PECADO. (🔞)

XI

Podría parecer un lobo acechando el momento indicado, empezaba con urgencia querer dormir, pero su antídoto aún no había ido a buscarlo.

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La pelirosa llevaba casi tres días ahí y en ningún momento había siquiera tocado la cama.
Su plan de ir a dormitar con Sasuke se fueron a la basura por el modo en que él la puso en interrogatorio.
Recordó que cuando eran niños y jugaron a la "casita" , se opuso totalmente a qué Naruto fuera el papá y ella la mamá.
Siempre tan territorial con ella, Sasuke fue su primer beso sin quererlo, pues el juego consistía en qué ellos serían entonces los papás de Naruto, y el azabache le dijo que los papás se besan y entonces lo hizo.
Tenían 10 años y en un juego tan inocente que lo vio como algo demasiado absurdo,pero de alguna manera siempre lo obedecía y aquél día Sasuke se había empeñado en que así fuera.
Ahora ya ni siquiera podía estar con él sin que se molestara por algo, definitivamente Sasuke había cambiado, su carácter posesivo salía a flote.
Se dirigió a la ducha donde pudo relajarse un poco, se puso ahora una pijama de osos negra que le había regalado su madre. Era una pequeña playera con shorts lleno de estampados de osos y para completar el juego unas lindas pantuflas con garras, se hizo dos coletas bajas y se puso un poco de crema y loción.

Pegó oídos a la puerta para asegurarse que no había nadie. No dormiría sola y su padre no iba a consentirla con eso. La sobreprotección de su familia comenzaba a agobiarla, pero ella no sabía que era el principio de lo que le espera, pero eso no la detiene, aún.

Se dirigió a la recámara de Itachi, intentó abrir pero la puerta tenía seguro, entonces  creyó que su hermano lo habia puesto para evitar su intromisión, quizá  en serio le incomodaba su presencia.

Estaba por retirarse y tragarse el orgullo para ir con Sasuke, pero la perilla giró y su hermano parecía estarla esperando.

Estaba con una camiseta negra y en boxers, pero no parecía incómodo.

—Pasa. —Se permitió observarla, de nuevo,  una nueva sensación estaba ganando en él.

Quiere evitarlo, pero le está resultando imposible. Tres días bastaron para que ahora solo quisiera a Sakura en su cama y no precisamente para dormir, todo el día la estuvo pensando.

—Creí que no querías que estuviera hoy contigo.— Hizo un puchero inocente, pero su outfit la hizo ver tremendamente apetecible. Entonces se adentró en la habitación y él puso el seguro, nadie iba molestarlos. Pasara lo que pasara, aunque  ni él sabía que esperar.

—¿Por qué dices eso?

—Tu puerta tenía el cerrojo puesto.

—Así evito que me molesten personas que no quiero que lo hagan, pero tú no me molestas. — De nuevo bajó su vista a sus muslos que se veían bastante mordibles, a él le gusta morder. — Me gusta tu pijama.

—Gracias, hermano. — Sonrió Sakura de modo inocente, ajena a los instintos que estaba despertando, que no sabía que no se iban a ir.

Hermano.

Esa maldita palabra lo devolvió a una realidad de la que no podía escapar, ella era su familia. Lo que pensaba era indebido, impuro y prohibido, estaba terriblemente mal.

—Deberías usar pijamas más cubiertas. — Apartó su vista e intentó razonar un poco y así mismo desistir de lo que planeaba hacer, de lo que él quería.

—Dijiste que te gustaba.— Una mueca salió de su rostro.

—Me gusta. — Admitió, pero sabe que su hermana no se imaginaba que le gustaría más si no la trajera puesta, definitivamente ya no estaba siendo coherente, ni mucho menos correcto.

—Entonces vamos a dormir. —Sonrió de nuevo tirando de su mano, él se dejó llevar,  por supuesto al ir Sakura delante sus glúteos de nuevo saltaban a la vista.

—Sakura....— Una voz ronca salió de él, eran demasiado perfectos.

Ella no se inmutó ante su llamado, soltó su mano y quiso ganarle la cama, pero tropezó con algo y cayó mostrando aún más su trasero.

—Itachi-kun— Gimoteó sin malicia, solo  por ayuda, pero ese leve sonido le había hecho perder al mayor de los Uchiha la poca cordura que le quedaba. Por supuesto fue a su rescate, pero la tomó por la cintura, y restregó su miembro en sus nalgas con el pretexto de ayudarla, pero en la inocencia, Sakura no notó el roce, para Itachi fue como la bienvenida al paraíso.

—¿Estás bien, Sakura? — Aún más ronca la voz, una vez que la sostuvo notó un ligero raspón en una pierna.

—Lo siento. — Una vez Itachi de niña la regañó fuertemente por tropezar de ese modo y romper un juguete de los favoritos del chico de cabello largo.

—No digas eso, fue un accidente— La cargó e hizo enredar sus piernas en él para llevarla a la cama. —Te lastimaste, te curaré.

Entonces la dejó solo un momento mientras buscaba una pomada, trataba de mantener la calma, la sensación de ese simple roce había sido deliciosa.

Ella se quedó en la cama mirando su golpe y él se acercó a ella, tomó su pierna y empezó a ponerle la pomada  delicadamente.

—Acuéstate.— Sonó más a orden, que a petición, pero ella así lo hizo, entonces siguió masajeando su pierna, la piel de su hermana era demasiado suave y terza, como un durazno, así que su instinto pudo más que él y le dio un mordisco.

—¡Itachi! — Se levantó presurosa.

—Quise ver si te dolía más una mordida que el golpe.— Él sonrió, pero  ella notó en su mirada algo diferente, algo así como un reto, pero el le lanzaba una insinuacion.

—No intentes esconderte con esos ojos de ángel, te estás volviendo malvado.— Lo acusó de una manera tierna, mirándolo  con cariño.

—¿Crees que quiero hacerte cosas malas?— Se acercó más a ella, su aura había cambiado.

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Itachi solía ser un semental  en la cama, rudo y calculador. Amaba morder y dar tan fuerte como se pudiera a quien tuviera abierta de piernas.
Mei cambió su carácter, pero no su lascivia. Sustituyó su personalidad por una sumisa y él se convirtió en un cordero perfectamente manejable. ¿La razón?
El abandono de Mikoto.

Vuelvo a repetir que este es un fanfic dónde habrá temas tóxicos y algo delicados. 🔞