La procrastinación termina hoy.
O por lo menos eso he pensado al despertarme, minutos antes de tener arcadas en el lavamanos de mi baño al lavar los dientes.
Llevo dos noches durmiendo con Alexander en su habitación, pero vengo a bañarme, lavar los dientes y cambiarme a mi dormitorio.
Aunque él calmo la otra noche mi ansiedad sobre qué hubiese pasado si no fuese yo la mujer que tiene a su hijo. Escuchar que la otra chica no le gustaba y ni siquiera estaba dispuesto a tener sexo con ella por su bebé, me hizo sentir que no me estaba usando. Que tal vez si ha querido besarme y abrazarme como lo ha hecho últimamente.
Respiro profundamente, mis piernas y manos tiemblan, intento estabilizarme, no es primera vez que pasa, ya se me pasara.
—¿Samanta?
Ay, no puede ser. Que no sea él, estoy alucinando.
Me digo a mi misma mientras cierro los ojos.
— Aquí —hablo con un hilo de voz.
—¿Estas bien? —Alex entra a mi baño con rapidez y empieza a sobar mi espalda. —¿Quieres ir al médico? ¿Quieres agua?
Niego con la cabeza para lavarme la boca con agua y la cara.
Me siento avergonzada que me vea en esta situación.
—No hay problema, se me pasará, siempre se me pasa —tomo la toalla y volteo a verlo.
Alex está parado a mi lado con las cejas arrugadas. Pero lo que de verdad llama mi atención es su rostro pálido, las casi invisibles ojeras y que está vestido solo con pantalones de chándal y camiseta de manga corta.
—¿Te ha pasado anteriormente? —pregunta.
—Sí, la crema de dientes me causa asco, ha comenzado hace como unos 15 días. —le hablo saliendo del baño.
—¿Hace 15 días, Samanta?—su voz es diferente ahora. —¿Por qué no me has dicho?
Me paro en medio de la habitación y volteo a verlo. Alexander es hermoso, pero ahora se ve... Enfermo.
—Porque es la pasta de dientes, Alexander ¿Que haré al respecto?
—Comprarte otra marca, si es de mandarte a traer una del extranjero lo haré siempre y cuando tú te sientas bien.
Detesto cuando dice este tipo de cosas.
—No vas a mandar a comprar miles de cremas de dientes hasta que alguna me sienta bien. Por cierto, te ves horrible.
—Mandaré a traer todas las cremas de dientes posible. —se acerca a mí.
—No, no lo harás.
Alexander solo me mira mientras saca su celular y marca un número.
—Carmen, necesito que averigües todas las marcas de pastas de dientes que podamos comprar, de todos los sabores, colores y tamaños, y mandes una de cada una a mi casa, por favor. —se queda en silencio mientras su vista sigue fija en la mía —Okey, gracias. —cuelga. —Pues lo acabo de hacer.
Se encoje de hombros.
—No puedes hacer esas cosas, Alexander. —me acerco más a él.
Estoy atónita, esto es... Esto es otro nivel, por Dios.
—¿Por que no?
«Porque si haces esas cosas, haces que me gustes más.»
—Porque no. —suelto.
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By mistake ✔
RomanceMi madre siempre me dijo que no soy capaz de nada. Cuando decidí irme de casa para escapar de sus sermones me juró que estaba cometiendo un error y volvería. Qué no lo iba a lograr. Y tal vez tenía razón. Estaba sin empleo, sin dinero y con los día...