luna, nos traes tanto dolor

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Aurora Brown

Un frio me recorre el cuerpo en el momento en que veo la figura de Remus alejarse, se pierde entre los árboles y de reojo noto que Ted levanta su mano bien alto y lo saluda. Ambos nos giramos segundos después, empezamos a caminar sin decir nada, supongo que intenta asimilar lo que va a pasar de ahora en adelante.

Su ausencia se instala en mi interior, se remueve inquieta y quiere provocarme vómito, pero lo trago, intento calmarme, inspiro aire, exhalo temblorosa. Me concentro en Teddy, sus ojos intentan estar en todos los lugares a la vez mientras caminamos por el bosque, no está demasiado oscuro, recién empieza a ocultarse el sol, por lo que el cielo tiene una tonalidad naranja.

—Espero que te gusten los filetes y el puré de papa combinados, creo que hice como para una manada de lobos —intento hacerlo reír.

Levanta la mirada y me observa con una sonrisa suave— Tengo mucha hambre la verdad, y no he probado eso junto, pero creo que me va a gustar —asiente.

—¿Qué tal la escuela, los niños o las maestras? —comienzo nerviosa— ¿Qué tal tu día, simplemente?

—Oh, bueno —noto que responde algo agitado, camina rápido, porque esta intentando seguirme el paso, entonces empiezo a ralentizar mis pasos. — Emm... creo que estuvo bien. Sabes, voy a contarte algo —su voz baja un poco por lo que me muestro interesada mientras las casas empiezan a ser visibles— Hoy un compañero, Fatnit, me dio un recorte, es un corazón y tiene a dos niños dibujados; él y yo. —al concluir, detecto que revisa en el bolsillo de su pantalón amarillo y saca un papel rojo, me lo entrega y lo abro, es un corazón doblado a la mitad y efectivamente, tiene a dos niños dibujados con lápiz negro, excepto por el pelo de uno, que es azul intenso.

—Oh —suspiro— Que lindo ¿Es algo así como tu mejor amigo?

Sus ojos me observan por segundos, analizando lo que acabo de decirle, pensando en que contestarme. — Bueno. No lo sé. No creo, no se siente así.

—¿Y que sientes? —pregunto demasiado rápido.

El silencio se prolonga, sus ojos bajan al suelo, sus pensamientos deben ser demasiado confusos si lo mantienen cayado, siento algo de culpa mientras lo observo, estoy haciéndole demasiadas preguntas a un niño de once años, no debería abrumarlo demasiado. — No sé, no sé qué es lo que tengo que sentir, ni como es... Eh...

Me tiembla el pulso mientras su mano se aferra a mí con más fuerza, no soy como Remus, ni siquiera sé cómo hablar con un niño, no sé cómo explicarle, ni que debería explicarle. Inspiro aire intentando calmarme, solo tengo que ser sincera, usar palabras sencillas y calmada, tal cual lo hizo su padre.

—Bueno, creo que puedes sentir cariño hacia él, quizás sientas que lo quieres...

—Un poco, tal vez. Se sintió lindo cuando miré el dibujo, quiero conservarlo siempre —al final frunce el ceño y vuelve a mirar mis ojos.

—No lo entiendes ¿no? —niega con la cabeza. — Bueno, creo que cuando le cuentas a alguien lo que te pasa, mejor puedes descubrir que es, me alegra que me lo contaras y quiero ayudarte a entender —hago una pausa al entregarle el corazón y espero a que lo guarde en su bolsillo— ¿Qué piensas tú de él? ¿O que se te viene a la mente cuando lo ves?

Lindo. —su repentina palabra me sorprende por segundos— Bueno. Eso es lo primero. Creo que él es lindo, tiene el cabello muy negro y ojos azules, como el color del cielo... su nariz esta algo torcida y es bonita. Pero también es muy amable, conmigo, no le habla mucho a los demás, creo que es algo tímido —hace una pausa— Papá sugirió que le preguntara sobre él, y lo hice, tiene doce, no le gusta hablar de su familia, le gusta el color verde y tiene dos perros.

—Que lindo que fuera abierto contigo... y quizás no se siente cómodo hablando de su familia —intento no buscarle una razón más profunda. Trago en seco, sujeto un poco más fuerte su mano, pero sin lastimarlo.

—Si... creo que es así. —su sonrisa al final calma mi cuerpo.

Una charla fluida se empieza a formar entre Teddy y yo, caminamos lento entrando a la ciudad, la gente camina por la calle y observo que el cielo oscurece lento, la luna es cubierta por las nubes, al recordarlo el latido de mi corazón retumba por todo mi cuerpo. Siento las horas pasar demasiado rápido, Teddy come dos pedazos de carne y yo apenas tengo apetito, luego me ayuda a lavar las cosas, cuando termina dejo que vaya a dormir, se despide con un beso en mi mejilla, sus pequeños labios tocando mi piel es el afecto más tierno y sincero que he sentido.

Al volver a la habitación de Remus, todo está frio, incluso el aire de la misma, mi piel se eriza mientras observo la luz de la luna entrar por la ventana abierta, me asomo lento, contemplo con la boca entreabierta su resplandor ¿cómo algo tan natural puede generar tanto dolor y sufrimiento? Es tan hermosa, tan reluciente e impresionante.

Me alejo después de un rato, cierro la cortina, y me vuelvo al armario, saco una remera de Remus y me la coloco, después de desvestirme, solo me dejo unos pantalones cortos, y me acuesto, en una cama vacía y fría. El no sentir el caliente cuerpo de Remus me hace acurrucarme en forma fetal, me cubro hasta la cabeza con la manta, así logro conseguir un poco de calor, al final, antes de quedarme dormida inhalo su aroma gracias a su camisa.

eat me; remus lupin (✔︎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora