un objeto de placer

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Después de ese encuentro se habían saludado y alejado, no lo vió cuando estaba pagando lo que llevaba, porqué si, lo buscó.

Decepcionada de no poder volver a verlo se dirigió a su casa, un departamento con el peor de los caseros que le podrían haber tocado, estaba constantemente detrás de ella si se retrasaba al menos unas horas en pagar.

Abrió la puerta y dejó las compra sobre la mesa de la cocina, el lugar no era grande pero estaba bien para ella sola. Su cuerpo cansado fue en dirección al baño, una ducha antes de comer y después a dormir.

El haber hablado con Remus le había quitado tiempo, pero definitivamente no se arrepentía aunque fueran unos segundos.

Por primera vez en mucho tiempo se había tocado, sus partes que jamás habían sido una zona placentera sino donde solo albergaban recuerdos escalofriantes y tristes, habían disfrutado y se sintió viva de una manera diferente.

No pensó en el dolor que una vez sintió, si no es sus manos que sostenían sus hombros, sus dedos debían ser mucho más gruesos que los de ella y su imaginación fue su ayuda a terminar.

Después hizo algo rápido para comer, estaba hambrienta y descansó teniendo su mente en él, esa admiración que Remus le generaba se estaba convirtiendo en algo más y no le importaba en lo absoluto.

Remus pasó por algo parecido. Después de llegar, organizar las compras, cocinar algo nutritivo a Teddy, lo recostó y cuando ya estaba completamente dormido, su mente se aturdió.

Frotó sus dedos entre sí , anhelando la suavidad de su piel, sonrió recordando ese sonrojo que parecía permanente en las mejillas de Aurora.

«¿Cómo estaría ella?» Se preguntó una y otra vez, se arrepintió de no haberle pedido su número, no entendía mucho sobre eso pero le hubiera gustado platicar un poco más. Haberle preguntado en que estaba ahora, donde vivía y si estaba bien.

Entró en su oficina y suspiró viendo el libro a mitad de leer en el escritorio, mientras más rápido lo terminara más rápido podría empezar el otro.

Se sentó es su silla de cuero, se puso los lentes para ver mejor las palabras y empezó a leer. Leyó un párrafo y escaneó la imagen de la página siguiente, un dibujo de una vulva con sus partes marcadas.

La observó más de lo debido, hasta que su miembro dolió. Pero no era la imagen. Si no su propia imaginación jugándole una mala pasada, debía ser castigado por ser un pervertido, porque así se sintió.

Un pervertido por imaginarse a la chica del supermercado abierta para él, lloriqueando mientras disfrutaba por él.

Apretó el puente de su nariz cerrando el libro, lo dejo a un lado, ser un maestro en el mundo muggle era mucho más difícil.

Miró por la ventana, las nubes cubrían la media luna haciendo parecer humo, le parecía hermosa pero lo destrozaba al ser una luna llena.

No podía permitirse una vida tan normal como la que estaba fingiendo tener, por ahora no había tenido que lidiar con un día de luna llena y cuando ese día llegara no sabría qué hacer con Teddy. Era lo suficientemente independiente como para hacer su desayuno y recostarse solo, pero no para cuidar de él, ese era su papel y debía de ser un padre responsable.

Se recostó sin poder bajar su erección, había dejado sus placeres a un lado no podía permitirse algo así. Se volvería loco si lo hacía.

Miro el reloj a un lado, 5:03.

Lo considero una y mil veces, porque su miembro solo lograba ponerse más y más duro, era muy tarde para una ducha pero era necesaria.

No funcionó, gruñó cuando el frío cubrió su pene, ni siquiera sabía que el agua a esa temperatura podría llegar a excitarlo de tal manera.

Sin otra opción empezó a masajearse, imágenes morbosas cruzaron por su mente, todas tenían que ver con ella y no pudo evitarlo.

Sus mejillas llenas de su semilla lo hicieron sostener de los azulejos, su cuerpo se tensó hacia adelante. Jadeos salían de sus labios haciendo el intento de no murmurar su nombre.

Cuando terminó, la pared quedo manchada de una manera excesiva con su esperma, que le hubiera gustado que fuera a parar en otro lugar.

Debía de dejar de pensar en esa joven de esa manera tan vulgar y pervertida, sus labios estaban deseosos de probar... de probarla de una manera íntima y pecaminosa.

No pudo sacársela de la cabeza ni en la mañana siguiente, pensó que podría haber sido la frustración acumulada por no tener tiempo para intimar con alguien más, y no había tenido ese deseo hasta que Aurora apareció en su campo de visión.

Ahora tenía que encontrar la forma de que ese pensamiento pasajero se desvaneciera, todavía no sabía como pero luego encontraría la forma.

Ahora tenía que dejar a Teddy en el jardín, solo este año ya que el que venía entraría a Hogwarts.

El niño de cabello azul corría unos pasos delante de Remus, le gustaba ver las vidrieras e ir adelante para tener su tiempo de observar.

—¡Papá! —lo llamó mientras pegaba sus manos a el vidrio y observada con curiosidad. Remus se acercó hasta él y se fijó en el local con la boca abierta— Me compras uno, dice que son juguetes.

Su cuerpo se tensó y se puso nervioso de tener esta charla con Teddy tan pequeño, estaba preparado para tenerla pero no pensó que podía ser ahora.

—Hijo —inspiró calmándose— Esos juguetes los usan los adultos, no son lo que crees.

—¿Entonces para qué son?

Ambos empezaron a caminar dejando la tienda atrás, pero Remus tomo nota de donde estaba exactamente.

—Dan placer —los ojos del niño lo miraron sin comprender, pero interesado— Es un sentimiento bueno, que de vez en cuando se tiene cuando disfrutas de hacer algo.

—¿Cómo cuándo dibujo?

—Podría decirse así. Pero ese es algo diferente, el sentimiento viene más de tu cuerpo.

La charla duro hasta que ambos estuvieron frente al portón verde chillón del jardín, en el muro estaban pintadas las flores de diferentes colores y formas. Terminó su charla con un Teddy sonriente, Remus también le sonrió y abrazo a su hijo antes de que se separaran.

Lo estuvo dudando todo el camino, de igual manera tenía que pasar por esa calle pero era una sorpresa esa nueva tienda, la curiosidad lo invadió e impulsivamente -algo que para él no pasa muy seguido- entró.

El ambiente era elegante, su olor era como a una brisa y no había mucha gente. Poco le importaba si lo veían ahí, solo estaba intentando saber que elementos tenían, tal vez hasta uno le ayudaría.

eat me; remus lupin (✔︎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora