23.- Promesa Pinky.

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Samanta

Estoy riendo a carcajadas mientras me tomo un té en la mesa de la cocina solo porque a Will se le ha ocurrido ponerse a criticar el capítulo de Grey's Anatomy  que estamos viendo Sara y yo.

Siempre he creído que cada persona tiene una perspectiva de ver las cosas, y me doy cuenta que la de Will es bastante sencilla y despreocupada.
Incluso más que la mía.

Sara está a nuestro lado en el mesón preparando la cena, intentamos ayudarla pero dijo que lo quería hacer sola.

—Es demasiado dramático hasta para mí que esté naciendo su hijo, se vaya la luz en el hospital y no funcione nada —se queja el moreno a mi lado.

—Es la protagonista, le tienen que pasar cosas dramáticas —le hablo.

—Me vas a disculpa, Sam, pero eso es demasiado —los tres reímos.

Mis capítulos favoritos son los que Will ha criticado más, y está bien, todos tenemos criterios diferentes.

—A mi me gusta —Sara se encoje de hombros.

No escucho la puerta de entrada, pero si siento unos pasos apresurados por toda la sala hasta la cocina, yo conozco esos zapatos.

Lily se para en el umbral de la cocina con sus ojos muy preocupados en mi, su cabello corto está pegado a su rostros y puedo observar el alivio en su expresión cuando termina de detallarme.

—Ay, no puede ser —exclama acercándose a mi para abrazarme. —Nunca había odiado tanto mi trabajo y el hecho que un viaje se retrasara dos días como ahora.

Sonrío y le correspondo el abrazo.

—No pasa nada...

—La conseguí en la entrada casi llorando. —entra Alexander a la cocina aflojandose la corbata.

—Uno en dos mil vuelos —Lily toma mi rostro entre sus manos —¡Que un vuelo se atrase dos días pasa en uno de dos mil, y justo pasó en el mío!

—Relajate, ya estoy bien —le sonrío.

—Sabes que yo nunca voy a dejar que le pase algo. — Alexander se acerca a nosotras y me da un beso en los labios.

—Si van hacer eso, que sea cuando yo no tenga a Sam en mis brazos —Lily se aleja de mi.

—Entraste y la acaparaste —se defiende Alexander con tranquilidad.

—Tú la tienes viviendo contigo, dame tiempo, Bustamante —se queja mi amiga —Hola, Sara —saluda con una sonrisa a la mujer mayor —¿Necesitas ayuda con la cena? —se ofrece.

—Gracias, pero no.—le sonríe Sara.

Por primera vez desde que llegó Lily pasa la vista por la habitación y es cuando se percata de Will. La conozco tan bien que puedo jurar lo conoce, y no necesariamente por ser amigo de Alexander.

—Buenas noches, señorita —Will le da una sonrisa coqueta.

Lily abre sus ojos amplios en sinónimo de sorpresa.

Alexander y yo nos miramos con complicidad, él también ha visto algo raro.

—Buenas noches —dice casi nerviosa —Sam, hoy me quedaré contigo —se dirige a mi. —¿Puedes acompañarme a llevar mi bolso?

—Tú sabes dónde está la habitación.—le digo.

—No, no lo sé —me toma por la mano y me lleva con ella escaleras arriba.

Apenas entramos a mi dormitorio y cierra la puerta con seguro Lily empieza a caminar de un lado para el otro, con las manos en sus caderas mirando un punto fijo en el piso.

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