Al día siguiente, no me esfuerzo mucho en arreglarme para ir a la clínica. Esta vez Lily si me acompaña en su auto.
Pero apenas llegamos noto algo muy diferente al día que estuve aquí. Hay varios autos negros estacionados en el frente, algunos hombres también vestidos de negro alrededor de la clínica lo que hace Lily se acerque a mi y me tome del brazo intimidada por las personas a nuestro alrededor.
—Buenos días —le hablo a la misma recepcionista.
—Señorita Samanta, ¿Cierto?—sonríe.
—Sí, vine porque me han llamado—le explico.
—Sí, lo sé. —esta vez ella misma sale detrás del mostrado y me mira—Por aquí—nos guia a un pasillo diferente de la vez pasada, estamos en el área administrativa del lugar.
Yo arrugo mis cejas y miro a Lily quien ahora está solo caminando a mi lado igual de confundida que yo.
—Disculpe, me podría decir que está pasando—le pregunto a la chica frente a nosotras.
—En este instante se lo van aclarar—nos da paso a una habitación —Adelante, la están esperando.
Con lentitud entramos al enorme lugar que parece una sala de reuniones. Paso mi vista por el lugar; En una enorme mesa de cristal redonda con varios puestos está una señora vestida con una bata blanca, en cada esquina hay unos hombres vestidos de negro igual que los del frente, también está sentada en una silla la chica que me ha extraído los óvulos hace unos días junto a otra doctora que no reconozco.
Pero un escalofríos se apodera de mi espina dorsal cuando el hombre vestido de traje gira la cabeza para mirarme.
¡Dios santo! Es demasiado guapo. Sus ojos color marrón combinan a la perfección con un cabello bien cortado caoba. A pesar de estar sentado se ve alto y poderoso, mirándome como si el mundo donde estoy existiendo fuese de él.
Sus ojos están en los míos y puedo sentir una tensión que no sé cómo explicar. Mi boca se seca y de repente tengo sed.
—Esto no pinta nada bien—Lily me saca del trance.
—Buenos días —soy la primera en hablar. —Mi nombre es Samanta Chacín.
—Buenos días, señorita Chacín—me sonríe la mujer que está en la cabecera de la mesa. —Soy Claudia Romero, un gusto, dueña y directora de la clínica —se levanta de su asiento y extiende su mano.
Arrugo mis cejas sin comprender mucho toda esta situación.
—Un gusto —le estrecho la mano.
—Debemos hablar algo muy importante, siéntese por favor ¿Quiere que su amiga se quede?—pregunta.
—Sí, no hay problema. —le hablo en voz baja mientras la sigo a la enorme mesa.
Pero la incomodidad es muy notoria, el hombre no quita sus ojos de mi y no tengo idea de que estoy haciendo aquí, solo quiero salir corriendo.
Lily y yo tomamos asiento al otro borde de la mesa, lo más alejada posible de todas las personas presentes.
—Verá señorita Chacín—vuelve hablar la doctora mientras lee un expediente. —En está historia clínica sale que usted acudió a nosotros hace unos días para vender sus óvulos ¿Cierto?
Miro a Lily quien también tiene una enorme interrogante en sus ojos y vuelvo a mirar al frente.
—Sí—contesto.
—Bueno...
Ya impaciente por toda esta situación, que me tiene los pelos de puntas la interrumpo.
—Disculpeme si soy grosera, pero por favor vaya al grano, tengo muchas cosas que hacer. —le digo con la voz lo suficientemente autoritaria. Me estreso cuando se van por las ramas.
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By mistake ✔
RomanceMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...