VII

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Sakura despierta y se voltea. Su hermano no está a la vista por lo que deduce se habrá ido a la universidad, ya es bastante tarde.

Ella entra una hora después que él, pero por más que quiera ya no llegará temprano. Así que se resigna a llegar a su segunda clase y se mete a bañar en el cuarto de su hermano.

Se ducha y sale envuelta en una de las toallas de Itachi, olvida que por supuesto no tiene ropa ahí, así que sale hacia su cuarto por ropa y demás artículos.

Hay algo que la absorta en pensamientos.

-Gracias, Sakura. Si no hubieras llegado habría corrido detrás de...- el se detuvo y desvío la mirada.

La pelirosa miró su reflejo, nunca se había parecido mucho a sus hermanos.

Ellos eran más altos y tez morena clara. El rasgo más fuerte en ellos era su color de ojos y cabello, negro como la noche.

Ella era de una piel más blanca, con ojos verde jade y cabello rosa.

De pequeña Sasuke la molestaba diciendo que tenía el color de un cerdito.
Itachi lo escuchó y reprendió a Sasuke diciendo que ella era un cerezo floreciendo.

Se sentía tan cerca y tan distante de sus queridos hermanos.
Ayer había discutido sin que ella lo quisiera con Sasuke y siente que comparte un secreto que no conoce con Itachi.
Él no se animó a decirle porqué lloraba y ella no se lo preguntaría, por un un momento deseó saberlo todo.
Porque Sasuke dice que no tiene novia y en la cena dijeron que si, el porqué Itachi lloraba. ¿Detrás de quién habría ido si no fuera porque ella entró?

Pero, eran preguntas que no tendrían respuestas por ahora.
Salió de casa sin desayunar, pensar en eso le había quitado el hambre.

Se sentía ajena a su propia familia.
Solo una persona lograba calmar toda la ansiedad, Kakashi.
Ese hombre tal vez podría ser el amor de su vida.
Pero ella no sabía lo que sentía respecto a él. Había sido el hombre más cercano que Sakura permitió acercarse.
Fue poco a poco.
Demasiado gentil, demasiado amable, desanimado considerado y cariñoso.

Cogió el autobús y se colocó los audífonos. No quería llegar temprano a casa está vez así que de su mochila sacó las llaves de la casa del peliplata. Sabía a dónde se dirigiría después de clases.
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Hotel Paradise

Mei Terumi se había quedado la noche en vela viendo la puerta del cuarto, por momentos revisaba su móvil y no había una sola llamada. Incluso abrió la puerta para comprobar el número de habitación 36 y vislumbrar un poco a los lados para ver si aparecía su silueta a lo lejos.

Nada. Ni alguna señal de Itachi buscándola. Él sabía de sobra que ella siempre iba al mismo hotel y la misma habitación cuando Fugaku iba de viaje o cuando ella se sentía molesta.
Él iba buscarla y terminaba arrepentido diciéndole que lo perdonara. Después se eso follaban y continuaban su juego. Esta vez no era así, él no había ido.

-Quizá sucedió algo, pero yo no le llamaré.- Se dijo a si misma, por alguna extraña razón que esta vez no tenía control de la situación.
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La pelirosa siempre había sido brillante en todo. Tenía carisma y carácter. No sé quedaba callada ante nada que no le pareciera.
Kakashi fue él único que logró quebrar la barrera de no tener ningún lío emocional con nadie.
Recordaba que antes Rock Lee le insistió por varios meses una cita y en ninguna cedió.

-No quiero que pienses que es más que una amistad y luego herirte.

Trataba de ser siempre muy directa, pero eso no hizo desistir a Lee. Le llevaba rosas, chocolates o cualquier cosa casi diariamente.
Ella los aceptaba, pero le remarcaba que era solo una amistad.
Kakashi solo una vez la cuestionó sobre él.
-No me gusta que esté tan necio con conquistarte.

Ella había sonreído.

-Solo tú pudiste hacerlo

PECADO. (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora