él no lo sabia

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Aurora Brown

Pasamos varias horas abrazados, riendo de mis pensamientos tontos, llorando porque no quiero dejarlo ir, Remus me consuela al instante jurando que volverá, y sé que lo hará, no hace falta que lo jure, solo quiero esas palabras saliendo de sus labios. Cuando creo que ya es la hora, me levanto para empezar a preparar algo para comer, Remus me dijo que había filetes en la heladera y quedaba algo de papas, quiero hacer algo que nos haga sentir mejor. Decido hacer abundante, para así solo calentarlo en la noche para Teddy y yo.

Mientras aplasto el filete, intento no pensar en cuanta falta va a hacer Rem, es uno de los pilares de Teddy, y no tengo idea de cómo va a reaccionar, pero no espero algo bueno, por alguna razón siempre espero lo peor, es una manera de prevenir o de estar preparada.

Paso de la cocina a su habitación, corroborando que se encuentre bien y no le falte nada. Hora antes de buscar a Teddy ayudo a Remus a levantarse, no me permite hacer lo mismo cuando se cambia, y respeto que se sienta algo avergonzado o incomodo, quizás nunca esperó que alguien lo cuide o ayude de tal manera.

—Sabe estupendo —gime mientras mastica la carne— Que bien te salió, puedo saborear en mi lengua cada condimento… —sigue masticando mientras lo observo orgullosa, ya va por el tercero.

—Me alegra que te guste.

Saber que disfruta tanto de la comida que preparé me hace sentir satisfecha, porque acabo de complacerlo antes que se vaya es un latido constante de mi corazón enamorado.

Cuando menos lo espero se hace la hora de buscar a Ted, siento mi respiración agitarse un poco, mi sangre bombea un poco más rápido al ser consiente que también se acerca la hora de despedirme de Rem. Mientras caminamos en dirección a la escuela, a un paso regulado y con nuestros dedos entrelazados, giro un poco la cabeza para observarlo, tratando de guardar en mi mente cada característico detalle de su rostro, cada cabello desaliñado, y sus cicatrices que relucen y enrojecen a la luz del sol.

—Voy a volver —promete— No hay otro lugar al que quisiera ir.

—Okey —digo algo avergonzada, sabe lo que pienso, soy tan obvia con mis gestos.

Cuando Remus se detiene, lo hago igual, muevo la mirada cuando escucho el sonido del portón colorido abriéndose, por primera vez husmeo el interior, pero poco veo, las paredes son verdes y veo juegos, un tobogán azul y un columpio arcoíris.

—Adentro parece lindo —susurro algo distante.

Vuelvo la mirada a Remus cuando no recibo respuesta de él. Sus ojos se encuentran en algo frente a él, brillan de emoción mientras sus labios permanecen entreabiertos, sus cejas se arquean y sostiene mi mano con fuerza, apretando mi palma sin hacerme daño.

—Se que lo harás. Pero cuídalo como si fuera tu hijo —dice momentos antes que Teddy se le abalance y lo abrace, su mano aun me sujeta cuando lo aprieta contra sí.

Lo que me dice me deja sin palabras, no soy capaz de reaccionar por momentos, me sorprende su petición, pero también hay emoción anticipada.

—¡Te extrañé mucho papá! —me es curioso que cada vez que se vean muestren la misma emoción, se demuestran algo a lo que aspiro, un amor tan puro y adorable de padre e hijo que no puedo evitar mirarlos con ojos soñadores.

—Yo igual... —su voz es algo débil, mientras intenta con sus fuerzas sostener a Teddy con firmeza.

Cuando mi respiración se vuelve irregular es en el momento en que nos desviamos de el camino, no nos dirigimos a la casa de Remus. Teddy es atento y pregunta. — Vamos al bosque —dice con suavidad— Esperaba que no te importe, es lindo cuando alguien va contigo —su voz me suena distante e intento contener las lágrimas.

—Está bien papá. Me gusta ir contigo —le sonríe, sostiene su mano derecha mientras voy del otro lado sosteniendo su mano izquierda.

Caminamos por un sendero medio iluminado, el aroma al bosque, la humedad y las plantas inunda mis fosas nasales y lo disfruto, nunca estuve tan cerca de la naturaleza, excepto cuando hacía la tarea en Hogwarts y me acercaba solo un poco al bosque prohibido, era atrayente, algo había ahí que me hacía sentir cómoda.

—Es bonito ¿verdad? —comenta Remus al girar un poco la cabeza hacia mí.

—Se siente muy agradable, el aroma es delicioso, y... ¡Oh! —me sobre salto cuando se oye un pato, mi mirada se gira y lo observo, su pelaje es de un amarillo pulcro y es pequeño. Me giro con una sonrisa y observo a Ted que tiene la boca entreabierta.

—Ve a verlo —le susurra a su hijo. — Pero ten cuidado. —ni siquiera responde, solo noto de reojo su cabello azul flameando al correr.

—Le gustan los animales —observo como se acerca con cuidado, camina por la tierra mojada pisando despacio.

—Si... Me dará miedo cuando crezca y viva solo, va a tener su propio zoológico —ríe.

Lo observo, su sonrisa es algo torcida, y absorbo el momento, me inclino y junto nuestros labios, son ásperos, pero suaves, tiene todo lo que quiero, tiene incluso más.

Se aleja un poco y me mira a los ojos, luego se mueven para observar detrás de mi, y me giro— Vamos, Ted —llama.

—Oh —su cara se entristece un poco, pero se levanta y vuelve corriendo, el pato se asusta y camina en dirección opuesta.

Después de un rato de caminar, el sendero desaparece, hay arboles por todos los lugares, oigo pájaros cantar, a lo lejos el agua corre y golpea contra algo, hay hojas en el suelo, pero los árboles parecen llenos de ellas.

—Hasta aquí, no quiero que se pierdan —murmura al detenerse— Ted. Escúchame —Remus suelta mi mano y se pone de cuclillas frente a el pequeño.

—Si papá —observo que endereza su columna mientras lo mira atento.

—Tienes que hacerle caso a Aurora —su mano grande acaricia los mechones azules que brillan por el sol— Ella va a cuidar de ti. Habla con Aurora como lo haces conmigo, y si alguien te hace algo, díselo ¿sí?

—Claro, papá —los ojos de Teddy dejan de mirar a su padre y me observan, dejo de respirar por segundos y le sonrío, tratando de parecer segura, voy a hacer esto.

—Y... Cuida de ella, es algo torpe —le susurra lo suficiente alto para que pueda oírlo.

—Cállate Remus —contesto.

—Oh, vamos —se levanta mientras le frunzo el ceño aun con una sonrisa en los labios, su boca se acerca a la mía antes que pueda impedirlo, su beso es intenso y profundo, dura lo que me parecen largos segundos. Cuando por fin se aleja, no puedo evitar mover los ojos en dirección a Teddy, quien tiene una expresión de sorpresa, con ojos muy abiertos y la boca en forma de “o”. Siento mis mejillas llenarse de cosquilleos mientras Remus parece calmado.

—¿Qué fue eso? —pregunta.

Remus traga, pero se acerca con cuidado y vuelve a ponerse de cuclillas— Un beso, se lo das a alguien que quieres tanto que sientes que te falta el aire. Hay que ser cuidadoso a quien le permites un acercamiento tan... intimo. A quien ames de verdad y sientas confianza, puedes permitirle que te bese, si lo quieres obvio.

Sus palabras me sorprenden ¿alguien puede ser tan sincero y cuidadoso con sus palabras? Definitivamente Remus lo es, y es hermoso como le habla a su hijo sin mentirle, sin confundirlo, parece algo curioso dejando la sorpresa a un lado.

—Amo a Aurora, Teddy. Ella me hace feliz tanto como tú. Espero que no te confunda lo que te digo. Solo quiero dejarlo claro para que lo entiendas, y puedes preguntarme cualquier cosa.

—Me agradas, mucho… —dice en mi dirección, y muerdo mi labio inferior para no sonreír demasiado— Creo que hicieron bien. Son lindos juntos. Mamá estaría feliz de que pudiste volver a sonreír tan grande, papá —su voz es suave y ligera, pero se mantiene en mi alrededor, adorando como esto me hace sentir, aliviada de saberlo.

eat me; remus lupin (✔︎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora