devoción absoluta

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Aurora Brown

Intenté abrir mi departamento con dificultad, porque tener las manos de Remus en mi cintura y sus labios sobre mi cuello no me dejaba hilar pensamientos, no podía ver con claridad.

—Estas distrayéndome, papi. —se me escapó un gemido de los labios.

Cuando él confesó sobre el encantamiento, sentí como un peso se iba de mis hombros, ¿Cómo es que tenía la suerte de haber dado con un hombre tan encantador como Remus?

—Abre la maldita puerta —demandó— ... o voy a tener que follarte aquí en el pasillo. Donde todos van a poder ver como me vuelvo un desquiciado por culpa de tu estrecho agujero.

Me apresuré, haciendo todos los movimientos posibles mientras sentía su erección rozarme la espalda, su cresta cada vez se iba endureciendo más y solo quería envolverlo entre mis labios.

Hasta que por fin escuchamos el clic de la cerradura, Remus hizo que girara y me levantó poniéndome en su hombro.

¿A caso tenía más fuerza mientras más destrozado se veía?

No me dio tiempo a si quiera pensar mucho. Cerró la puerta mientras gemidos rotos e irregulares salían de sus labios, lograba que sintiera la humedad entre mis piernas tan densa y fresca.

Dejé de respirar cuando de un movimiento brusco me alejó, poniéndome frente a él, luego sostuvo mis caderas para girarme, y me dobló sobre el lugar en donde como. Sostuvo los lados de mi cuerpo mientras mi rostro quedaba apretado contra el mantel de plástico.

—Necesito follarte una vez más —su voz suplicó. Apretó mi cuerpo contra la mesa empujando sus caderas, en el proceso su miembro quedó encajado justo entre mis nalgas, me hice hacia adelante sin ningún motivo coherente, el juego de sentirme una presa parecía excitante, queria que me obligara a tomarlo completo.

—¿No estas cansado? —pregunté apartando el constante latido de deseo que despertaba dentro de mi.

Se inclinó sobre mi cuerpo a susurrarme— Nunca podría cansarme de ti, delicia.

Jadee con desesperación de que arreglara el molesto dolor que estaba generando en mi clítoris, estaba ansiosa porque volviera a poner sus dedos ahí.

—¿Tu estas cansada? —su cuerpo se enderezó y despegó un poco su tacto de mí.

—Claro que no —negué con la cabeza aun con la mejilla pegada a la mesa.

—Entonces vamos a quitarte esto...

Pensé que era enserio, pero sentí garras destrozarme el pantalón, se abrió a la mitad haciéndome aguantar un gemido. Me quedé inmóvil en mi posición con el trasero ahora expuesto e inclinado como si mi cuerpo fuera una ofrenda que debía darle al dios más sádico del lugar.

Remus parecía volverse extremadamente dominante en estos momentos, como si una parte de él que ocultaba con su ternura, tranquilidad y empatía se volviera desesperada y ansiosa por mi.

—No creo poder cansarme de ti. —no escuché cuando se bajó el cierre, solo sentí su miembro tibio rosarme por encima de mi ropa interior.

—Papi —ahogué un gemido, su punta con pre semen estaba humedeciendo más mis bragas ya en ese estado.

—Suplícalo. Suplica por la polla de papá.

Siguió con sus movimientos, recorriendo desde mi clítoris hasta mi trasero, el calor se expandía por donde tocase.

—Vamos papi —dije, sacudí mis caderas y gemimos como uno. — Se que quieres tenerme para ti. Hazlo de una vez, te necesito mucho...

No se molestó en quitarme las bragas, simplemente las movió hacia un lado, su punta empezó abrirse paso dentro de mí, inspiré y sostuve el aire en mis pulmones.

eat me; remus lupin (✔︎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora