Georgina
_ ¡Mamá! ¡mamá! - escucho los gritos de mis hijos. _ ¡papá ha regresado!Me asomo por la ventana de nuestra casa y lo veo descender de su auto, a pesar de que tiene chofer y de que fue por él al aeropuerto, sonrío al verlo descender del lado del piloto y a Dan del lado del copiloto. Mi Fabián siempre tan independiente. Han pasado dos años desde que nos casamos y de que yo adopté legalmente a mis niños.
Todo este tiempo ha sido maravilloso y difícil a la vez, aunque no tanto, eso fue al principio, cuando luchaba por ganarme la confianza de esos dos pequeños, pero son tan sensibles y tan hermosos, que entendieron que Fabián y yo los amábamos de verdad, que los queríamos en nuestras vidas y que no los dejaríamos, después de algún tiempo, ellos sabían que ahora este era su hogar, que esta era su familia, que ahora tenían un tío, mateo y una tía, Elisa, además de dos abuelos que los amaban.
Hoy es martes, Fabián salió el domingo en la noche, tenía que reunirse con el abogado de Math. Él lo llamó y le dijo que necesitaba que fuera, es algo acerca de los niños, yo no quise saber de qué se trataba, porque estoy tan asustada, me moriría de la angustia si ahora salieran con que nos los quieren quitar, ellos son nuestros hijos, de verdad y no puedo vivir sin ellos. Los miró salir corriendo, yo, aunque quiera no puedo darles alcance, pero observo desde lejos como llegan hasta él y se abalanzan a sus brazos. El los recibe y los llena de besos, su sonrisa es enorme y las risas de los tres llegan hasta mí. El levanta la mirada buscándome, cuando me encuentra me sostiene la mirada, es dulce y cargada de amor, toma a los niños de la mano y se acercan a mí.
Sin mediar palabra, nos abrazamos, mientras los niños nos observan, sé que en ese momento no podemos hablar de lo que sucedió en su viaje, pero la mirada tranquilizadora de él, me dice que no hay de qué preocuparme.
_ ¡Todo estará bien! - me dice al oído, cuando nos abrazamos. Yo lo acepto y me pierdo en sus brazos.
Fabián
Es un alivio estar de nuevo en casa, fueron prácticamente dos días de ausencia, pero me pareció una eternidad. Ya no podría vivir sin mi hermosa familia, me los hubiera llevado, pero en su condición, Georgina no podía acompañarnos, tiene prohibido subirse a un avión, lo bueno de todo esto, es que estamos tan cerca de sus padres, que ellos están siempre atentos de ella y de los niños, fue por eso, que al fin me decidí a hacer ese viaje.Mentiría si dijera que no tenía temor de enterarme para que me necesitaba el abogado de Math, sobre todo después de tanto tiempo de tener a los niños conmigo, y por supuesto, sí se me vino a la mente, la idea de que alguien los estuviera reclamando y que nos los quitaran.
Ahora sé que no sucederá, aun cuando sus parientes han volado hasta esta ciudad y desean verlos y pelear por ellos.
El señor Smith, el abogado de Math, me advirtió lo que sucedería, porque al parecer, antes de venir en busca de los niños, estuvieron con él en su despacho. Él les dejó claro que no tienen oportunidad, pero lo intentarán de todas formas. Creen que yo soy un idiota analfabeta, un pobre trabajador que no entiende nada de esto. Ahora solo espero que se contacten conmigo y veremos qué hacer, por lo pronto ya estoy con mi familia, a la cual adoro y no la cambiaría por nada.
Mis niños corren hacia el interior de la casa riendo felices, por ningún motivo permitiré que unas malas personas les roben de nuevo su felicidad. Hasta ahora nada les ha faltado, quizás no tengan los lujos y privilegios que tenían con su padre, pero están bien. No diré que ha sido fácil, Georgina y yo nos hemos adaptado a lo que ambos podemos darles. No hemos querido aceptar la ayuda de nadie y no es por orgullo, queremos salir adelante solos, sé que en el momento que no podamos, tanto Mateo como sus padres nos tenderán la mano, y nosotros la aceptaremos, pero hasta, ahorita no ha sido necesario. Sin embargo, no estoy seguro de que ahora, que los tíos de mis pequeños quieren pelear por ellos, no necesitemos de la ayuda de ambos.
Ya en el interior de la casa ayudo a Georgina a tomar asiento, no les he contado, pero está a dos meses de dar a luz, sí, como lo oyen, resulta que sin previo aviso y sin ningún síntoma de por medio, más que un severo cansancio, de pronto nos informaron que íbamos a ser padres. Ni ella ni yo lo podíamos creer.
_ No es posible. - exclamó ella entre sollozos, el día que nos lo dijeron. Pero no lloraba por la emoción, lloraba de frustración porque en ese momento creíamos que se estaban equivocando, cuando explicamos la situación, y nos pidieron los estudios anteriores, el médico ordenó hacer nuevos análisis y una vez más se confirmó su embarazo.
_ No sé qué es lo que haya sucedido. - dijo el médico con cara de asombro. _ pero aquí hay solo dos opciones, o en el hospital donde le hicieron estos estudios y le dieron ese diagnóstico se equivocaron de paciente, porque el diagnóstico es acorde con los estudios, o están ante un verdadero milagro. Ustedes crean en lo que mejor les parezca y actúen en consecuencia. - dijo. _ pero sin lugar a dudas su esposa está embarazada y según estos nuevos estudios no hay ningún problema visible que le impida llevar a terminó su embarazo. Ahora sus lágrimas eran de felicidad y yo la rodeaba con mis brazos, mis ojos también estaban húmedos, pero no me pondría a llorar junto con ella, al contrario, tenía que ser fuerte, para sostenerla.
Luego ambos decidimos no investigar más ni demandar al hospital, porque cabía la posibilidad de que todo estuviera bien y verdaderamente, esto fuera un milagro y ustedes dirán ¿y qué con la otra persona, con la cual confundieron el diagnóstico, si es que eso había sucedido? Había pasado ya tanto tiempo, que estábamos seguros de que, a estas alturas, esa persona ya hubiera acudido al médico al no quedar embarazada y su diagnóstico hubiese sido rectificado.
Lo bueno de todo es que nuestros niños estaban felices con la idea de un hermanito, Georgina y yo nos habíamos dado a la tarea de que ellos no sintieran en ningún momento que iban a ser desplazados por ese bebé que venía en camino, si no por el contrario, que todos seríamos una familia unida y feliz.
_ ¿Estás bien? - interrogué una vez que nos quedamos solos, mientras los niños jugaban disfrutando de los pequeños regalos que había traído para ellos de mi viaje.
_ Bien, pero ansiosa por saber, que es lo que sucede con nuestros pequeños.
_ El abogado, el señor Smith, me informo que efectivamente, los tíos de los niños, vienen dispuestos a pelear por ellos, sin embargo, me aseguró que no tienen posibilidades de quedarse con ellos. Estando allá me pidió firmar algunos papeles, entre ellos una carta poder, donde le doy mi autorización para hacer todo lo necesario para que eso no suceda.
_ ¡Amor! - la vi sobresaltarse. _ ¿estás seguro de que él no te traicionará? ¿Te das cuenta de lo que, firmar una carta poder significa? Fácilmente puede hacer lo contrario.
Me entristeció que pensara que podía ser engañado con tanta facilidad, pero sabía de leyes más de lo que todos creían, siempre que había un tema que me interesara lo estudiaba y si ese tema me llevaba a otro también lo hacía, me gustaba aprender de todo y sabía cosas que nadie se imaginaría jamás y ahora con el tema de la adopción, había estado investigando acerca de ello, así que no estaba tan perdido en el asunto como los demás creerían.
_ Me aseguré de leer antes de firmar. - la tranquilicé. _ el mismo documento especificaba que no tenía validez si se usaba en contra del bienestar de los niños o de mi familia y de mí. Te aseguro que el abogado es de fiar. Math le confío a sus hijos y eso dice mucho de él.
_ No es que dude de ti. - trato de enmendarse. _ pero hay gente muy astuta.
_ Sé que no dudas de mí. - le sonreí, no sé si se dio cuenta, pero me estaba ofendiendo de nuevo, ¿pensaba que yo no era astuto o listo para darme cuenta de las cosas que iban mal? No le dije nada, la abracé, sé que no me creía tonto y que confiaba en mí. Esas eran simples dudas naturales que a veces surgían, y aún si me considerara un incompetente, la amaría igual, por amarme tanto y hacerme tan feliz.
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UNA LUZ EN MI OSCURIDAD/No. 2 De La Serie: HERMANOS
RomansaPara Fabián, las cosas no fueron fáciles y nadie le dijo que lo serían. Después de vivir toda su niñez y su juventud, bajo el yugo de un padre autoritario y prepotente y de una madre que obedecía sus órdenes al pie de la letra y jamás lo contradecía...