XVII

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—No quiero escuchar eso—Su voz era ronca, intentando mantener la cordura que por un minuto amenazaba con desbordarse. —Sakura... No quiero que te vayas, no digas eso.

La pelirosa admiró el rostro de su hermano.
Era un hombre demasiado atractivo, con ojos apagados la mayoría de las veces. Parecía purgar un gran pecado a su espalda y como piedra a cuestas lo llevaba, una gran roca, una gran carga, que ella suponía era el abandono de su madre biológica.

Ella escuchó atentamente las palabras del mayor, él jamás se había caracterizado por ser demasiado amoroso con ella, solía tratarla amablemente y protegerla, pero al crecer creyó que solo lo hacía por decoro más que por esa fraternidad que los une.

—¿Por qué?— Inquirió sintiendo el  aliento de su hermano en su cuello. Él había vuelto a abrazarla.

—Porque te necesito... — Besó la frente de la jovencita, pero no sé detuvo, siguió la ruta hacia sus mejillas llegando casi a la comisura de sus labios donde repartió muchos más, besos delicados y constantes.

—Ita...— Sakura se sentía extraña, no incómoda, pero las muestras de cariño de su hermano mayor estaban siendo muy parecidas a las de Kakashi. A las de un hombre con una mujer y comenzó a ponerse nerviosa.

Él no contestó y subió su mano hacia la espalda de la chica, la metió por debajo de el suéter escolar sin rebasar la camisa. Empezó a hacer movimientos circulares sobre su espalda, mientras seguía repartiendo pequeños besos en el rostro de su hermana.
Ella se removió sobre él y esto elevó la imaginación del azabache, imaginando que ella era quien podía impulsar su cintura en un vaivén delicioso, con el frenesí que él quería mostrarle.

—Si me dejas entrar, no me detendré, sakura. — Era un preludio, una invitación a seguir purgando en el infierno con un angel en su camino.

Ella lo miró sin entender mucho, la expresión del mayor era difícil de descifrar para alguien que no sabe lo que ha despertado y que no pretende dormir, y no era para menos, Sakura no se imaginaba las intenciones que tiene su  hermano mayor.

Para Itachi todo estaba a la medida, el ambiente era perfecto para perderse en la lujuria, los árboles cubrían todo el panorama y los gemidos de dos cuerpos extasiados de placer pasarían desapercibidos, pero no serían olvidados.

Él la miraba invitándola a inferir sus intenciones, lo que el anhelaba era tácito, pero a la inocencia de la menor, pasaba desapercibido. 

Ella intentaba, sentía que algo estaba pasando, sus rostros seguían demasiado cerca,   quería intuir la situación.

—Tienes una mirada de angel, pero aveces me es difícil comprenderla. Me siento extraña  y no entiendo que me pasa.

Itachi sonríe, estaba seguro que él también iba a despertar emociones en ella, sensaciones nuevas que él estaba dispuesto a practicar a su lado.

—Dejate llevar.

Ella quiso preguntar  a qué se refiere, pero un vibrar en su mochila hizo que ella desviara su atención al móvil, lo tomó y lo que leyó no le agradó en lo absoluto.

¡¿Dónde mierda estás, Sakura?! Estoy afuera de tu colegio y me han dicho que te haz largado con un tipo. Más vale que en 10 minutos estés en la casa.
Sasuke🍁

¡Maldición!— Dijo bajándose de las piernas de Itachi y arrojando el celular al asiento trasero y comenzando a buscar algo que ni ella sabe, en un intento de controlar su ansiedad.

El mayor recobró el juicio, aunque molesto por no haber concretado lo que quería.

—¿Qué pasa? — Veía la chica  que estaba moviéndose inquieta en el asiento del copiloto.
Ella le mostró el mensaje y el endureció su gesto.
Su hermano menor era una copia idéntica de Fugaku, los aires de superioridad que embargaban  a ambos Uchihas.

—¿Entiendes el problema? Ahora mismo te aseguro que estará en casa acusándome con papá como si hubiera cometido un homicidio. — Rodó los ojos frustrada, peinando su cabello rosa con los dedos. Miró a su hermano y abrió la puerta para salir del auto, necesitaba aire,  en esos momentos necesitaba el aroma y el calor de Kakashi con ella.

Kakashi es calma y paz.

Itachi la imitó y salió también, veía como la joven comenzaba a avanzar en forma circular, tronando sus dedos.

—Hablaré con Sasuke.

Ella lo miró de manera inquisitiva, ¿Qué tan lejos tenían que llegar las cosas por unas totales estupideces?
En su mente no cabía la posibilidad que todo se estuviera volviendo una cárcel en su vida. Eran solo días los que habían pasado desde la ausencia de su madre, todo se iba boca abajo. Pero no necesitaba que hubiera problemas entre sus hermanos, debía salir por ella misma, cómo Tsunade le había enseñado.

—No, hoy hablaré yo con él. — Amarró su largo cabello rosa y lo ató en una cola de caballo. —Vamos a casa, entre más pronto deje en claro a Sasuke que no permitiré que se porte así, mejor.

Itachi había estado con muchas mujeres antes de Mei. Cada una había sido especial a su manera, pero no le interesaban, no dejaba de verlas como algo fugaz, pasajero, que no se quedan. Las únicas que lograron ese respeto en él, fueron Tsunade, Konnan y ahora Sakura. Mujeres fuertes, mujeres bonitas y que saben hacerse respetar. Pero nadie puede escapar a su genética, nadie puede escapar de su verdadera esencia. La sangre Uchiha es la que predomina en sus venas, y sin quererlo, Itachi también lleva algo de su padre en las venas.

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Sasuke

Después  de que mi papá me diera manga ancha para poder ejercer autoridad sobre Sakura, me sentí satisfecho. Yo no era un cabron, en mis mejores tiempos el imbecil de Naruto decía que Sakura me describía como alguien muy puro.
Pero ella tiene la jodida culpa que ahora sea así. Ella fue quien se fue al igual que la puta de mi verdadera madre. Ella también me dejó y no lo va a volver a hacer.
Ahora yo la iría a dejar y recoger de la escuela hasta que terminara su semestre. Me aseguraría que nadie le endulzara el oído y que quisiera abrirse de piernas a un maldito.
Sakura no se convertirá en Mikoto.
Ella deberá asumir que soy su todo, como ella lo es para mí.





PECADO. (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora