Un nuevo hogar

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—¡Hola! —saludó Brenda al entrar, tan enérgica como siempre, y levantado, victoriosa, una botella de vino.

La pareja rompió el beso en cuanto escucharon esa inesperada voz. Se quedaron perplejos al mirar entrar a Brenda, seguida por Lucy. Maldecían mentalmente su suerte pues ambos tenían ganas de más.

—¡Ups! —dijo Brenda al ver a Any acompañada.

—Creíamos que estabas sola —comentó Lucy, visiblemente apenada—. Hola, Adam.

—Hola —respondió el chico, apartándose de su novia. Se pasó dos veces las manos por el cabello con la intención de acomodarlo, pues a Any le gustaba meter los dedos entre los rizos durante sus sesiones de besos.

—Queríamos brindar contigo. —Brenda de nuevo levantó la botella—. Darle la despedida al apartamento.

—Pero si estás ocupada, volvemos después —dijo Lucy.

—No, no, adelante. Yo ya estaba por irme —aseguró Adam—. Tengo que ir a hacer algunas cosas. —Miró a Any. En realidad, no quería irse, pero sabía que las tres chicas seguro querían estar juntas en el apartamento por última vez.

—Está bien —dijo Any intentando esbozar una sonrisa. Tampoco quería dejarlo ir, pero tal vez era verdad que había algo que tenía que hacer. Además, no quería correr a las chicas—. Entren, no se queden allí —les dijo a sus amigas quienes permanecían junto a la puerta abierta.

Las dos chicas entraron y se dirigieron a la cocina. Quisieron darle privacidad a su amiga para que se despidiera de su novio.

Any volvió a acercarse a Adam.

—Creo que cuando corríamos y todo eso se tiraron mis llaves —comentó Adam tocándo los bolsillos de su chaqueta—. Voy a buscarlas.

—Te ayudo —ofreció Any.

—No, no. Deben estar por aquí. Ve con las chicas —dijo Adam mientras inspeccionaba con la mirada el suelo y los sofás.

—De acuerdo —Any se retiró a la cocina.

—¿Se fue? —preguntó Lucy.

—No. Perdió sus llaves y las está buscando.

—Uy, estuvieron revolcándose mucho, ¿eh? —comentó Brenda con una sonrisa pícara.

Any rodó los ojos, pero unos segundos después no pudo evitar una sonreír.

—Un poco. —Sé encogió de hombros. 

—¡Ah! —Ambas chicas se emocionaron por la confesión de su amiga.

—¡Ssh! —las calló Any, pues Adam aún estaba en la sala.

Unos segundos después el chico se asomó por la puerta de la cocina.

—Listo, las encontré —dijo Adam mostrando sus llaves—. Me voy. Hasta luego, chicas.

Ellas también se despidieron y Any se levantó de inmediato de su silla para acompañar a Adam.

—Te veo mañana, entonces —comentó Any con una sonrisa cuando llegaron a la puerta de la entrada.

—Sí —respondió Adam. Luego permaneció en silencio por un rato contemplando el rostro de Any, observando sus ojos, su sonrisa, mirando lo hermosa que era y pensando en lo mucho que significaba para él en ese momento. Pensando en que no sabría que hacer sin ella. Dándose cuenta de lo mucho que ya la amaba.

—Adam —dijo Any, sacándolo de sus pensamientos.

—¡Oh! ¿Qué?

—¿Que si vas a darme un beso antes de irte?

Canción De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora