Mi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada.
Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr.
Y tal vez tenía razón.
Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entro al salón de baile cuando son las seis de la tarde. Estuve todo el día enviando currículum por páginas de internet.
Estoy un poco agotada y frustrada, mis baterías están a 0%. A veces siento que todo el esfuerzo que le di a la carrera fue en vano.
Prendo la luz, el equipo de sonido y lo conecto a mi celular para poder poner la primera canción que me salga en el inicio de YouTube.
Pero el sonido de la puerta me distrae. Observo a Alexander entrando al lugar e instintivamente sonrío, el solo hecho de verlo me hace feliz.
—Buenas tardes —termina de entrar y yo corro a sus brazos.
Él me recibe con una enorme sonrisa en sus labios.
—Volviste temprano hoy —lo beso.
—Tenia muchas ganas de verte— acaricia mi espalda sobre la tela del vestido que tengo puesto.
Mi corazón salta de alegría, siento como la felicidad me brota desde el centro del pecho.
—Llegaste justo a tiempo, iba a empezar mi baile especial —bromeo.
—¿Tienes un baile especial?—pregunta.
—No, pero lo puedo hacer solo para tí.
—Muéstrame —me da un beso en los labios para dejarme ir y posicionarse en la pared frente a mi.
Gracias al cielo no sufro de vergüenza.
Tomo de nuevo mi celular para pinchar el primer video que me sale sin saber cuál es exactamente.
Suelto una carcajada cuando los bajos empiezan a sonar con Daza Kuduro Remix, esa donde cantan Don Omar, Daddy Yankee y Arcangel.
Mi mente va a mil por hora cuando busco los pasos perfectos para el ritmo.
—Esta canción me gusta —me pocisiono en medio del salón cuando Daddy Yankee empieza a cantar. —Me da buenas vibras
Alexander está recostado en la pared con los brazos cruzados en su pecho sonriendo.
—Tú eres una persona de buenas vibras —habla por encima de la música.
Mis pies se mueven con pasos completamente improvisados, llevo mis manos al aire y sonrío. Mi vestido se alza con los movimientos.
Alexander sonríe aún más dándome toda su atención.
“La mano arriba, cintura sola, da media vuelta y sacude duro, no te quites ahora, que esto solo empieza”
Con pasos un poco profesionales sigo lo que dice la canción.
—Escucha —me acerco a él para poder cantar. — Esto es una danza que yo no conozco, pero como quieras quiero bailarla. — sigo mis movimientos — Caminar en la arena por la playa serena, haría todo para conquistarla —canto lo más alto que pueda. — Que se olvide la pena, mami deja el estrés, que donde baila uno pueden bailar tres.
