Canción De Amor

Otra desafortunada casualidad

Pocos minutos antes de que Any y Martin llegaran al edificio de Star, Adam regresaba de comprar un café. La noche anterior no había dormido bien y como ese día había estado trabajando desde temprano con los chicos necesitaba algo para despertar, pero no le agradaba mucho el café de la cafetería de Star así que decidió salir a conseguir uno.

Caminaba a prisa cuando escuchó que lo llamó la voz de una mujer.

—¡Adam!

Cuando volteó pudo ver a Laura acercándose a él. De inmediato la ignoró y siguió su camino.

—Adam, espera, por favor —dijo una vez que lo alcanzó—. Quiero hablar contigo.

—Pues yo no quiero hablar contigo. —Él siguió caminado, pero Laura continuó a su lado—. Mira, no quiero más problemas, déjame en paz, por favor.

—Pero supe que terminaste con ella. Ahora que no están juntos podemos...

Adam no la dejó terminar y se detuvo frente a ella.

—¿Estás loca? ¿No te dejamos las cosas claras cuando Dayan y yo hablamos contigo? Prácticamente nos amenazaste con demandarnos.

—Estaban echándome sin razón.

—Pero al final aceptaste el dinero, ¿no? Y te pedimos que no te acercaras a nosotros. Nunca. —Adam retomó el paso.

—Espera. —Laura lo sujetó del brazo.

Cuando Adam sintió que ella lo agarró, inevitablemente se detuvo. Estaban ya junto a las escaleras de Star, no quería armar un escándalo ahí afuera, había varias personas caminando. Estaba a punto de volverse hacia Laura para pedirle que lo soltara y, de nuevo, que lo dejara en paz, sin embargo, alguien llamó su atención, alguien que estaba frente a un coche, mirándolo fijamente. Era Any.

Adam se quedó congelado, mirándola también. Su compañía en ese momento no lo ayudaba para nada. Pero pasó de la preocupación al enojo cuando se dio cuenta de quien acompañaba a Any. Al parecer a ese tipo no le había quedado claro que se alejara de ella. Volvió a Adam la imagen del hombre besando a Any y eso hizo que le hirviera la sangre.

Laura aprovechó la confusión de Adam para continuar tomándolo del brazo. Sabía que Any desde luego lo notaría.

Antes de que Adam pudiera reaccionar, Any subió de prisa la escalera.

—¡Any! —gritó. Dio un par de pasos para ir tras ella, pero antes de continuar se detuvo, sabía a donde iba de todos modos. Se volvió hacia Laura.

—Vaya. Nuevo novio y bebé también. Creo que te olvidó muy pronto —se anticipó a decir ella.

—Ese bebé es mío —dijo, visiblemente molesto—. Y como no te quedó claro, te lo voy a decir por última vez. Déjanos en paz. ¡Aléjate de nosotros!

Laura solo lo miró con rencor, sin poder creer en sus palabras. Tenía la leve ilusión de que la aceptara.

Adam siguió su camino en busca de Any, no sin antes lanzarle una mirada de odio a Martín que aún seguía de pie junto a su coche. El chico esperaba que Adam le dijera algo, pero el bajista subió la escalera y se fue.

Adam entró corriendo al edificio y alcanzó a ver que Any entraba a su oficina. Dayan, que estaba bajando por la escalera, pudo ver primero a Any caminando de prisa y luego a Adam corriendo, y a ambos entrar a la oficina.

Any, de pie frente a su escritorio, fingía ordenar los papeles que había encima del mueble cuando Adam entró.

—Vete —dijo sin mirarlo.