eat me; remus lupin (✔︎)

un colapso

Remus Lupin

Observo con paranoilla a las personas que pasan a nuestro lado, después de dejar a Teddy volvemos a casa, Aurora dijo que entraría unas horas más tarde por lo que me va a acompañar a comprar. Frunzo el ceño en la dirección de todos, siento sus ojos en nosotros, no sé si nos están juzgando o deseando en silencio y con miradas lascivas a Aurora. Me enfurece más de lo normal pensar en lo segundo, me genera una impotencia que no puedo manejar, ira que no se en donde almacenar.

—¿Pasa algo Rem? —la voz de Aurora me distrae de mis pensamientos.

Giro la cabeza, fijando mis ojos en los suyos, parece interesada y un poco confundida— Nada —contesto, en un tono más grave del que me doy cuenta.

—¿En serio? —no parece para nada convencida de mis palabras.

—Si, claro —intento quitarle importancia, negándolo también para mí.

—Pareces tenso, si te molesta algo podemos...

—Estoy bien, en serio —camino hacia la puerta de casa y cuando estoy cerca la abro— Voy a buscar una bolsa y mi billetera, espérame, no tardo.

Cuando camino hacia la cocina no pienso en nada, me guardo mi cartera que estaba sobre la mesa y después voy a la habitación de Teddy, por alguna razón sé que la bolsa de tela está ahí, la busco en segundos y la veo bajo la cama. Al salir cierro con llave.

—¿Entonces no vas a decirme que te ocurre?

—Lo que pasa es que no me ocurre nada —ante esa declaración siento un punzante dolor en la sien, es algo intenso y me hace fruncir el ceño— Solo un poco de dolor —y me doy unos toques en el lugar.

—Oh —sus cejas se unen antes de acercar su mano lento a mi cabeza, se levanta un poco parándose de puntitas y acariciando mi cabello en un movimiento uniforme, pero cuidadoso, luego baja su mano hasta mi mejilla. — ¿Quieres que vaya yo? No tengo problema, quédate y descansa un poco, no quiero que te esfuerces demasiado...

Empiezo negando con la cabeza— No, no, no. Estoy lo suficientemente bien para ir... —siento mi cabeza bombear por segundos, entonces intento no pensar en eso, desviando mi atención del dolor.

—No se —duda, su mirada revolotea por mi rostro buscando algún indicio de mi dolor, algo que le dé a entender que miento. Pero solo pienso en que soy consiente de que la razón que le di no es la única, quiero cuidarla ¿Cómo espero dejar que ella salga de casa sin desconfiar de las personas que la miran como un trozo de carne?

—Estoy bien, vamos —sujeto su mano y la guío mientras caminamos— ¿Por qué entras tarde a trabajar hoy? —cambio de tema.

—Debo estar antes de las cinco en el trabajo, porque hoy es el día veintitrés del mes, estos días por lo general se celebra una pequeña fiesta en el museo, es como una especie de tradición —divaga con aburrimiento— Tengo que dejar un informe y vuelvo, no voy a quedarme...

Sus palabras siguen, pero me distraigo en el momento en que percibo a otra persona cerca, una mujer que pasa justo por alado de Aurora la mira con atención, sigo a la chica con mis ojos, fijándolos con intensidad, me arde el cuerpo de impotencia, gruño hacia su dirección.

—¿Qué? —Aurora me frunce el ceño, claramente confundida por interrumpirla. — Basta Remus. Dime qué te pasa —no suelta mi mano, solo sube un poco su tono de voz mientras seguimos caminando.

—No se —le soy sincero, sostuve su mano con firmeza, no me permití mirarla, confesar lo que pasa por mi cabeza en este momento me parece más complicado de lo usual, siento una cadena de celos que me oprime todo el cuerpo, no me dejan respirar mientras pienso en las mil y una maneras en las que podría dejarme sin dudarlo, no merezco a Aurora en ningún aspecto, ella incluso juega con Teddy y es amable y cariñosa.