PECADO. (🔞)

V

Pov'Sakura.

Los gritos de Sasuke durante todo el camino ya me habían puesto de malas y eso que mi madre siempre decía que yo era una persona muy paciente.

—¿Por qué tratas de esa manera tan amable a Naruto? ¿Te interesa estar en algo con él? —Me inquirió furioso, mirando con demasía la carretera.

Mamá siempre me dijo que a nadie debía darle cuentas de lo que hacía o dejaba de hacer a menos que fuera estrictamente necesario o yo quisiera hacerlo. Sasuke representaba una gran debilidad para mí en muchos aspectos, lo adoraba y por eso, solo por eso le aclararía su paradigma, que no podía ser más que erróneo.

—No, Sasuke. Yo veo a Naruto como un hermano, no te pongas celoso.— Quise no sonar molesta, pero fue inevitable, mi tono de voz fue escueto.
El freno de golpe casi me hubiera hecho salir del carro si no trajera puesto el cinturón de seguridad.

—¡¿Qué pasa ahora, Sasuke?!— me había llevado definitivamente el susto de mi vida.

Me miró demasiado serio.

—¿Por qué dices que estoy celoso?

—En primera, cálmate.  Casi chocamos y en segunda solo lo dije porque creo que me estás protegiendo mucho, sé que quieres cuidarme, pero no te extralimites. Y no te comportes así, cómo hermano sé que te preocupa, pero no. No podría estar con nadie más ahora, menos con Naruto. — Una sonrisa salió de mi cara y él no dijo más, arrancó de nuevo hacia la casa.

Una vez que llegamos me abrió la puerta del carro y también las de la casa, me miró sin que yo pudiera entender que tanto de interesante tendría mi cara en ese momento.

—Hoy no dormiré en casa, así que métete y no salgas ya.

Me entristeció escuchar eso, me hubiera gustado poder dormir con él esta vez.

—Está bien, ¿Irás con tu novia? — Su mirada se volvió aún más enojada, tal vez no quisiera dar explicaciones, pero jamás fue con esa intención. No podían culparme por querer saber la vida de mi hermano.

—¿Quién te dijo eso?

—Papá dijo que ...

—No tengo novia, Sakura.— No sé que hubiera respondido en ese momento, pero no me dejó terminar, se dio la media vuelta y subió a su auto, lo vi alejarse, me resigné y me adentré.

De niña amaba recorrer la casa de noche, siempre encontraba algo inesperado, una galleta sobrante olvidada en la mesa o incluso dinero que mi padre olvidaba recoger.
Ahora no, todo el panorama me indicaba soledad. En el garaje solo se veía el auto de Itachi estacionado, la ostentosa camioneta de Mei no estaba, ni el de papá y Sasuke se había marchado. Parece que solo estaríamos Itachi  y yo.

Subí y por supuesto la única luz encendida era la de mi hermano mayor. No quise hacer ruido y me fue a bañar y ponerme una pijama cómoda. Unos shorts negros y una sudadera negra era lo único que quería tener puesto en ese momento.

Cepillé mis dientes y mi cabello lo até en una coleta.
De nuevo la cama se me hizo tremendamente solitaria y grande, demasiado grande. Necesitaba compartirla.

Jamás tocaba la puerta del cuarto de mis hermanos, era lo único que mamá me había reprendido desde niña.

Así que entré sin avisar, pero Itachi estaba como una estatua viviente, su torso estaba descubierto y llevaba unos pantalones anchos. Lo que sea que hubiera estado haciendo parecía que lo dejaba agotado, pero sin poder dormir. Ni siquiera notó que entré a su cuarto, miraba a una esquina de su cuarto sin siquiera parpadear.

—Itachi...— musité y el giró su vista hacia mí, enía los ojos rojos, estaba llorando.

No pregunté que le sucedía, solo corrí a abrazarlo y me senté a horcajadas sobre él para poder consolarlo de lo que fuera que le pasara, Itachi me abrazó también, parecía tan vulnerable.
No podía creer que mi hermano de 22 años ahora parecía un niño pequeño desorientado en una tormenta de nieve.
Estuvimos así por largo rato y él no dijo nada, no dejó de abrazarme e incluso aspiró el olor de mi cabello.

—Fresas, tu cabello huele a fresas.

Sonreí porque sabía que se había calmado.

—Te gusta el dulce, lo sé.

—¿Qué haces aquí? — Cambió el tema de pronto, yo seguía sobre sus piernas y él no me movía.

—Queria saber si me dejabas dormir  contigo hoy otra vez. Pero esta vez quieras o no aquí me quedaré.— Dije firme.

Él sonrió y acarició mi cabello.

—Gracias, Sakura. Si no hubieras llegado habría corrido detrás de...— Él se detuvo y desvío la mirada, como si tuviera vergüenza.

—Tranquilo, si no quieres contarme lo entiendo. Hay cosas que tampoco sabes de mi, pero no pasa nada. Aquí estoy para ti, Itachi. —Intenté transmitirle confianza, no es como si él supiera lo mío con Kakashi, entonces no podía juzgarlo si no quería contarme.

El me miró fijamente, parecía embelesado. A decir verdad, por la posición en qué estábamos nuestros rostros estaban muy cerca, nuestros alientos podían chocar, pero yo le sonreí.

—Estás encima de mí, Sakura. Y...—Tocó con un dedo mi pierna.— Solo llevas algo diminuto, no es apropiado estar así.

Caí en cuenta que él tenía razón, no era correcto, si alguien entrara podría aparentar otra situación.

—Tienes razón. Perdón, hermano.— intenté levantarme e ir a ponerme algo más cubierto, pero el posó sus manos en mis caderas  y no me dejó moverme.

—No me molesta, pero tiene que ser un secreto entre los dos.— Me miró diferente, mientras ponía su dedo sobre mis labios.

—Lo sé.— Papá seguramente me mataría por dormir de nuevo en cuartos ajenos.

—Puedes quedarte.— Entonces me soltó y se levantó para destapar la cama y con una mano me indicó que me recostara junto a él.
Así lo hice, y mi hermano me abrazó fuertemente, minutos después se quedó totalmente dormido.

Parecía que lo que fuera que lo atormentara, había cesado por hoy.