La gira.

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Una mañana Any trabajaba en su oficina cuando Rosy entró, parecía muy contenta. A Any le dio gusto verla, llevaba dos días ausente del trabajo. Al parecer se había sentido mal.

—Hola, Any —saludó Rosy muy sonriente.

—Hola, ¿cómo estás?

—Muy bien. Lista para regresar al trabajo.

—¿En serio? ¿Te sentiste mejor? ¿Fuiste al doctor?

—Sí, fui, y me siento de maravilla.

—Ah, ¿sí? —preguntó Any, curiosa.

—Sí. Te tengo una noticia.

—Pues dime. —Any ya estaba impaciente. Rosy parecía darle muchas vueltas.

—¡Estoy embarazada! —anunció Rosy, emocionada.

—¿Qué? ¡Guau! Felicidades, Rosy. —Any de inmediato se levantó de su silla y la abrazó. Le daba mucho gusto por Rosy. Sabía que había sido difícil para ella.

—Gracias. Estoy muy feliz.

—Lo sé. Te lo mereces.

—Y creo que ir a la gira con los chicos me ayudará a no estar tan estresada como aquí en la oficina. También es trabajo, pero no es lo mismo. Así que confío en que todo vaya bien.

—Verás que sí.

La gira de la que hablaba Rosy era la de los conciertos que tendría Four Music por varias ciudades para promocionar el más reciente álbum. Saldrían de viaje por casi dos meses. Dentro de una semana tendrían que partir los cuatro chicos y todo su equipo.

Al final del día Any subió a buscar a Adam, ya que éste le dijo que tardarían un poco más pues se estarían probando la ropa para los conciertos.

Any entró al vestidor y ahí estaban los cuatro y dos personas más que les ayudaban con los vestuarios.

—¡Hola, linda! —saludó Dayan una vez que la vio entrar.

—Hola, Dayan, ¿cómo estás?

—Excelente, preparando las cosas. Yo ya estoy lista, pero estos niños no terminan de ponerse de acuerdo —dijo señalando a sus tres compañeros que estaban al fondo de la habitación—. Debería ser al revés, yo debería ser la indecisa con la ropa, no ellos.

Any rio y saludó a Adam a lo lejos. Él le hizo una seña de que en un momento estaría con ella.

—¿Y tú cómo estás? —preguntó Dayan.

—Bien. Todo bien. Rosy me dio las buenas noticias.

—¡Si! Me lo dijo ayer y me alegro mucho por ella. Lo buscó desde hace tiempo. Estoy feliz de que ella sea feliz.

—Yo también me alegro mucho. La voy a extrañar este mes. Me la paso muy bien trabajando con ella.

—¡Oye! ¿y por qué no vas con nosotros?

—No puedo. Voy a quedarme a cubrir a Rosy.

—Oh, es verdad —dijo Dayan haciendo una mueca de tristeza—. ¿También vas a extrañarme a mí?

—Claro que sí —respondió con una sonrisa.

—Bien. Tengo que irme. Nos vemos luego. —Dayan le dio un abrazo.

—Hasta luego. Cuídate.

Any se sentó en uno de los sofás mientras esperó a que Adam terminara para irse a casa.

Pocos minutos después Adam terminó y se acercó a ella.

—Hola, amor.

—Hola.

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