Epílogo.

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Tres meses después

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Tres meses después.

Termino de colocar la alfombra en el piso de la sala de estar cuando Lily mira a través de la pantalla de mi celular. Se ha ido hace dos meses, ahora tiene un pircing en la nariz, pero se le ve hermoso.

—¿Cómo quedó mi habitación? — pregunta mientras seca su cabello con una toalla.

—Hermosa. Pinté las paredes del lila que te encanta, fue difícil de conseguir, pero Alex un día se apareció con un galón de ese tono — le cuento mientras camino a la cocina para tomar agua.

La casa ya está lista, no fue difícil amueblarla, simplemente compré todo lo que siempre quise tener para una casa propia, o lo que Lily y yo decíamos que algún día tendríamos.

Hacerle una habitación a ella fue idea de ambos, ella ahora vive en otra ciudad y tiene el trabajo de sus sueños. Apenas llegó me contó que su jefe es Will, sí, el amigo de Alexander, así que asumí que mi novio tiene algo que ver en ese puesto que tiene ahora.

Lily es mi familia, y siempre tendrá un espacio donde yo esté.

Hace dos semanas terminé de mudarme a la casa y la amo. Alexander aún no acaba de traer sus cosas y eso me pone nerviosa.

Se queda a dormir casi todos los días, pero supongo aún quiere darme mi espacio.

He decidido que apenas llegue le diré que se mude por completo.

—Alex me adora, lo sé — ambas reímos.

El rostro dulce de Lily se ilumina, últimamente se ve un poco más feliz, incluso he llegado a pensar que estar en esta ciudad la estaba destruyendo poco a poco.

—Sabes que sí — escucho el auto de Alexander estacionarse en el frente de la casa y sonrío — Debo irme, chaito

—Ya llegó por quien me cambias — bromea — Chao, te amo

—Te amo más — cuelgo la llamada al mismo tiempo que abro la nevera.

Me quedo quieta mientras escucho Alex abrir la puerta y caminar hasta la sala, luego a la cocina donde me encuentra y sonríe.

Él tiene rasgos muy duros, casi siempre está serio y podría decir que hasta con el ceño arrugado, aún así cada vez que me mira sonríe y sus ojos se iluminan, eso me gusta muchísimo.

Tiene un pequeño ramo de rosas en su mano. Amo cuando aparece aquí y me da pequeños detalles, no necesita una excusa para traerme cualquier flor, dulce o comida.

—Volviste — lo saludo sacando una jarra de agua del refrigerador.

—¿Cómo pasaste el día?— pregunta acercándose a mi para darme un beso y entregarme las rosas.

Yo le correspondo con gusto. Últimamente siento que soy la persona más feliz del mundo. Tengo meses que no sé nada de mi madre, Lily me ha dicho que posiblemente escapó de la ciudad por lo que me hizo, y no veo muy descabellada esa idea.

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