El frío pasa mi ropa mojada, y las lágrimas que antes corrían por mi rostro ahora son remplazadas por la fuerte lluvia que azota.
La desesperación recorre mi sistema mientras mi mente va a tres mil por hora. ¿Qué voy hacer? No tengo trabajo, no tengo suficiente dinero.
Paso la recepción del edificio donde vivo, saludo al conserje para poder entrar al agua caliente, lo necesito. Entro al pequeño lugar que apenas tiene dos habitaciones, me dirijo al baño y me desvisto.
El agua caliente trata de calmar el frío, pero apenas se relaja mi cuerpo empiezo a llorar de nuevo sentándome bajo la regadera colocando las rodillas en mi pecho.
Esto es una mierda. Mamá tenía razón, no lo iba a lograr, independizarse es una mierda, tratar de cumplir mis metas es una mierda.
Mi respiración es casi nula cuando escucho la puerta de entrada abrirse y cerrarse.
—¡Samanta!— la voz de Lily se escucha a través de la puerta entre abierta y la ducha. —¡Samanta!
La escucho acercarse a la puerta y apenas abre, con su atuendo de azafata húmedo y su cabello casi saliéndose de su perfecto moño mis sollozos aumentan.
—Ay, mi vida—expresa acercándose a la bañera.
Mi mejor amiga se arrodilla y no le importa mojarse aún más cuando me abraza para darme consuelo.
—No sé que hacer — digo en un hilo de voz. — Estoy cansada, ha sido un golpe tras otro.—vuelvo a sollozar.
Efectivamente, hace una semana me han despedido del despacho contable donde estaba como asistente y esta mañana el banco ha rechazado mi crédito.
Cuando decidí estudiar contabilidad y soñar con un despacho propio, crear mi propio nombre y toda esa mierda no conté con que ser recién graduada y no tener contactos iba a ser un impedimento.
—Lo vas a lograr, cómo siempre lo has hecho—trata de consolarme Lily.
Ella se queda a mi lado, solo esperando que me calme para luego ir hasta la habitación a vestirme con una pijama de cuerpo completo.
Lily es mi amiga desde la primaria, mientras yo iba a la universidad ella estudiaba y se preparaba para ser azafata, aunque eran pocas las veces que estaba en casa, alquilamos juntas un pequeño departamento al oeste de la ciudad.
—Necesito pagar el alquiler, la tarjeta de crédito y el préstamo universitario, lo que tengo en mis cuentas de bancos apenas y me da para comer una semana— expreso sentándome en el sillón de la sala donde está mi amiga ahora con pijama también.
Me siento agotada por la caminata, la lluvia y todos los pensamientos que se arremolinan en mi mente, hace exactamente once días que no duermo bien.
—Por el alquiler no te preocupes, puedo prestarte dinero y colocar tu parte este mes—ofrece.
—Y te lo agradezco—me reclino en el sillón.—Pero son muchas cosas.
Nos quedamos en silencio unos segundo hasta que Lily se para de golpe, me mira con los ojos abierto y me sonríe.
—¡Eso es!—aplaude mientras va corriendo a la cocina.
—¿Qué te pasa?—pregunto siguiéndola.
—Puedes vender tus óvulos —me extiende el folleto de una clínica no muy lejos de aquí.
Observo el papel de revista mientras paso mis dedos por sus páginas.
—Esto es...
—Yo lo hice algunas veces cuando estabas en la universidad, me sirvió para salir de los aprietos, cómo en el que estás tú ahora.—me sonríe.—Es una buena clínica y bastante segura. Se dice que muchas personas de dinero e influyentes se han hecho algún tratamiento ahí.
Ella al igual que yo está sola en la vida, y no me sorprende que lo haya hecho.
Repaso de nuevo el folleto, la foto inmaculada de la clínica y todos sus logros médicos para acto seguido mirar de nuevo a mi amiga.
—¿Esto es seguro?—le pregunto.
—Claro que sí —se acerca más a mí.—Piénsalo, Sam. Hasta los momento es la única opción que tienes mientras consigues otro trabajo—frota mis hombros con cariño.
Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas el mismo tiempo que aprieto el folleto entre mis dedos.
«Es la única opción »
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By mistake ✔
RomanceMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...