Son las ocho y media de la noche cuando estoy sentada en la misma banca de siempre enviándome mensajes con Lily.
Le he pasado una foto de la ecografía, y le he contado lo que pasó esta mañana.
Alex luego de que verificó que estaba tranquila me dejó con Sara y se marchó a trabajar. Y desde que estoy aquí no me había sentido tan inservible.
Tengo una biblioteca a mi disposición, una piscina, internet, un televisor con todas las plataformas que podría tener y aún así me siento aburrida. Necesito trabajar, deseo hacer algo más que comer y cuidar de mi.
—Buenas noches —escucho a mis espaldas la dulce voz de Alexander.
Despego la vista de mi celular para verlo caminar hasta donde estoy yo con solo una camisa blanca y pantalones de vestir. Pensándolo bien, nunca lo he visto informal.
—Hola —le sonrío.
—¿Cómo te sientes?—se para frente a mi con las manos en los bolsillos.
Él es impresionantemente hermoso, alto e imponente.
—Estoy bien, lo de esta mañana solo fueron las hormonas del embarazo, últimamente estoy demasiado sensible —le cuento como si nada.
—Esta bien—saca una de sus manos del bolsillo y me la extiende. —Ven conmigo un momento.
Miro su mano y luego su rostro.
—¿Para dónde?—pregunto tomando su mano y levantándome de la banca.
Me gusta cuando nos tocamos, se siente bien.
— Hablé con la doctora Andrade, le pregunté que si era seguro que tú bailaras. —empieza a explicar mientras me lleva detrás del jardín, yo nunca he estado aquí —Y me dijo que es la mejor forma de que hicieras ejercicios, eso es bueno para el bebé también.
Me suelta la mano para colocar la suya en mi espalda baja y guiarme dentro de lo que parece una habitación.
Enciende la luz y puedo observar dentro, es de color blanca con una pared repleta de espejos, el piso es de madera y a mi derecha está un equipo de sonido moderno con pantalla.
Mis ojos se iluminan al ver la habitación.
—Esto es un salón de baile —trato de contener la emoción, pero me es casi imposible.
—Es tu salón de baile, ahora también es tu habitación y puedes quedarte a dormir aquí si es lo que deseas. —la sonrisa que sale de los labios de Alexander es genuina.
Esto es increíble, es lo más dulce que alguna vez alguien ha hecho por mí.
Suelto un chillido cuando lo abrazo por los hombros, mi abrazo es fuerte, eufórico. Estoy tan contenta.
—Gracias, gracias, gracias. —lo sostengo cerca de mí —No sé cómo agradecerte esto.
Él vacila un poco pero también me abraza por la cintura. Se siente tan bien tenerlo así de cerca, me siento en paz, quiero sentirme así siempre.
—Ahora podrás bailar todo lo que quieras, siempre y cuando no te hagas daño —dice en mi oído y eso causa escalofríos.
De repente reacciono, esto no está bien. Los latidos de mi corazón, la avalancha en mi estómago y la sensación de tranquilidad no están bien.
Él es solo el papá del bebé que tengo dentro de mí. Eso es un error, sí él es atento conmigo es solo por el feto, no por mí, no porque realmente se preocupe por mí y todo lo que siento cuando está alrededor no está bien.
Nosotros tenemos un contrato.
Me separo del abrazo con tranquilidad
—De verdad gracias, Alexander. —le doy una sonrisa.
Y siento el frío abrirse entre nosotros.
—No hay de que. —sigue sonriéndome.
¿Cómo no sentir algo por él cuando hace este tipo de cosas?
Hola, mis vainillitas ¿Qué tal?
Solo paso para preguntarles si les está gustando la historia.
Y también para recordarles que pueden seguirme en mis redes
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By mistake ✔
RomansaMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...