—Llegaste temprano — le digo a Álex cuando lo veo entrar a la sala de estar.
Estoy recostada en el sillón viendo vídeos de animales gracioso en el celular y riéndome a carcajadas.
Hoy igual que otro días he postulado a varios trabajos, y nada.
—Sí, es que recordé algo en plena reunión y me vine a casa —verifica la hora en su reloj y se acerca a mi para darme un beso en los labios.
—¿Qué pasa? —me siento en el sillón.
—Escojamos el cuarto del bebé.
Arrugo mis cejas, hasta que entiendo lo que quiere decir. No hemos decidido cuando es la habitación perfecta para nuestro hijo.
Y crece una emoción nueva dentro de mi. La felicidad me invade y me levanto del sillón para tomar su mano que está caliente.
—Claro, no lo habíamos decidido. —le sonrío aferrándome a su brazo derecho.
Me gusta mucho tocar a Alexander, podría estar pegada como una garrapata a él si pudiera.
—No quiero que sea una habitación sencilla —me dice subiendo los escalones. —Quiero tener suficiente espacio para una cuna, una cama, muchos juguetes y otras cosas.
Llegamos al piso de arriba justo cuando lo miro.
—Es habitación de un bebé ¿Qué tantas cosas puede tener? —le pregunto.
—Todas las cosas posibles —me da una sonrisa cómplice.
Él camina hasta el centro del pasillo para abrir la puerta que está junto a la suya. Entramos y vemos una habitación como la mía, genérica de visitas.
Observo a mi alrededor, hay un ventanal en la pared izquierda, un clóset blanco y la puerta del baño. Es bastante amplia y con iluminación, me gusta.
—Esta me gusta —le informo.
Alexander sonríe y me acaricia la mejilla.
—Tiene bastante iluminación, a la ventana se le pueden poner cercas por seguridad del bebé, la pintamos de un color más bonito y solo hay que comprar la cuna y otras cosas.
—Sí, pero la cuna y las cositas hay que comprarlas ya cuando sepamos el género del bebé.
—Sí, mientras tanto podemos ir pintando la habitación de un color neutro, voy a contratar...
—No, —lo interrumpo —Yo quiero encargarme de todo —le digo. —Lily y yo le compraremos todo al bebé, no quiero que contrates a nadie, ni que le digas a Carmen que compre nada, por favor.
Alexander arruga sus cejas. Él no entiende el placer de hacer las cosas por uno mismo, siempre ha tenido el privilegio de enviar a otras personas hacer cosas.
—Pero hay que pintar la habitación.
—Lo sé, y lo haremos juntos, o con Lily, pero todo lo voy hacer yo —le doy una enorme sonrisa.
Todo esto me emociona, hablar de nuestro futuro con él me emociona. Pintar la habitación, comprar ropa miniatura, empezar a comprar los biberones, todo me causa estragos en el corazón.
Una sensación cálida se desprende del pecho para cubrir todo mi cuerpo.
—Esta bien —me sonríe de vuelta. — Yo te voy ayudar a pintar la habitación —accede.
Eso hace que mi corazón se alegre y vuelvan las molestias en mi estómago.
Se lo complicado que es para Alexander imaginarse pintando una pared, él nunca se ensucia las manos, siempre tiene a alguien esperando que de una orden para hacer lo que él pide, y saber que quiere hacer esto conmigo es gratificante.
—Bien, tenemos que comprar pintura y muchas cosas.
—Ah, eso me recuerda —tantea su saco para meter la mano en el interior y sacar su billetera, saca una tarjeta color negra y me la extiende. —Toma.
Miro el plástico sé lo que es, una American Express negra, siempre quise ver una en persona, nunca conocí a alguien que la tuviera y esto es otro nivel. A veces olvido que Alexander es dueño de la mitad de esta ciudad.
—¿Para que es eso? —pregunto con la boca seca.
—Para ti y todo lo que necesites del bebé —contesta con simplicidad.
Alarga más su brazo para dejar la tarjeta en mi rostro.
Esto sí que es otro nivel.
Tomo el objeto rozando sus manos y lo primero que me percato es que es un poquito más pesada que una tarjeta normal, supongo que porque es de Titanium. Es brillante y bonita.
¿Cómo una tarjeta de crédito puede ser bonita?
Entonces reacciono de la situación. Esto es demasiado.
—No —alargo mi mano para devolverle la tarjeta —Esto no es normal, tómala.
Alex suspira y sonríe, pero no tiene intenciones de recibir el objeto, porque guarda sus manos en los bolsillos del pantalón.
—Yo normalmente no la uso, así que hazlo tú ¿Qué mejor manera que para nuestro hijo?—dice como si me estuviese dando un billete de 10
—Esta cosa no tiene límite, ¿Y si me paso?
Álex suelta una carcajada y se acerca más a mi.
Su proximidad me agrada y hace que las mariposas en el estómago revolotee libres.
—Nunca te vas a pasar, Samanta. Gasta en lo que quieras cuando quieras, si deseas cómprate una casa, pero úsala.
Miro de nuevo la tarjeta y la presión en mi pecho aumenta, no es una presión mala, es esa que me da cada vez que estoy muy emocionada e intento reprimirlo.
Quiero llorar, gritar, saltar de alegría. ¿Por qué él es tan perfecto?
—Te advertí, cuando empiecen a llamar del banco para que aceptes los cargos no quiero reproches.
—Cada vez que me llamen del banco para pedir autorización por los cargos estaré encantado de aceptarlos —lleva una de sus manos a mi mejilla para acariciarla.
Sonrío y lo abrazo.
—Será el cuarto de bebé más hermoso del planeta. —susurro en su odio.
—Digno de ti —su voz es suave y gruesa —La mujer más hermosa.
¡Ya basta! No aguanto más todas estas sensaciones. Puedo morir por sentir mucho, aunque no creo que eso pueda pasar igual me asusta tanta felicidad y tranquilidad.
—Mañana mismo empezamos con la remodelación de este cuarto —me separado de él para posicionarme en medio de la habitación.
Doy vueltas lento mirando todo el lugar.
—Mañana empezamos entonces. —Alex sonríe —Ah, y Sam, cuando termines con las remodelaciones puedes quedarte con la tarjeta, úsala a tu antojo. —se acerca a mi y me da un beso en la frente —Voy a terminar un trabajo en el despacho, nos vemos —se va alejando de mi.
—Nos vemos... —me quedo en silencio antes de que salga de mi boca ese "te quiero" que tengo atorado, pero no quiero dejar salir.
Miro de nuevo la tarjeta en mi mano cuando ya Alexander no está en el lugar.
¿Esto puede ser real?
Dios, nunca imaginé tener una American Express en mis manos algún día.
Sabía que tenía dinero, siempre lo he sabido. ¿Pero a nivel negra? Aún estoy tratando de procesar todo cuando vuelvo a sonreír sola.
Cómo quiero decirle lo mucho que lo quiero.
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By mistake ✔
RomansaMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...