Georgina
Es media mañana me encuentro en la ciudad. Está mañana me levanté con muchas espectativas, estaba feliz, feliz, porque la noche anterior había sido maravillosa, Fabián y yo después de meses y meses de trabajo y convivencia, por fin habíamos tenido un acercamiento que no fuera estrictamente de trabajo, él fue muy amable y caballeroso conmigo, estuvimos charlando, por un momento estuvimos afuera a solas y hablamos un poco de nosotros, pensé que eso iba a ser todo pero cuando por fin se despidió, salí tras él, para acompañarlo a la salida._ Fue una noche maravillosa. - dijo cuando nos encontrábamos ya fuera de la casa. _ la pasé muy bien.
_ Espero que no sea la última vez que nos acompañes. - le sonreí. La verdad es que me estaba congelando, pero no me resistía a dejarlo ir. Instintivamente me abracé a mi misma para no temblar de frio y el sin vacilar se volvió a despojar de su abrigadora chaqueta y me envolvió con ella, solo que está vez no se apartó de mi. Me cubrió con sus fuertes brazos y si soy sincera, no quería que se apartara, pero lo hizo, aunque se tardó su tiempo, tiempo que aproveche y levanté mi rostro para mirarlo a los ojos. Él me miró y por un momento estuvo a punto de besarme, nuestros labios se rozaron y les juro que sentí que volaba, mis sentidos se dispararon, su aroma me envolvió como un torbellino en el que empecé a girar y no reaccioné, hasta que él se apartó de mi. Cuando lo hizo me sentí desconcertada, tan vacía y sola, no supe porqué se apartó, estaba segura de que me besaría, pero no fue así y la decepción me envolvió.
_ Discúlpame. - dijo con las manos en sus bolsillos _ tengo que regresar a casa.
Yo solo asentí, ¿que podía hacer? No podía decirle que estaba locamente enamorada de él, ni podía pedirle que se quedara, sobre todo en esas condiciones, hacia frío y yo traía su chaqueta y era egoísta porque no quería regresarsela y no porque tuviera frío, simplemente la quería tener porque era como tener una parte de él cerca de mi.
Él me miró fijamente, dudó por un momento, luego regresó, acarició mi rostro con ternura y con un "descansa" se marchó.
Por supuesto esa noche no pude dormir, aún así me levanté temprano, antes del amanecer, deseaba verlo de nuevo, estar frente a el, ansiaba que pasaran las horas para encontrarme con él, aun cuando solo tratáramos asuntos de trabajo, pero grande fue mi sorpresa, cuando frente a mi, se detuvo un auto de alquiler, y más me sorprendí, cuando de el descendió una hermosa mujer y cuatro niños.
Preguntó por el apellido de mi familia y si ese era su rancho.
_ Si. Contesté intrigada.
_ Entonces debes de conocer a Fabián Álvarez. - me miró de arriba a abajo. _ trabaja aquí.
_ Si. - contesté con cortesía. _ lo conozco y trabaja aquí. ¿quién lo busca? - pregunté.
_ Eso no te importa. - me dijo con desdén. - llamalo y dile que lo buscan.
_ Si no me dice quién lo busca, él no vendrá. - insistí.
_ Dile que su esposa y sus hijos. - me dedicó una mirada de triunfo y de soberbia. _ y dile que se de prisa, que no tengo su tiempo.
Me hubiese gustado dejarla ahí parada y esperar a que Fabián llegara a la hora acostumbrada, pero sentí pena por los niños, sobre todo los más pequeños, porque los dos más grandes me miraban con la misma soberbia y altivez que su madre.
Sabía que Fabián no estaba en su casa, la noche anterior me había comentado que se quedaría en la cabaña y aunque lo llamara y saliera ya, tardaría un buen tiempo en llegar, y yo no quería meter a esa mujer en su casa y menos en la mía, así que le ofrecí llevarla hasta donde él se encontraba, le daría más tiempo de sueño a él y los pequeños no se quedarían esperando a la interperie.
Cuando llegamos, miré su cara de desagrado, seguramente estaba pensando que ese era su hogar, pero no quise sacarla de la duda, que lo hiciera él, ella no me caía bien y en ese justo momento no deseaba hacer nada por ella. Sabía lo mal que él la había pasado después de que ella lo dejó a su suerte y varias historias más de su vida con él y no, no la toleraba.
Se preguntarán cómo es que yo sabía tanto acerca de él. Algunas cosas me las contó su hermana, y no todas porque es muy reservada, la mayoría me las contó mi hermano Mateo, y lo hizo antes de que él llegara al rancho, quería que yo estuviera consciente de quién era, de como lo había tratado la vida y de lo necesitado que estaba de alguien que lo comprendiera y lo apoyara. No se que pretendía Mateo con esto, con ponerme a trabajar con él y decirme todo esto, pero les aseguro que me ayudó a tenerle paciencia cuando no sabía algo y tenía que explicárselo, y cuando su condición no le permitía hacer algunas cosas, y cuando se perdía en sus pensamientos y en muchas situaciones más. Me ayudó a entenderlo y no considerarlo como un discapacitado, o como un tonto o como alguien faltó de entendimiento, porque créanme que todo aquello que no sabía o que no podía hacer ya lo domina y me sorprende constantemente de su capacidad de adaptación y del empeño que pone en cualquier cosa que hace y de su perseverancia. Siempre lo he dicho y lo vuelvo a decir, es un gran hombre, no tiene comparación con nadie que conozca, ni siquiera con mi padre y mi hermano, y ellos están excluidos de esta comparación, porque nunca han pasado por lo que él pasó.
_ ¡No te quedes ahí parada como una idiota! - la voz de esa mujer me sacó de mis pensamientos. - ¡baja mi equipaje y el de los niños.! ¡Muévete!
Yo no tenía ganas de discutir con ella. Obedecí y bajé el equipaje de la camioneta, pero no lo acerqué a la entrada como ella quería, simplemente me despedí y me marché. No quería quedarme a ver el reencuentro. No me correspondía y no quería, porque me dolería mucho ver la reacción de él, yo sabía lo mucho que la había amado y lo más probable es que lo siguiera haciendo, seguro le daría mucho gusto tenerla ahí y mucho más a sus hijos.
Fue por eso que decidí salir del rancho sin siquiera verlo, el pretexto lo tenía. Había varios asuntos en la ciudad que necesitaban de mi atención y que había estado retrasando, así que me ocuparía de ellos, y es lo que estoy haciendo. Ahora no deseo regresar al rancho, porque no quiero ver cómo ellos se reconcilian. No me imagino otro motivo por el cual ella esté ahí, buscándolo, si no es porque quiera regresar y reconciliarse con él.
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UNA LUZ EN MI OSCURIDAD/No. 2 De La Serie: HERMANOS
RomancePara Fabián, las cosas no fueron fáciles y nadie le dijo que lo serían. Después de vivir toda su niñez y su juventud, bajo el yugo de un padre autoritario y prepotente y de una madre que obedecía sus órdenes al pie de la letra y jamás lo contradecía...