21.-El dinero me hace tener poder.

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Samanta

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Samanta.

Me siento muy mal, y no físicamente, pero el hecho de que me alteré al punto de que mi vientre dolía me hace sentir horrible.

Siempre he sido muy emocional, desde que asistí a terapia no me había sentido mal por eso, hasta ayer cuando vi el rostro de preocupación de Alexander entrando a la habitación de hospital donde estaba.

El papel rectangular quema las yemas de mis manos. Hace algunos días tenía toda la intención del mundo de usarlo, había visto alquileres de oficinas y averigüe varios permisos que necesitaba, pero desde la noche que Alexander y yo salimos a comer y decidimos darnos una oportunidad simplemente no pude.

No sé explicar porque, no tengo idea del porque ya no quiero este dinero, tal vez remordimiento, o quizá respeto. Pero ahora que mi celular está sonando en la mesita de noche con miles de comentarios en redes sociales que no tengo intenciones de leer, sé que estoy haciendo lo correcto.

Me levanto de la cama con el cheque en blanco en mi mano. Camino hasta el despacho de Álex quién se negó a ir a la oficina hoy y toco la puerta.

— Adelante — escucho al otro lado.

Entro y encuentro al hombre sentando detrás de su escritorio mientras anota algo en un papel. Con camisa blanca abrochada hasta el cuello se ve excesivamente guapo, ¿Cómo alguien puede verse tan atractivo trabajando?

—Samanta, ¿Cómo te sientes? —se levanta del asiento para acercarse a mi.

Le sonrío mientras las mariposas en mi estómago se despiertan, ya no tengo intenciones de pararlas.

—Bien, no me duele nada y estoy tranquila —le informo.

Y la verdad aparte del desmayo y pequeño dolor de ayer me siento bastante bien. La doctora me dijo que era normal debido a que se me subió la presión, pero que el bebé está bien.

—Eso es bueno —Alex llega a mi, me toma por la cabeza con cariño y planta un beso en mi frente.

Ayer cuando me dijo que yo era su prioridad no supe cómo reaccionar más allá de llorar por la inmensa culpabilidad que estaba sintiendo.

—Perdón si te molesto, solo vine a entregarte esto —le extiendo el cheque intacto.

Él mira la hoja y luego a mi.

—Samanta, si es por todo lo que está circulando en internet, eso no importa, tú, yo y las personas que nos importan saben cómo han pasado las cosas y eso es lo importante.

Sonrío y le acaricio la mejilla con lentitud.

—Yo ya tenía la idea de regresarlo, ya no quiero este dinero. Voy a trabajar de nuevo en algún despacho, ya me has dado mucho.

Le informo la mitad de todo.

—Es lo que tú más quieres.

Niego y la sonrisa ya no es genuina, ahora mi garganta duele.

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