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Un fuerte golpe hace despertar a ambas. La mañana ya ha llegado y se ha hecho algo tarde.

—¡Sabía que estarías aquí! —exclama Rhaenyra al ver a su hermana desubicada sobre el cuerpo de Rhaenys.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Saera con normalidad mientras Rhaenys se encuentra completamente paralizada por la manera en que Rhaenyra las ha encontrado a ambas.
—No estabas en tus aposentos y papá te está buscando. Es mejor que te encuentre yo aquí a que lo haga él...
—Sin duda... —afirma Saera. —¿Qué quiere?
—Tenemos que desayunar juntos ¿recuerdas?
—¿Es necesario?
—No, siempre puedo decir que no te he encontrado y que te busque él, seguro que le encanta verte en una situación así.
—Te odio —bromea. —Bajaré enseguida.
—Bien.

Rhaenyra abandona la habitación cerrando la puerta tras ella.

—¿Lo sabe? —pregunta Rhaenys a Saera.
—Lo sabe... Tengo que vestirme —dice levantándose.
—¿No sospecharán si te ven llegar al desayuno en tu vestido de novia?
—Mierda... Y las doncellas estarán ordenando los aposentos a si que no puedo ir. ¿Puedo...
—Por supuesto —contesta Rhaenys sabiendo lo que Saera va a preguntar. Esta le sonríe y se dirige al armario de la princesa.

Saera comienza a buscar entre los vestidos de Rhaenys alguno que sea más similar a lo que suele llevar.
—Creo que este —dice Rhaenys acercándose a ella y sacando un vestido escarlata.
—Es perfecto... No te he visto en él —dice Saera.
—No es mi color, no para un vestido...

—Deberías bajar —dice a Rhaenys. —Laenor estará y también Laena, sé que mi padre espera verte ahí.
—No me ha pedido que os acompañe.
—Pero espera que lo hagas de todos modos.
—Está bien, me vestiré también entonces.

Ambas comienzan a arreglarse rápidamente.
—¿Puedes ayudarme? —pregunta Saera con el cierre de su vestido. Rhaenys se acerca a ella y acaricia su espalda desnuda haciendo que Saera suspire.

Antes de que Rhaenys pueda empezar a condonar su vestido, Saera se gira quedando a centímetros de sus labios y antes de que la princesa reaccione la heredera ya ha unido los de ambas en un profundo beso.

—Llegaremos tarde... —dice Rhaenys separándose de los labios de Saera.
—Ya llegamos tarde —dice volviendo a besarla.

Rhaenys toma a Saera por su cintura y la pega más a su cuerpo. Tras unos segundos ambas se separan por falta de aire.
Rhaenys gira a Saera y vuelve a acordonar su vestido, no sin antes dejar un beso en su cuello.
—No quiero bajar... Quiero quedarme todo el día entre tus brazos —dice Saera.
—Suena sumamente tentador, pero prometí a Meleys que volaría con ella de vuelta a Marcaderiva junto a Laena.
—¿Tienes que irte? —dice girándose para mirarla en cuanto termina con su vestido.
—Debo hacerlo —dice Rhaenys. —Tengo que comprobar que todo vaya bien... Corlys no está y Laenor podría venir... por lo que...
—Eso no va a pasar —dice Saera. —No voy a coger un barco y mucho menos montar en dragón...
—Nunca comprenderé ese miedo irracional...
—La mañana iba demasiado bien como para tener esta conversación ahora —dice Saera cepillándose el pelo. Al terminar deja el cepillo en el tocador y vuelve a besar a la princesa. —Te veo abajo —dice muy cerca de sus labios para, posteriormente, abandonar la habitación.

La heredera llega al comedor siendo recibida por su padre.
—Hija mía te esperábamos.
—Buenos días cariño —dice Laenor dándole un beso en la mejilla.
—Buenos días —dice Saera. —Siento la tardanza.
—No te preocupes, ya avisé al rey de que no te sentías bien —dice Laenor.
—Gracias. Sí, debí de comer algo en mal estado en el banquete de anoche...
—¿Y la princesa Rhaenys? —pregunta el rey.
—¿Queréis que vaya a buscarla, alteza? —pregunta Laena.
—Siento la espera —dice Rhaenys entrnado. —Estaba contestando unas cartas importantes.
—¿Va todo bien prima?
—Todo solucionado, Viserys, no te preocupes.
—Bien, ahora que estamos todos, podemos empezar a desayunar —dice Viserys a los criados reales.

—¿Dónde se encuentra tu esposa, primo? —pregunta Rhaenys.
—Alicent tiene el estómago sensible debido al embarazo. Ha preferido no bajar.
—O es que sabe que no es bien recibida... —murmura Rhaenyra.
—¿Cómo dices? —pregunta el rey a su hija.
—¿Yo?
—Sí, Rhaenyra.
—Quizá es que sabe que ninguno de los presentes la quiere en la corte y mucho menos en nuestra mesa —dice Rhaenyra. Rhaenys mira a Saera y devuelve la vista a su plato evitando la risa.

—No vamos a hablar de esto de nuevo, Rhaenyra. Era mi deber...
—¿Tu deber? ¿Sabes cuantas dignas para el matrimonio hay en el reino? Pero tú decidiste acostarte con...
—Estamos desayunando, por favor, ¿podemos dejar de hablar del sexo del rey? —pregunta Saera y Rhaenys tiene que luchar por evitar la risa. Esta última da un suave golpe con el pie a Saera bajo la mesa para que calle y esta vez es Saera la que ríe.

—Princesa Saera, debido a vuestro matrimonio, queríamos invitaros a pasar unos días en Marcaderiva —dice Laena.
—Es todo un placer y un honor Laena, pero no podría ir, no he reclamado un dragón y... No me subo en barcos...
—¿Por qué? Si me permitís preguntar.
—Claro, es solo... No congenio con los dragones y... el mar no me gusta en absoluto...
—Pero sois una Targaryen.
—Irónico ¿cierto? —ríe Saera. —No os preocupéis, es todo un honor vuestra oferta y me encantaría que pudierais pasar más días aquí. La Capital es preciosa y podríamos organizar algo.
—Sería un honor alteza —dice Laena.
—¿Qué me dices prima? —pregunta Viserys.
—Claro... —dice mirando a Saera. —Creo que podríamos quedarnos unos días más... Aunque tengo que volar a Marcaderiva para terminar unos asuntos, podré estar de vuelta al atardecer.
—Te esperaremos para la cena, princesa Rhaneys —dice Saera.

El desayuno termina y Rhaenys se dirige a sus aposentos para cambiarse y partir a Marcaderiva. Está quitándose el vestido cuando siente que alguien en entra en su habitación, pero al mirar a la puerta se da cuenta de que no hay nadie.

—Aquí —dice Saera saliendo del pasadizo.
—Casi me matas del susto —se queja Rhaenys.
—Perdón, casi no consigo librarme de mi padre y sus preguntas sobre qué tal la noche de bodas.

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora