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Pov Sakura.

Todo cambió cuando vine a vivir de nuevo a casa de mi padre.
Su historia fue algo complicada, se divorció de mamá cuando tenía 12 años y por obviedad me quedé con ella, pues era muy pequeña y eso era lo mejor a la vista de todos, excepto de mi familia paterna.

Mis medios hermanos se quedaron con él por no tener ningún lazo sanguíneo con Tsunade, por lo cual, ella no pudo obtener la custodia.

Dejé de ver durante mucho tiempo a papá, pues mi madre y yo viajábamos constantemente durante mi estancia en la secundaria, pero dos años después de su separación, volvió a casarse.

Su nueva mujer era de verdad muy hermosa, pero tremendamente odiosa. Al menos conmigo, le gustaba tener la atención de todos.

Inclusive de mis medios hermanos, Itachi y Sasuke. 
Y eso no me agradaba, porque Sasuke y yo habíamos sido muy unidos cuando éramos pequeños, también Naruto.
Nos denominabamos "Equipo 7", pero a raíz del divorcio de mis padres, dejé de verlos, más a fuerza que se gana.

Pero volviendo a mi nueva madrastra. Era una mujer muy voluptuosa, casi tanto como mamá,  quién siempre ha sido de una belleza indudable, solo que el   cabello era rojizo y muy  exhibida. Su nombre era Mei Terumi.

El día que me la presentaron, mamá tenía que irse a otro país, por su labor de médico, entonces mi padre ya no admitió que yo estuviera cambiando de colegio nuevamente, así que habló con Tsunade y a regañadientes aceptó que durante su estancia en otro lugar, yo volviera con mi papá.

¿Fue la mejor noticia?

No, definitivamente no.  Es verdad que me pesaba irme a otro lugar, nuevamente, pero no tanto como tener que quedarme conviviendo con esa señora tan... Tan extraña.
Tenía 16 años ahora, podría perfectamente quedarme sola un par de meses, pero papá, ni mamá consintieron eso.

La presentación llegó y volví a ver a Itachi y Sasuke. Más altos, más lindos, pero también más serios, la vida cambia mucho después de algunos años.

—Ella es mi esposa, hija.— Fugaku parecía estarme presentando el mejor de los premios, tal vez si la quería.

La aludida me miró altiva como si yo fuese la cosa más insignificante del mundo, sintiéndose superior. Extendió su mano hacia mi y pude percatarme que  fue más a fuerza que de gana.

—Mucho gusto, hija— parecía una serpiente que intentaba verse como un cordero, su apariencia no me parecía nada a alguien inocente, no una persona buena, pero quizás eran ideas mías.

—Hola, Mei. — Tomé su mano y no hice el mínimo caso a su manera de llamarme.

A partir de ahí el tiempo se fue en una cena que para mí fue lo más aburrida del mundo, mis hermanos se habían vuelto demasiado formales, y algo distantes, Itachi miraba más a Mei que a mí, Sasuke solo asentía algunas veces y papá solo abría la boca para comer o decirle algo a su esposa.

Llegó la noche y papá me dijo que dormiría a un lado del cuarto de Itachi, antes dormía con Sasuke. Pero al crecer eso ya no fue bien visto.
Así que me retiré a mi nueva habitación.

Giré la perilla y entré al sitio donde estaría algunos meses.

No podía quejarme, mi cuarto era lindo, pero ese ese no era mi cuarto.
La casa donde vivía antes no era tan ostentosa como esta, pero si cálida. Aquí me sentía como una extraña, mis hermanos solo me saludaron, pero no hubo ningún abrazo o alguna palabra cariñosa, parecía que me había ido tanto tiempo, que ya nos les importaba.

—No quiero dormir sola.— dije en voz alta. Definitivamente no, la cama se veía incluso fría, y aunque fuera la más cálida del mundo, la sensación que me produjo fue de rechazo.

Ni siquiera intenté acostarme, solo me puse mi pijama y me dirigí al cuarto de la única persona que desde que recuerdo había estado conmigo acompañándome, Sasuke.

Sigilosa caminé hasta el otro lado, tratando de no haber ruido y entré sin preguntar.
Cuál fue mi sorpresa, no había nadie. La cama estaba perfectamente tendida.
Entonces recordé algo dicho en la cena.
Sasuke tiene novia y probablemente estaba con ella.
Así que ya resignada a qué quien sabe a qué hora volvería , probé en la habitación de Itachi. Igualmente entraría sin preguntar hasta que él fue quien abrió sorpresivamente la puerta justo antes que yo siquiera la tocara. Su cabello largo estaba completamente suelto y tenía puesto  una pijama ligera. La cara que tenía al verme fue de asombro, como si lo hubiera pillado en el mejor de sus secretos.

—¿Qué haces despierta a esta hora, Sakura?— Susurró  muy despacio y mirando a todos lados como si escondiera algo.

—No quiero dormir sola. — respondí con sinceridad.

—Puedo decirle a alguna de las sirvientas que te haga compañía mientras concilias el sueño.—Ofreció sin seguir mirando a todos lados

—No, dormiré contigo.— sin esperar invitación me adentré en su cuarto.

—¿Qué? Aquí no puedes quedarte.—cerró la puerta y me observó como si hubiera dicho una barbaridad.

—Claro que si. Y así será. — jamás me decían que no, bueno, así era Sasuke conmigo, quise probar suerte con él.

Su mirada de desaprobación cambió cuando alguien tocó la puerta. Se tensó y se puso más rígido que una estatua. Los golpes en la puerta no cesaban, si bien no eran ruidosos, si insistentes.

—¿No piensas abrir?— dije y en ese momento se detuvieron.
Él no respondió.
Pero cómo ya no se escuchó nada, solo me miró.

—Está bien, puedes quedarte en mi cama. Yo dormiré en el sofá.

—¿Qué parte de no quiero dormir sola no entendiste, hermano mayor?— De verdad esos golpeteos lo hacían hecho aceptar aunque no quisiera.

—Sakura, una cosa es que te permita hacerte compañía y la otra...—

Puse mi dedo en sus labios invitándolo a guardar silencio.

— Y la otra es que vas a quedarte conmigo. A menos que quieras que vaya a decirle a la persona que tocó que se quede conmigo entonces— Yo estaba jugando,  pero su mirada fue muy seria, tal vez había sido una  de las personas de servicio,  pero  no me arriesgaría a  que me mandara con una desconocida a dormitar.

—De acuerdo, pero solo hoy. A Papá no le agradará esto, por eso te sacaron del cuarto de Sasuke.—

—Será nuestro secreto entonces. Bueno, nuestro y de la persona que insistía en que abrieras.— sonreí, pero él no.

No esperé a que dijera más, porque sabía que se arrepentiría. Lo conozco.
Así que caminé hacia su cama y me dispuse a arroparme, él me observó y con un suspiro de derrota se acostó también, solo que dándome la espalda.

—Itachi...

—¿Ahora qué, Sakura? — se giró con una mueca de disgusto, definitivamente no era la persona que él esperaba, al menos esa noche.

—Abrazame. — No aguardé respuesta y envolví sus brazos en su cintura y hundí mi cabeza en su pecho.  Una lágrima resbaló y sin quererlo llegó a su piel. No me dijo más.
Creo que entendió que realmente necesitaba compañía, entonces me estrujó en sus brazos.




PECADO. (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora