy. Gracias Baela.

Saera entró a la sala de guerra de Rocadragón encontrando a Rhaenys sola en ella.
—¿En qué estabas pensando? —dice Saera entrando.
—¿Crees que soy necia por mostrar clemencia?
—Ni siquiera el rey a intervenido...
—Tu padre no quería ponernos en contra. Planea coronarte cuanto antes quiere que seas tú quien toma las decisiones.
—No es mi padre el que quiere ponernos en contra, es verdad. Es Alicent. Oh Rhaenys ¿no te das cuenta?
—Se ha arrastrado hasta aquí como un gusano para separarse de los actos atroces de su familia.
—¡Te capturaron como rehén Rhaenys! No creo que seas una necia y no tendría que haberlo dicho, mucho menos delante de ella y de mi padre. Y lo siento. De verdad. Pero estoy sobrepasada. Mi padre quiere coronarme mañana... Y ella se presenta aquí aparentando buenas intenciones cuando sé que no las tiene.
—No puedes saberlo... ¿No puede ser quizá que simplemente quiere a su esposo y quiere hacer las cosas bien?
—¡No! La conozco. Sé que planea algo...
—Me dijiste que querías que fuera tu reina, y en cuanto intento tomar una sola decisión la omites al completo.
—Quizá sea porque tu decisión es errónea —declara Saera. —Tú no la conoces, pero yo sí...
—Es una mujer a la que han encerrado toda su vida. Solo busca crear una ventana en su prisión.
—¡Miente!
—No puedes pedirme no sentir piedad por una madre que acaba de perder a su hijo y aún así ha venido a rogarte clemencia y doblegarse ante ti.
—Bien... Protégela si quieres. Me da igual, Rhaenys. Pero el tiempo demostrará que tengo razón.

Saera abandona la sala y se dirige a alucinar algunos temas y recibir a embarcaciones que llegaban con sus guardias. 

—Saera. Por favor... —dice Alicent apareciendo tras ella mientras la princesa transita por uno de los pasillos de la fortaleza.
—¿Qué? —pregunta sin si fuera mirarla mientras continúa andando.
—Tenéis que creerme.
—Preferiría arrancarme la piel a tiras —confiesa. En ese momento pasa una doncella. —Un baño como me gusta —pide Saera. —¿Queréis algo más? —dice girándose a Alicent.
—Vuestro perdón... Al menos vuestra...
—¿Piedad? Si seguís viva es porque... La princesa Rhaenys ha respondido por vos...
—Sé que lo hice mal, pero Nyra tú y yo...
—A Rhaenyra la traicionasteis sin piedad alguna...
—¡No tenia elección! ¡Era una niña!
—¡Podrías haberme pedido ayuda! —grita Saera. —Sabes que de habérmelo dicho te habría protegido. Habrías sido más feliz... Pero preferiste el poder, las mentiras y los engaños. ¿Para qué te han servido? Para nada.
—¿Qué podías haber hecho tú?
—Habría hecho que mi padre no se casara contigo. Como lo hice cuando Laena corrió a pedirme ayuda porque el suyo quería casarla con el mío siendo solo una niña. Pero preferiste la traición. Traicionaste a Rhaenyra y con ello me traicionaste a mí —sentencia Saera pra abandonar el lugar.

La princesa Rhaenys. Quien escucha tras un pasillo, queda completamente sorprendida por la declaración de la princesa Saera con respecto a su hija Laena.

—Hija mía... —dice Viserys desde el balcón de la sala de guerra. Saera se acerca a él y se coloca a su lado.
—Papá... ¿Has hablado con...?
—¿Con Alicent? Sí. Es mi esposa...
—Se la daría de comer a Vhagar....
—Conozco tu opinión sobre ella...

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora