27.-Parte de mi familia.

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Samanta.


¿En qué momento pasó tanto tiempo? 25 semanas de embarazo es demasiado.

O por lo menos eso me doy cuenta justo ahora que mis pantalones no cierran por la panza que me ha salido.

¡Ya tengo pancita de embarazada!

—¡Álex! ¡Álex! ¡Álex! —bajo las escaleras con prisa para conseguirme a Alexander en la cocina a punto de salir corriendo a mi encuentro.

Pobrecito, lo asusté.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? —pregunta analizándome con la mirada.

—¡Estoy más que bien! —sonrío con alegría. Me pongo de lado y lo observo —Mira.

Él pasa sus ojos por todo mi cuerpo, pero arruga las cejas. Sé que no sabe de lo que le hablo.

Escucho a Sara carcajear desde la mesa de la cocina, ella sí se ha dado cuenta.

—Perdón, no entiendo —me dice por fin Álex.

Yo paso las manos por mi vientre para hacer que el vestido se aplaste y que él pueda ver mejor el bultito que ahora está ahí.

No es muy grande, apenas y se puede notar, pero yo sé que está ahí, él se ha dado cuenta que ya está creciendo.

Entonces sus ojos se iluminan con entusiasmo y su sonrisa se ensancha para acercarse a mi con rapidez.

—Ha crecido —exclama.

Yo me coloco frente a él para dar palmaditas de emoción.

—Sí, ya es un bebé grande y que se nota. —lo abrazo.

Álex me atrae a él con fuerza, cómo queriendo expresar la emoción que tiene con este abrazo y yo solo me dejo llevar por su cariño.

No creía eso de que la panza te puede salir de la noche a la mañana y sí es así. Anoche me sentía solo un poco hinchada, pero ahora está ahí. Mi bebé ya se está dejando ver y eso me emociona.

Hoy vamos a ir a consulta con Lily para que le digan el género del bebé. Quisimos esperar tanto para que ella no sufriera mucho guardando el secreto. Aunque si soy sincera, tengo ganas mandar todo a la mierda y preguntarle a la doctora para saber.

La habitación está casi lista, solo le hace falta algunos biberones y ropa. En el transcurso del tiempo compré la cuna, juguetes, pañales, peluches, una mecedora de madera blanca y un tapete de muchos colores para cubrir el piso, ya tiene vibras de una habitación bebé.

Comprar todas esas cosas me emocionaron muchísimo. Alexander estuvo quejándose que le compraba cosas "baratas", pero no puedo gastar tanta cantidad de dinero por una ropa tan pequeña. Hasta que un día él se apareció con una colección completa de Carter's , y la verdad no pude decir nada, esa ropa si que es otro nivel.

—Eres demasiado hermosa—me dice Alexander bajito, que solo escuchemos él y yo.

Cómo siempre despierta en mi mil emociones bonitas.

—Espero que cuando esté más panzona me sigas diciendo eso —me separo de él para sonreírle.

—No estoy alagando solo tu físico, Samanta —me mira con intensidad.

¡Dios santo él tiene que dejar de decir estas cosas porque a mí me va a dar un infarto!

—Vamos, que llegamos tarde a la consulta —le acomodo un poco la corbata. —Lily nos va a ver en la clínica.

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