¿soy maternal?

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Aurora Brown

Al día siguiente, como Teddy no debía ir a la escuela, le propongo ir a la plaza, la misma en la que lo vi por primera vez, emocionado y sin dejar que termine corre en dirección a su habitación, vuelve con una mochila verde sobre los hombros, mientras noto el sol irradiar calor a través de la ventana le pido que se coloque una gorra, por lo que vuelve a correr y ahora, al volver, tiene una gorra roja en la cabeza, la cual oculta una parte de su cabello azul, pero mechones rebeldes se zafan de la misma.

Empezamos a caminar, minutos después, en dirección a la plaza que siempre parece repleta de niñas y niños jugando. En un momento, cuando debíamos cruzar la calle, esperando que el semáforo se ponga en verde para poder pasar, me detengo a observarlo, con sus ojos de izquierda a derecha mira los autos que pasan, sus cejas se encuentran fruncidas en forma de concentración.

—Creo que podemos cruzar —dice, y su mano se sujeta a la mía, espera a que empiece a caminar, pero hasta que sus ojos no me observan no vuelvo de mis pensamientos.

—Oh, si, si —susurro, antes de cruzar miro a los lados y sus dedos pequeños me aprietan la mano por segundos.

Observarlo por esos segundos me transmitió ternura, y un sentimiento que desconozco, me sacudió el pecho, era como si todo encajara, como si este momento fuera mío y suyo.

—Cuidado con los columpios —le doy una advertencia a Teddy mientras corre pasando por atrás de unos niños que se balancean, él gira un poco la cabeza y me mira con los ojos fruncidos, y rio, pero luego un sentimiento arremolinador se sienta en mi pecho, similar al que acabo de percibir hace un rato. Desconozco bien de qué se trata, noto que se me comprime el pecho, ese momento me parece crucial, mis ojos no se apartan de Teddy mientras lo veo correr directo al tobogán, es como si tuviera una conexión más fuerte, un instinto.

Trago saliva con dificultad, mis ojos se desvían por segundos a otras personas que llevan a sus hijas o hijos al parque, me hace sentir igual a ellas, quizás hasta piensen que soy su madre, pero ¿Realmente me veo como una? Mis ojos vuelven a Teddy que espera para volver a subirse al tobogán, bajo mi mirada a mis zapatillas deportivas blancas, un pantalón corto ajustado y llevo una remera de tirantes, el calor es fuerte, hasta le dije a Teddy que se pusiera una gorra por el sol...

Trago con dificultad y obligo a mis ojos a volver a Teddy, quien corre hacia mí. — ¿Puedo subirme a ese? —se detiene delante de mí y señala hacia un lado, observo que hay dos niñas en lo que parece un mini carrusel, y una mujer a su lado, como supervisándolas.

Mierda... ¿Por qué todo me hace pensar en que podría verme así?

—Okey —respondo algo temblorosa. Sin perder un segundo más, de reojo observo que va en la dirección del viento, lo sigo ya que el juego se encuentra algo lejano a donde estaba parada, solo me detengo cuando estoy a unos centímetros de la otra mujer.

Teddy relentiza su paso y observa a las niñas antes de hablar— Hola, soy Teddy, un gusto ¿les molesta si me subo?

Wow —oigo que la mujer castaña junto a mi suspira.

Mis ojos van de Teddy que empieza una conversación con las niñas a la mujer, unas arrugas se forman en su frente, pero no parece mayor de cuarenta. Ella sonríe hacia mi— Que educado es tu hijo.

No puedo evitar ser notoria ante mi reacción perpleja, sus palabras son como un alfil pequeño que logra encontrar el camino a un lugar sensible. Parpadeo varias veces, intentando recuperarme y retomar el aire que se me escapó.

—¿Te encuentras bien? —pregunta y da unos pasos más cerca.

Asiento sin encontrar las palabras. Mis ojos se desvían a Ted que ahora se encuentra sobre el juego que da vueltas no muy rápidas— Aurora, Aurora, mírame —llama con emoción, su mano se levanta y empieza a saludar como lo haría una reina que acaba de ser coronada, hay una sonrisa en sus labios, y mi pecho vuelve a oprimirse, con este sentimiento de afecto, de querer abrazarlo, de querer que...

—Oh, lo siento, ¿no es tu hijo? —su voz suave me distrae, la observo y me veo reflejada en sus ojos, veo las lágrimas caer por mis mejillas.

—No. —susurro algo débil y bajo la cabeza— Ojalá lo fuera.

eat me; remus lupin (✔︎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora