La fotografía.

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Al otro día, después del trabajo, Adam y Any pasaron al apartamento de esta última. Any quería que le contara todo sobre su viaje. Lucy aun no llegaba, al parecer estaba con Lucas aun festejando su cumpleaños. Brenda estaba en la sala hablando por teléfono mientras se pintaba las uñas. Para conversar mejor, sin el ruido de la fuerte risa de Brenda, subieron a la habitación de Any.

Adam le contó sobre las presentaciones, las ciudades en las que estuvieron y los pocos lugares que pudieron visitar en esas ciudades. También le habló de los eventos y las fiestas a las que tuvieron que asistir.

—Seguramente sufrías mucho en esas fiestas —comentó ella con sarcasmo, pero con una sonrisa.

—No tienes idea. —Adam le siguió el juego.

Cuando comenzaron a conversar estaban sentados sobre la cama, pero sin darse cuenta se fueron recostando hasta quedar acostados mirando hacia el techo y jugando con sus manos entrelazadas mientras hablaban.

De pronto se produjo un largo silencio. Adam se giró hacia ella para quedar recostado de lado, acarició su rostro por un momento y luego la besó.

El beso continuó mientras Adam acariciaba su cintura, su cadera, sus piernas. Él siguió así hasta que tuvo la necesidad de estar sobre ella. Any instintivamente separó las piernas y fue un momento después que pudo sentir cierta parte de él contra ella y la sensación le gustó.

El momento poco a poco subía de intensidad. Any sabía que estaban en la cama, que podían hacerlo si querían, pero en realidad no le gustaba la idea de hacerlo estando sus amigas en la sala, o al menos una de ellas.

Estaba a punto de decirle a Adam que lo mejor era detenerse cuando la puerta de la recamara se abrió.

—Any, has visto mi... ¡Ah! ¡Lo siento! —gritó una espantada Lucy que de inmediato cerró la puerta—. ¡Lo siento, Adam, no sabía que estabas aquí! —continuó hablando mientras bajaba la escalera.

Mientras tanto un adolorido Adam se quejaba de su espalda. El pobre chico había pegado un brinco cuando escuchó a Lucy entrar que hasta fue a dar al piso.

Por su parte, Any no podía dejar de reírse de la escena que su amiga y su novio, y también ella, habían formado.

—¿Estás bien? —preguntó desde arriba de la cama, aun riendo.

Adam no respondió. Lo que hizo fue tomar el brazo de Any y la jaló hacia abajo ya que estaba muy cerca de la orilla. Ella soltó un grito cuando sintió que caía. Por supuesto cayó encima de Adam y seguía con su risa incontrolable.

—¿Estás riéndote de mí? —preguntó él y comenzó a hacerle cosquillas.

—¡No! ¡No! Adam, basta —decía entre risas.

Adam detuvo las cosquillas, la atrajo hacia él y antes de besarla dijo:

—Ahora te toca arriba.

Luego de unos cuantos besos en el suelo de la habitación de Any, Adam tenía que irse. Además, no quisieron seguir después del bochornoso momento con Lucy. No después de que ahora sus amigas sabrían exactamente lo que ellos estarían haciendo arriba.

Cuando bajaron a la sala, Brenda y Lucy aún discutían porque Brenda no le había dicho que Adam estaba ahí.

—Estaba hablando por teléfono. Te hice una seña de que estaban arriba.

—Sí, pero yo te pregunté por Any. ¿Cómo iba a saber que los dos estaban allá?

—Te dije que Adam estaba también.

—No es verdad, solo movías la boca.

—Pues no entendiste.

En ese momento vieron que la pareja de novios terminaba de bajar la escalera. Lucy se cubrió el rostro con la revista que tenía en las manos y se fue a la cocina. Adam y Any rieron por su reacción.

Canción De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora