CAPÍTULO 19 NUEVOS AMIGOS

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Fabián
_ De modo que aquí vives. - dijo Dolores mirando a su alrededor. Sus ojos brillaban, Pero no era un brillo hermoso, era envidia pura, era avaricia y no me gustó, como no me gustaba ella, ya no era ni lo más mínimo, lo que yo había conocido y recordaba.

_ Estoy por salir. - dije impaciente.

_ ¿Primero enséñame tu casa? - se acercó a mí.

_ Tengo que seguir trabajando. - contesté seco.

_ Dedícame solo unos momentos. - dijo pasando su mano por mi pecho. Yo la detuve. _ no seas aguafiestas. - insistió. _ veo que ahora vives bien, ¿qué tuviste que hacer para obtener todo esto? - me miró con suspicacia.

_ No todo se consigue como tú lo conseguiste. - dije molesto, insinuaba que me había vendido a Georgina y eso me molestaba en gran manera. _ lo que tengo, lo tengo porque me lo gané trabajando, aunque no tengo por qué darte explicaciones. - la tomé del brazo para llevarla hacia la salida, pero se dio la vuelta y rodeó mi cuello con sus brazos. No me dio tiempo de nada, cuando sus labios se apoderaron de los míos, con rapidez me aparté de ella, no sé cómo pude estar perdidamente enamorado de ella, ya no me provocaba nada, más que asco, cómo podía besarme después de besar a otro, mi mente no lo concebía, será que yo soy anticuado, para mí el matrimonio es para siempre, si estás con alguien, es por qué lo amas y lo respetas, ella no amaba ni respetaba a nadie. Al final de cuentas Math me daba lástima. Debía de quererla mucho para dejar sus negocios y venir por ella, por mí que se la llevara, la noche anterior, él mismo me había llevado los papeles del divorcio y le firmé esa maldita hoja que faltaba, él había creído que era ella quien lo había iniciado, pero saldría de ahí sabiendo que fui yo quien lo solicitó y que, de verdad, ese solo había sido un error, y que yo de verdad buscaba no volver a relacionarme con ella en mi vida.

_ Mañana nos vamos. - me había dicho con un dejo de tristeza. _ quizás no me creas, pero sinceramente, lamento haberte hecho daño.

_ Olvidemos el pasado. - respondí. _ lo único que te pido, es que cuides de mis niños.

_ Ten la seguridad de que lo haré. - me miró a los ojos. Ni él, ni yo, nos atrevimos a darnos la mano, simplemente nos miramos a la cara, cada uno envuelto en sus propios dilemas, enfrentando a nuestros propios demonios, aun cuando el común denominador de nuestras frustraciones fuera la misma mujer. Por fin se marchó y yo me quedé, él se llevaba la llave de mi libertad con aquellos papeles y la que lo encadenaría a él, lo peor es que, él lo sabía. Su mirada triste lo decía. Me liberaba a mí, pero se ataba él. Así era la vida cada quien tenía lo que se había buscado.

Sin embargo, ella no entendía cuál era su lugar ahora, porque ahora mismo estaba buscando lo que yo ya no le daría jamás, la tomé con brusquedad del brazo y la saqué de mi casa, también salí y cerré tras de nosotros, mi casa siempre estaba abierta, no tenía problema en dejarla sin llave, pero no quería por ningún motivo que ella fuera a meterse y hurgara en mis cosas, esa no era su casa y nunca lo sería, ni siquiera era bienvenida en ella.

Si su actitud fuera otra, yo no tendría ningún reparo, como dije antes, entiendo que hubiese dejado de amarme, que me lo hubiera dicho y se hubiera marchado con el amor de su vida, lo hubiera aceptado, soy buen perdedor, pero todo lo hizo a traición y lo peor, que ni siquiera fue por amor, si no por interés, es por eso que no la soporto.

Mateo.
Por fin mi invitado se fue, llevándose a esa mujerzuela, lo siento por él, porque el amor es irracional y ciego, y él está perdido, lo lamento de verdad, porque es un buen hombre.

Hemos hecho varios acuerdos de negocios, que iremos revisando más adelante, luego firmaremos lo que se tenga que firmar. Cómo dije antes, mi intención no es ganar más, si no tener cierto control a su alrededor, quiero estar cerca y anticiparme a las artimañas de esa mujer. Y me interesa mantenerla controlada porque sé, que entre mi hermanita y Fabián hay química y quizás ellos aún ni se den por enterados, pero sé que algo se va a dar ahí, lo presiento y no es que la esté haciendo de cupido, como me dice mi linda esposa, solo estoy atento por si necesitan un empujoncito, si solo es mi imaginación lo respeto, no forzaré nada, cada quien es libre de buscar su felicidad, pero no niego que me haría tan feliz, si de verdad ellos quedaran juntos, porque mi hermanita es una gran mujer, aunque es tan fácil lastimarla y él es un gran hombre, que también ya ha sido tan lastimado, y sé que juntos podrán ayudarse y complementarse, además de que aprecio mucho a Fabián y que mejor que sea parte de nuestra familia por partida doble.

Creo que ya es tiempo de que se dé una oportunidad y sea feliz.

Por cierto, mi acercamiento a Math tiene que ver mucho con él y con Elisa, desde que conocí a Elisa y su situación junto con Fabián, me prometí, hacerles justicia y resulta que a través de Math puedo llegar a algunos de sus hermanos y no, no es que ellos trabajen para él, pero si tiene tratos con el jefe de ellos y por ahí voy a ir viendo que puedo hacer.

Fabián
Le estoy diciendo adiós a mis hijos, pero ellos ni siquiera levantan la mirada, se sienten aliviados de que por fin vuelven a su casa y quizás no vuelvan a ver la cara de este perdedor como me llamaron durante su estancia aquí. Ellos ya no ven mi rostro triste, ni mi mano levantada despidiéndose mientras se alejan, pero otro par de rostros sí ven, y si responden a mi despedida, entonces una sonrisa se dibuja en mis labios, y muevo mi mano con entusiasmo. Al menos hay alguien que no me vio con lástima, o que no le cause repulsión, esos dos pequeños, que no son mis hijos me llenaron de alegría estos días. Antes de que su padre llegara, me estuvieron acompañando a mi trabajo y los dejé participar en pequeñas tareas. A mí parecer disfrutaron su estancia aquí, ellos viven en la ciudad y no es común que estén al aire libre, así que fue una gran experiencia para ellos.

Estoy perdido en mis pensamientos, y no me doy cuenta de, en qué momento el auto en el que partieron se regresa. Pensé que a Dolores o a Math se les había olvidado algo, pero para mí sorpresa no fueron ellos los que descendieron del auto, fueron Ben y Lily, mis dos pequeños nuevos amiguitos. Sin titubear se dirigieron hacia mí.

_ Podemos darte un abrazo. - dijo Ben parándose frente a mí, junto con su hermana.

_ Por supuesto. - dije abriendo mis brazos y ellos se acomodaron entre ellos.

_ Gracias por cuidarnos. - dijo ella con lágrimas en los ojos, nunca nos habíamos divertido tanto como contigo.

_ Si, gracias. - continuó él. - lástima que ya tenemos un papá, si no nos gustaría que tú fuera nuestro papá.

_ Además de él. - aclaró Lily.

_ Su papá los quiere. - dije y yo no puedo serlo porque vivimos muy lejos, pero seremos amigos, ¿les parece? - los mire fingiendo alegría, mi corazón estaba quebrado, era paradójica toda esa escena, los hijos del amante de mi esposa deseando que yo fuera su padre y los míos, indiferentes a mí, idolatrando al padre de ellos. Levanté la vista, Math miraba la escena con una expresión que no pude descifrar, Dolores tenía cara de fastidio, esos niños la estaban retrasando y mis hijos seguían sumergidos en sus dispositivos electrónicos ajenos a lo que ahí sucedía.

Por fin nos separamos, les prometí que cuando regresaran, los llevaría de nuevo conmigo y se marcharon felices.

UNA LUZ EN MI OSCURIDAD/No. 2 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora