Remus Lupin
De un movimiento rápido mi ropa ya no estaba cubriendo mi cuerpo, el que una vez tuve tanta vergüenza de mostrar con ella era fácil, era gratificante no ser juzgado.
Me incorporé quedando de rodillas y mis ojos pudieron tener una vista más completa de su cuerpo.
Su pecho subió y bajó muy rápido una sola vez, la luz que venía de la ventana era solo una línea pero era suficiente para dejarme ver su cuerpo desnudo y la piel de gallina que se le había puesto.
Me acerqué y deposité un beso en sus labios, cariñoso y suave. Cuando me alejé solo un poco, su respiración era caliente en mis labios y mirándola de cerca noté unos mechones de su pelo que se le habían quedado pegado al rostro, por lo que los alejé y acaricié su mejilla con el dorso de mi mano.
—Te vez tan hermosa que no quiero follarte, solo mirarte hasta que los ojos me ardan de tenerlos abiertos —susurré.
Pestañeo de la manera más caliente que eh visto— Me gusta que me mires así.
—¿Cómo un maldito loco que quiere hacerte gritar de placer?
—Si... pero también con... —aguantó la respiración cortándose.
—¿Con qué? —incite. Quiero saber cada pasamiento que pase por su cabeza, no me importa de que se trate, solo quiero escucharlo salir de sus labios.
—Con amor —su voz parecía insegura, pero sus ojos demostraban esperanza.
Una sonrisa se despliega en mi rostro y la veo complacida— Quiero verte toda la vida.
Movió los labios como para responder, pero luego sus brazos me acercaron de la nuca a sus labios.
Profundizar el beso me hizo gemir, mis manos fueron codiciosas queriendo acariciar cada parte de su cuerpo, por lo que fui desde la parte trasera de sus muslos hasta sus pechos.
Masajee cada parte, mi toque la hacía estremecer y eso me hacía poner duro, al punto que ya empezaba a doler pero era tanto mi aguante que prefería que ella diera el primer paso.
Para mi suerte no tardo tanto en avanzar.
Las palmas de sus manos me empujaron de los hombros y nos separamos de nuestro beso— Papi... te quiero dentro —desde donde estaba podía oler la humedad constante en su intimidad— Muy dentro...
Levantó las piernas y las posicionó a los lados de mi cintura, mis ojos no tenían control cuando miraron la unión de sus muslos.
Un gruñido broto desde mi garganta mientras miraba su humedad y bello, me estaba quedando sin aire en los pulmones y palabras en mi cerebro.
—Papi va a maltratar tanto tu pequeño coñito, que no vas a poder caminar, cielo —levanté la vista a sus ojos y estaba excitada, podía ver a través de ella.
—Lo quiero, no me importa. —su voz fue segura.
Abrí un poco mis muslos sentándome sobre mis piernas para no sostener todo mi peso en los brazos y mi mano derecha fue directo a mi miembro palpitante, la punta estaba roja y las pelotas me empezaban a pesar de aguantar tanto correrme.
Me masturbe mientras nos mirábamos a los ojos, algo que parecía absurdo, pero podía jodidamente venirme y desparramar todo justo sobre su vientre. Su mirada se desviaba de vez en cuando a mi miembro y esté palpitaba mientras el pre-semen se escurría.
—¿Vas a poner eso donde me duele, papi? —se removió y su mano acaricio mi mandíbula apretada.
—Si, corazón. Papi tiene que liberarse dentro, ¿estás de acuerdo?
—Si —sus pulmones se quedaron sin aire y dio una fuerte respiración controlándose.
Acerqué la punta de mi miembro y esparcí sus fluidos por fuera, sus ojos se abrieron con sorpresa y sus manos buscaron desesperadas de donde sostenerse.
—Abrázame del cuello, pequeña —sus brazos no tardaron en rodearme.
Como si ya conociera cada parte de su cuerpo logre entrar con toda la lubricación necesaria, sus uñas se clavaron en mi espalda y volvimos a gemir como animales sin controlar el volumen.
—Cielo —lance una advertencia al aire con mis ojos fijos en los suyos— Mierda —maldije, ¿quería que mi corazón sufriera un infarto? — Tenemos que escondernos... amor, esto —me corté mientras mi miembro entraba más profundo, nunca terminaba.
—¿Qué, por qué? —su voz sonó asustada por mi comentario, pero luego un maullido de placer la hizo olvidar.
—Nadie tiene que ver lo que tienes entre tus piernas... esta tan apretado —la verdad era que estaba sosteniendo mi miembro tan fuerte que podría volverme adicto a esta sensación. — Nadie tiene el derecho de estar dentro de mi pequeña como lo estoy yo.
Cuando logre juntar su pelvis con la mía mis pelotas estaban acariciando sus nalgas blandas. Mi mano derecha quedo dura como un poste junto a su cabeza, mientras que la izquierda sostenía su trasero, lo apreté hasta rasguñarlo procurando dejar una marca de la que ella no se quejaría luego.
—¿Estas preparada para que me mueva? —sentía que, tal vez, ella no quería que le preguntara algo que ya respondería su cuerpo moviéndose tan incitador.
—Por favor, hazlo —suplicó.
Salí de su hendidura y se sintió tan frío que volví a entrar duro, no fue mi intención pero... Merlín, ella rasguñó mi espalda y gritó mientras mi miembro se endureció más de lo que ya estaba.
—Otra vez —pidió.
—Lo que mi niña linda quiera —me acerque a besar sus labios para volver a hacerlo, una y otra vez. Tantas veces que ambos estábamos aguantando el orgasmo porque se sentía grandioso, las estrellas deberían brillar a nuestro alrededor.
—Papi, papi, papi —sus gemidos eran largos y calientes.
No tuve que preguntarle nada cuando sentí que empezaba a correrse sobre mi miembro, su interior me estaba ordeñando tan duro que ya no quería aguantarlo y me liberé estando profundamente en ella.
Solté cada gota acumulada hasta que los dos temblamos al unísono, me retire de ella con cuidado y mis ojos bajaron queriendo comprobar que no hubiera nada de sangre, para mi placer vi como mi semen se desbordaba y salía completo.
Caí justo sobre su pecho que subía y bajaba, escuché el latido de su corazón, el sonido fue relajante. Mi nariz absorbió el aroma, era tan intenso que se filtraba por cada poro de mi cuerpo, y quedó grabado en el almacén de mi cerebro.
Levanté mi cabeza mientras me sostenía de los codos, mis ojos cansados se fijaron en los suyos ya cerrados.
Su respiración era lenta, más controlada y su cuerpo estaba completamente relajado. Ella había quedado exhausta y no me importaba una mierda que se quedara dormida en mi cama, era todo lo contrario, Aurora era un sueño etéreo que ansiaba.
Sacudí la cabeza y me volví al reloj junto a mi cama, Teddy salía en veinte minutos.
Dejé todos los besos posibles esparcidos por su cuerpo, desde su rostro hasta su cuello, tampoco me aprovecharía de que ella durmiera.
ESTÁS LEYENDO
eat me; remus lupin (✔︎)
Fanfiction𝗗𝗮𝗱𝗱𝘆 𝗴𝗶𝗿𝗹 ⎡𝗥𝗲𝗺𝘂𝘀 𝗟𝘂𝗽𝗶𝗻 ; Un hombre honorable, un padre presente que no dudaría en proteger a los suyos, un hombre por el cual la mayoría diría: Lupin es un buen tipo, se merece todo lo bueno. Un hombre grande, fornido, maduro y �...