Despierto porque siento el vacío a mi lado.
Recuerdo todo lo del día anterior, las caricias de Alexander, nuestras palabras, cómo me dormí en sus brazos mientras él leía un libro y yo se supone que estaba viendo vídeos en el celular.
Algo dentro de mí se retuerce y mi estómago salta de emoción.
Tenía tiempo que no me sentía de esta forma, mi corazón está acelerado y me estiro con una sonrisa tonta en los labios.
Me muevo para buscar el celular, lo encuentro en la mesita de noche del lado de Álex, miro la hora, son las nueve treinta de la mañana.
Me levanto, camino hasta mi habitación donde puedo ver todas las cajas que llegaron esta semana, no puedo creer que él haya gastado tanto dinero en esta tontería.
Abro la primera caja donde hay cremas Crest de diferentes sabores. La siguiente es Colgate de presentaciones que no podría ni imaginarme que existen. Luego Sensodyne, Auchan, Deliplus, Binaca ¿Cuantas cremas de dientes hay en el mundo? Esto es una locura.
Suspiro para empezar a probar, unas me dan más ascos que otras, pero la única que no me hace tener arcadas es una de cajita amarilla y azul, una que si no es por esto no tendría ni idea de su existencia.
Que irónico, si no fuese por este embarazo no tendría idea de muchas cosas. No habría conocido a Alexander, no hubiese descubierto estás increíbles ganas de ser madre dejando a lado mis miedos.
Me miro en el espejo, llevo una pijama, mi cabello está recogido y puedo observar que mis pechos han aumentado su tamaño, ya entiendo porque siento sensibilidad.
Dentro de poco tendré que ir otra vez a la obstetra. Y nunca he estado más emocionada por algo, como deseo escuchar su corazoncito, de saber si será niña o niño. En mi pecho despierta todo eso que siempre había escuchado sobre ser madre, pero me había rehusado a sentir.
El toque de la puerta de mi habitación me saca de los pensamientos. Salgo del baño y me consigo a Alexander parado en la puerta.
—Buenos días. —me da una hermosa sonrisa.
Eso hace que las molestias en mi estómago vuelvan.
—Buenos días —le sonrío de vuelta.
Pero me quedo en mi sitio, sí, tuvimos sexo, pero no estoy segura de donde nos encontramos ahora mismo.
—Veo que ya has probado las cremas —se acerca a donde yo estoy para darme un beso en la frente —¿Como te sientes?
Entonces sí nos permitimos darnos cariños. Perfecto.
—Tengo algo de náuseas, pero sobreviviré — sonrío.
Y es que no sé porque no puedo evitar sonreír, tengo una extraña sensación de que la vida que estoy viviendo ahora es prestada y que en cualquier momento me la van a pedir de vuelta. Aún así no puedo evitar sentirme feliz.
—Mientras desayunaba estaba pensando en algo —empieza hablar Alexander mientras salimos de la habitación para bajar a la cocina. —Que nunca hemos salido de la casa. Me gusta pasar tiempo contigo en el jardín y aquí, pero no hemos salido ni al parque de la esquina.
Pensándolo bien tiene razón, no es que nos debamos citas o esas cosas, pero a excepción de la vez que nos vimos en la clínica y en su oficina, nunca nos hemos visto fuera de esta casa.
—Tienes razón, Alexander. Deberías de llevarme más a citas —entramos a la cocina donde no encuentro a Sara. — Me embarazas y ni a cenar me has llevado —le hablo en broma.
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By mistake ✔
Любовные романыMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...