MATH III

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Miró hacia el auto, parece que los ánimos se calmaron y vuelvo con mis niños, suben y les abrochó los cinturones.

Me incorporo a la autopista y emprendemos el viaje. El ambiente es pesado y el silencio abrumador, pero lo prefiero a los gritos y manotazos.

Por supuesto esto no dura por mucho tiempo. Los niños empiezan a discutir, veo como Elsa se desabrocha el cinturón y la sigue José. Ya están peleando de nuevo.

Me orillo a la carretera una vez más, pero antes de que diga nada. Dolores estalla.

_ ¡DEJA DE SER INFANTIL! - grita. _ ¡SON NIÑOS, NO LOS PUEDES TENER QUIETOS Y CALLADOS EN UN ESPACIO TAN REDUCIDO, TÚ APÚRATE A MANEJAR PARA LLEGAR A CASA Y DÉJALOS A ELLOS, NO VA A PASAR NADA!

_ ¡SI QUIEREN PELEAR, QUE PELEEN SI A TI NO TE IMPORTA, PERO NO ME MUEVO, SI NO SE PONEN EL MALDITO CINTURÓN! - grito yo también.

Ellos obedecen de inmediato, vuelven a sus asientos y se lo ponen. Antes de arrancar, miro a mis hijos y les sonrío, ellos saben que esto pronto terminará y me sonríen también.

Con esa imagen arranco, apenas empiezo a avanzar, cuando los veo por el retrovisor, Elsa y José se desabrochan de nuevo el cinturón, esta vez no están peleando, me miran también y sé que es un claro desafío. Decido ignorarlos, ¿quieren guerra? La tendrán. Veremos qué tal les va en su nueva casa, y además sin ningún privilegio. De mi casa no sacan ninguno de los sofisticados aparatos electrónicos que les he comprado para su entretenimiento, salvo aquello que vayan a usar para su educación, saldrán más que con lo básico, al igual que ella.

No puedo evitar una ligera sonrisa, ella se da cuenta y me reclama, cree que me burlo de sus hijos porque según ella los he obligado a obedecerme

_ ¡SI CREES QUE VAMOS A HACER LO QUE TÚ DIGAS! - me mira antagónica. _ ¡ESTÁS MUY EQUIVOCADO! ¡NO NOS VAS A CONVERTIR EN TUS ESCLAVOS!

_ ¡No lo pienso hacer! - declaro. Y no los estoy obligando a nada, simplemente intento protegerlos y que viajen seguros, pero si no quieren hacerlo no los obligaré, solo te advierto que tampoco me haré responsable de ellos, así que, en la primera oportunidad que tenga, los dejaré, a tí, porque tú sí eres la responsable de ellos, y a ellos, en un hotel, y cuando estén dispuestos a obedecer las reglas viajarán en autobús y luego en un auto de alquiler hasta la casa.

Ella me miró con furia extrema, volteó hacia atrás comprobando que de verdad los niños no tenían su cinturón y se volvió colérica hacia mí.

Pensé que recapacitaría, que les pediría que se lo pusieran y que ella se quedaría tranquila en el asiento del copiloto, pero en lugar de eso, se abalanzó sobre mí, me dió varios golpes en el brazo y el hombro, con los puños cerrados, yo intento no hacerle caso, pensé que después de desahogarse se calmaría, pero mi indiferencia la provocó aún más, me dió un golpe en el rostro tan fuerte que me desubicó. Aun así lo soporté y no hubiera sido nada, de no ser porque era yo, quien iba manejando y aunque iba dentro de los límites de velocidad, no iba despacio, por un momento perdí el control del auto, pero logré estabilizarlo, miro por el retrovisor, mis hijos están asustados pero en su lugar, sin embargo los de ella se están levantando de dónde han salido despedidos de sus asientos, también están asustados, antes de volver la vista al camino, los veo cómo intentan ponerse sus cinturones con rapidez y desesperación, pero no supe si lo lograron porque sentí como me atacaba de nuevo, golpeándome e intentando quitarme del volante, no sé de dónde sacó tanta fuerza, quizás del coraje que traía, el caso es que logró que perdiera el control, cuando quise recuperarlo, era demasiado tarde, solo alcancé a gritar a los niños que se protegieran, el auto ya estaba zigzagueando y no solo eso, de frente venía un camión de carga a gran velocidad, supe que no lo lograría, me aferré al volante, alcancé a ver a mis niños por una fracción de segundos, me parecía que se movían en cámara lenta, así como todo lo que pasaba a mi alrededor, nuestras miradas se encontraron y sentí que estarían bien, pensé en los de Dolores, los busqué, estaba preocupado por ellos, no sabía si habían logrado colocarse los cinturones de seguridad, no los vi, tampoco a ella, escuchaba gritos, pero mi mente no distinguía de quién eran, o quizás fueran míos, no lo sabía, todo se veía y se sentía tan irreal, supe que el camión de carga nos había golpeado, no de frente, porque estaría muerto, pero si por un costado, lo que provocó que nos aventara sacándonos del camino, sentí que dimos varias vueltas, regresando de nuevo a la carretera, estábamos a punto de parar, cuando un nuevo estruendo, otro vehículo nos dio de lleno, al menos golpeo de mi lado, de nuevo empezamos a dar vueltas, pero está vez fuera de la carretera, nos detuvimos, con las llantas hacia arriba, yo estaba de cabeza y pendía del cinturón, estaba aturdido, no escuchaba ruido más que el llanto de niños, supe que eran mis hijos, los llamé y me contestaron, no los podía ver, no sabía dónde estaban.

_ ¡No teman! - dije. _ ¡pronto nos ayudarán! - intenté quitarme el cinturón de seguridad, pero no tenía fuerzas. No siento dolor, quizás por la adrenalina que corre por mi cuerpo, o quizás no estoy herido, no lo sé, lo único que sé, es que quiero moverme, quiero salir, quiero hacer tantas cosas y mi cuerpo no responde y no sé por qué, no siento dolor, solo desesperación por saber cómo están mis niños y como están los demás, no los escucho. Quisiera que hubieran obedecido, ahora recuerdo que Dolores tampoco tenía puesto su cinturón.

Escucho las voces de mis pequeños, les doy ánimos, hablamos por largo rato, me dicen que me aman y les digo que yo también, se escuchan más voces, es gente que se acerca a ayudar, el tiempo pasa, escucho todo, sé que están sacando a los niños, también sé que ha pasado mucho tiempo, pero no sé cuánto. Yo cada vez me siento más raro, mi cuerpo sigue sin responder, no sé de donde saco fuerzas o como es que mi cerebro está tan lúcido. Hay gente tratando de llegar hacia mí, ahora sé que de mi auto solo quedan fierros retorcidos escucho todo lo que la gente dice a mi alrededor, también escucho que mis hijos y yo somos los únicos sobrevivientes, y los únicos que estamos dentro del auto, por fin sacan a mi niña y luego a mi niño, doy gracias a Dios por ello, están a salvo. Apenas ellos salen y yo empiezo a decaer, no sé qué me pasa, no está en mí, las fuerzas me abandonan, las voces ya no me llegan con claridad, ya no entiendo lo que me dicen, sé que están llegando a mí, pero me doy cuenta de que es tarde, no lo lograré, ¿que como lo sé? Quién sabe, pero lo siento y no tengo miedo, un hermoso recuerdo llega a mi mente, es mi esposa, la madre de mis hijos, como una alucinación veo en mi mente sus hermosos ojos, su tierna mirada y me parece escuchar su dulce voz llamándome. Se que no es real, es mi mente que busca algo a qué aferrarse, sacudo la cabeza para sacar esos pensamientos, porque no me quiero ir, no quiero dejar solos a mis niños, pero probablemente solo fue producto de mi imaginación, porque recuerdo que no me puedo mover,  luego se hace visible ante mi una figura, no distingo si es hombre o mujer, solo se que resplandece cegandome por completo, está parada justo a mi lado, y yo ya no estoy dentro del auto, de hecho ya no estoy en ese lugar, es uno diferente, hermoso, miro de nuevo hacia la luz y es como si me invitara a seguirla, yo me resisto, pienso en mis hijos, pero siento como si me tomara de la mano y me jalara, nos detenemos, miró hacia atrás y de nuevo hacia la luz, el hacerlo me da paz, sé en ese momento, que mis hijos estarán bien, y lo estarán porque se quedan en buenas manos, lo sé, porque lo preparé. Ya no me resisto volteo una vez más hacia atrás y no veo nada, a mi alrededor solo esa luz, esa luz que lo envuelve todo, que me abraza y me llena, me da amor, me da tranquilidad, me da esperanza. Se que todo estará bien y me dejó llevar.

NOTA:
Espero que les haya gustado este extra. Me hubiera gustado dejar a Math con vida, pero era necesario para que la historia continuara y terminara como terminó.

Ahora solo nos falta el Epílogo, que también está dividido en tres partes. Lo siento pero me es imposible terminar en un solo capítulo, jijiji, ya que empiezo a escribir, las ideas salen y salen, solo espero que les guste.

UNA LUZ EN MI OSCURIDAD/No. 2 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora