Alexander.
"En unas horas llego a tu ciudad, dile a Sara qué me guarde comida, voy muerto de hambre."
Leo el mensaje que Will me ha enviado hace algunas horas, pero que no contesté.
Son las ocho de la noche y Samanta no ha llegado.
Vuelvo a mirar el reloj en mi muñeca y mis nervios aumentan, la llamo y su celular suena, pero no contesta.
Ya no puedo más, juré nunca usar estar medidas, pero ya no logro calmar la ansiedad.
Saco el celular del bolsillo de mi pantalón mientras dejo a Sara y Lily en la cocina de la casa. La pelinegra también está muerta de los nervios aunque no me dice nada.
—Señor —contesta mi jefe de seguridad.
—Samanta Chacín, quiero que me la localicen en menos de 5 minutos, por favor —le ordeno.
—¿Celular o brazalete? —pregunta.
Escucho el sonido fastidioso del celular de Lily, detesto esa musiquita.
—Los dos, no sé si lleva puesto su brazalete, así que asegúrate.
—Bien, le devuelvo la llamada en un momento
—Perfecto, gracias.
Apenas cuelgo la llamada Lily entra a la sala corriendo, observo si rostro lleno de lágrimas y las alarmas empiezan a sonar dentro de mi cabeza.
—Me acaban de llamar del hospital universitario , Álex —apenas y se le entienden las palabras. Mi mundo se detiene en cuestión de segundos. —Samanta tuvo un accidente.
Siento como si cayera en un agujero negro, donde no puedo ver ni oír nada, mi cuerpo reacciona por pura inercia.
No sé cómo, pero tomo las llaves del auto y empiezo a manejar al hospital. Solo sé que Lily está llorando a mi lado, que Sara va al auto de los muchachos de seguridad mientras llama a alguien por teléfono, pero no puedo escuchar a nadie.
Lo único que tengo en mente es a Samanta y a nuestra bebé, si les pasa algo soy capaz de destruir esta ciudad y hacer pagar a quien sea le haya puesto una mano encima.
Mis manos tiemblan como aquel día que se filtró toda la información de nuestra relación y tuve que cargar a la mujer de la que estoy enamorado al hospital. Pero algo dentro de mí me dice que esta vez es diferente, el nudo en el estómago me causa náuseas.
Gracias al cielo el hospital no está lejos de la villa donde vivo así que logramos llegar en pocos minutos.
Los oídos me zumban y sigo temblando como si mis manos fuesen de gelatina.
—Samanta Chacín —dice Lily apenas llega a la recepción donde nos pueden dar información — Soy Lilianna Álvarez, su contacto de emergencia —la pelinegra empieza a darle su número de documento a la enfermera que nos atiende.
Y por un momento me quedo como idiota procesando la información, Lily es su contacto de emergencia, no su madre, ni nadie más. La ira empieza a correr por mi sistema combinado con el miedo, y para mí no hay combinación mas letal que esa.
—A la señorita Chacín la ingresaron hace unas horas, está en cuidados intensivos por una contusión en la cabeza, según el último reporte que tenemos de hace treinta minutos no ha recuperado el conocimiento y la bebé está en peligro.
Esto es todo lo que necesito escuchar para que la ira suplante por completo al miedo y lo único que tenga es ganas de gritar y maldecir.
Quién le haya hecho esto a mi mujer mañana no amanecerá vivo.
ESTÁS LEYENDO
By mistake ✔
RomansMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...