12

452 53 8
                                    

Rhaenys mira durante unos segundos a Saera y después ríe notablemente.
—¿Qué te hace gracia? —pregunta Saera.
—Has estado a punto de acostarte con Laenor, y como no has podido has corrido a mis brazos semidesnuda.
—¿Y eso es cómico?
—Es una situación un tanto... interesante —ríe Rhaenys. —He hablado con Corlys —dice cambiando de tema.
—Oh, Corlys. Lo había olvidado. ¿Nos vio? ¿Te ha dicho algo?
—Evidentemente que nos vio y sí, hablamos de ti.
—¿Y eso es bueno o malo?
—Corlys quiere mi felicidad. Él también tiene sus aventuras y nuestro matrimonio solo es ante la corte.
—¿No se ha molestado?
—En absoluto.
—¿Y eso es lo que soy tras todos estos años? ¿Solo una aventura?
—Sabes que eres mucho más que eso —dice Rhaenys tomando su cara. —Nunca fuiste solo una aventura.
—Te quiero, Rhaenys.
—Pasa conmigo la noche. Corlys ha vuelto a Marcaderiva y yo puedo quedarme un poco más.
—Será un placer princesa.

Al amanecer, Saera se despide de Rhaenys rápidamente y va a su habitación. En esta ya se encuentra Laenor.
—Buenos días —dice Saera entrando.
—He estado pensando —dice él. —Sé que tienes un amante. Y no me malinterpretes, me parece genial. Siempre que te trate bien. Pero... ¿no podrías pedirle a él que te embarace? Haremos pasar al hijo como nuestro y se acabarían los interrogatorios de tu padre...
—Laenor... Créeme que lo haría si pudiera... Pero no puedo.
—¿Por qué? ¿No quieres ser madre o...
—Es una mujer, esposo mío —dice Saera.
—¿Qué? Jamás me lo habías contado. ¿Hace cuanto?
—Desde antes de nuestro matrimonio.
—Y... ¿la quieres? —pregunta Laenor y Saera suspira.
—Sí... más de lo que he querido a nadie...
—¿Te quiere?
—Sí... Eso creo... Eso espero... —ríe.
—Me alegro mucho. Joffrey y yo nos queremos también. Podríamos presentarnos un día los cuatro...

En ese momento Saera abre los ojos como platos.
—Verás. No... No creo que sea posible...
—¿Es tímida? —ríe Laenor. —O aún mejor ¿es algo prohibido? —bromea. —¿Está casada? ¿Es de palacio?
—Basta del interrogatorio. Tengo que hablar con el rey.
—Tendrás que contármelo —ríe Laenor.

Saera se cambia rápidamente y abandona la habitación aparentando normalidad. Sabe que no puede contar a Laenor que es su madre la mujer de la que habla.

—Padre me temo que te tengo devastadoras noticias... —dice la princesa.
—¿Qué ha pasado hija mía?
—Laenor y yo llevamos desde el día de nuestro matrimonio intentando concebir un hijo —miente Saera. —Pero me temo que quizá no soy fértil, padre.
—Hija no digas eso. Mi nieto llegará.
—¿Y si no lo hace? Quiero que mi heredero sea el primogénito de mi hermana.
—¿Un Strong?
—Jace es un buen heredero y lo sabes.
—Que tu hermana me convenciera para casarse con Harwin es una cosa, Saera, que haga a sus hijos reyes algún día, otra muy distinta.
—Papá. Es hora de que lo asumamos. No podré ser madre. Los hijos de Rhaenyra son los siguientes en la línea.
—Quizá tengas razón... Esperemos un poco y...
—Sí, no hay prisa. Pero creo que es algo que tú como rey debes ir contemplando.
—Tienes razón hija.
—Bien... Padre...
—Dime hija.

Saera cierra las puertas de la sala del consejo con llave quedando a solas con su padre.
—Tengo que confesarte algo y... temo que no te lo tomes... bien... Pero no puedo seguir viviendo con ello y viendo cómo especulas al respecto.
—Puedes contarme lo que sea hija mía. Rhaenyra y tú sois mis hijas. Sois todo lo que me importa.
—Estoy con alguien. Sabes cómo yo que Laenor y yo no nos amamos. Hicimos un pacto en el que cada uno podría estar con sus amantes. Él sabe que estoy con alguien más pero no sabe quién es...
—Saera...
—La quiero, papá...
—Te refieres a Rhaenys ¿me equivoco?

Saera suspira profundamente tratando de evitar que sus ojos se llenen de lágrimas.
—Bueno... ella es mi prima... —comienza a decir Viserys. —Es mayor que tú... Y también, está casada con Corlys... Pasará, palomita... Eres joven y dolerá, pero estarás bien...
—Creo... que me quiere también... Han sido años... No es un capricho... No creo que pase, papá. Lord Corlys lo sabe. Ella se lo confesó ayer... Él lo acepta, tiene sus aventuras y quiere que ella sea feliz...
—Entonces os lo estáis tomando en serio...
—Papá... nunca había querido a nadie de ese modo...

Viserys se coloca frente a su hija y la abraza con fuerza mientras esta derrama un par de lágrimas en su hombro.
—¿Te trata bien?
—Lo hace. Es... Es increíble...
—Llevo mucho tiempo sospechándolo...
—Nyra y Daemon también lo saben... Nyra nos pilló y Daemon es muy avispado...
—¿Lo sabe alguien más?
—No... Solo su marido, mi hermana y Daemon...
—Bueno. Vuestro secreto está a salvo conmigo —ríe Viserys. —Quiero que seas feliz. Y creo que ella hace que lo seas...
—Sí... Lo hace.
—Está bien...
—¿Te he decepcionado?
—Nunca podrías... Eres extraordinaria. Serás la mejor reina que haya existido.
—Lo siento por...
—No lo sientas por nada —dice Viserys limpiando las lágrimas de tu hija. —Eres espectacular. Eres una reina de los pies a la cabeza. Serás una soberana ejemplar.
—Gracias papá.
—Lograrás todo lo que quieras y ahí estaré yo para verlo. Para verte cumplir todo. Rhaenyra y yo siempre estaremos contigo.
—¿Aunque tu esposa nos odie? —ríe Saera.
—Alicent os quiere, sobre todo a Rhaenyra. Era su mejor amiga.
—Mejor no hablemos de ella, acabaremos discutiendo si lo hacemos.
—Bueno...
—Papá. Por favor. No le cuentes a nadie lo de mi aventura.
—Hija jamás diría nada que te hiciera daño. Me lo llevaré a la tumba, lo prometo.
—Eres el mejor. Eres un gran padre, papá. Y un gran soberano. Además de una gran persona. Sabes... no he hablado mucho con ella sobre ti, pero... Rhaenys te quiere muchísimo. Pese haberle quitado su trono... —bromea Saera en esa última frase.
—Oye yo no decidí —se excusa Viserys. —Creo que fue injusto. No me di cuenta de ello hasta que te nombré heredera. Rhaenys debía haber sido reina... Estaba más capacitada que yo. Nunca me disculpé con ella. No pensé que tuviera que hacerlo pero...
—Bueno, aún hay tiempo si aún quieres hacerlo...

HEIRESS (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora