II

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Esa mañana en la mesa solo estaban desayunando Mei, Sasuke y Sakura.
Fugaku fue al trabajo e Itachi a la universidad. Definitivamente no era un desayuno familiar, estaba lejos de serlo.

—¿Dormiste bien, Sakura?— Cuestionó la madrastra con un eje de sarcasmo.

Ella la miró con una ceja alzada. Sakura no es quien se intimida o baja la cabeza, su madre es de un carácter muy fuerte, y eso lo heredó ella.
Se dio cuenta de la ironía en esa frase.

—Mejor que nunca, ¿Qué tal tú con papá?

—Encantador, hija.

—Que bueno. — La pelirosa le emitió una ligera sonrisa, por educación, no por que le naciera.

El azabache menor solo veía que su hermanita tenía una personalidad aún más inamovible que antes y una ligera sonrisa salió de sus labios. Definitivamente sería interesante volver a tenerla con Naruto y él, había planes en su vida ahora que tenía de vuelta a la chica.

—Hoy iremos a ver al dobe, Sakura.

La jovencita sabía de sobra esos apodos tan raros que se habían dado entre ellos mismos.

—Estaré en clases hasta la 1. Pero  hasta las 2:30 volveré. Papá no me quiso cambiar de colegio, así que tendrá que aguantar la hora y media que me hago de mi colegio a esta casa. Ya sabes, papá y sus ideas peculiares.

—Entonces pasaré por ti, me retiro. — asintió ligeramente su cabeza a Mei y a Sakura le dio un beso en la mejilla.

Apesar de tener casi la misma edad y  ser medios hermanos iban a preparatorias diferentes porque  la mamá de Sakura decidió estar en un lugar un poco más lejos, algo que nunca explicó a su hija, pero que lla no demoraría en comprender, aveces Fugaku se extra limitaba.

—Bien, hija. Nos quedamos solas y he de decirte algo que no me ha parecido, esta es mi casa y hay algunas cosas que no me gustaron, cómo que ayer no dormiste en tu habitación, pero si en la de Itachi.— Mei la miró desafiante, esa niña a su perspectiva debería aprender quien manda.

–No te equivoques, Mei. Y sin ánimo a ser grosera, primero, esta casa es tan tuya como de mi papá y mis hermanos. Respecto a lo otro, estoy bajo la tutela de mi padre, no la tuya.— Tsunade le había enseñado a jamás dar explicaciones a alguien con quién no tuviera o quisiera hacerlo, Mei era de esas personas que nada que ver en su vida.

La mujer quedó asombrada de que esa mujercita se atreviera a contrariarla.

—Entonces supongo que le dirás a Fugaku que estabas haciendo durmiendo en el cuarto de tu hermano.— intentó intimidarla y bajarle los humos.

La pelirosa se paró del comedor limpiando su boca con una de las servilletas.

—No te preocupes, Mei. Tal vez estará más intrigado por saber que hacías tú tocando a su puerta a media noche. Por cierto, ¿Por qué te haz marchado en cuanto oíste mi voz?– no esperó respuesta y se marchó dejando a Mei dejando muda ante tal insolencia.

.
.
. Pov'Sakura

No era tonta, sabía que no le caía nada bien a esa mujer. Era tan bonita como irritante. Jamás dejaré de decirlo, hay algo en ella, aparte de su actitud que me hace sentir desagrado hacia ella.

Mi mamá siempre ha sido mi mayor orgullo. Debido a su profesión se fue haciendo una mujer de decisiones rápidas y carácter dulce y rígido a la vez.
Siempre me inculcó la independencia y me dejó hacer cuánto quisiera, pero con límites.
Muchos juzgaron su manera de educarme, pero ahora lo agradezco. Papá siempre quiso hacer de mi aquella niña que obedeciera al pie de la letra todo, pero amá decía que yo no era un cachorro o un robot.
La mamá de mis hermanos se marchó con otro hombre después del nacimiento de Sasuke. De hecho, mi madre fue quien la atendió y un día sin más entró a su habitación del hospital y vio que se marchaba.
Fugaku tenía en ese entonces a Itachi y no sabía que hacer. Estaba tan desilusionado y desesperado que mi mamá intervino para ayudarlo con mis hermanos. Pero la convivencia los hizo enamorarse y un año después nací yo.
Tsunade había sido madre de los 3 prácticamente. Pero obviamente tras el divorcio de ellos solo yo pude permanecer a su lado y a mamá le dolió en el alma dejar a mis hermanos.

Mamá es médico, entonces viajábamos constantemente de un sitio a otro. Dejé de ver a mis hermanos y a papá cuatro años.
La noticia de la boda y por supuesto la invitación llegó a mis manos. Pero no quise asisitir, mamá no me obligó.

Así que apenas llevaba un día de conocer a la tal Mei y pude intuir que no era lo que aparentaba. Parecía una mujer que buscaba lo fácil, lo ostentoso, y sobre todo, le gustaba sentirse el centro de atención, le gustaba mandar y sentirse obedecida.

Tal vez podría parecer normal. Vivió casi un año siendo la única mujer aquí y siendo cuidada por 3 hombres guapos y fuertes. Era mimada y consentida, obedecida y respetada.

Pero yo no encajaba en ese perfil, yo hacía siempre lo que quería, por supuesto siempre siendo cuidadosa y respetuosa. Jamás dejaba que alguien se antepusiera sobre mí.
Yo debía darle explicaciones únicamente a papá y a mamá.

Así que si yo quería dormir con Sasuke o Itachi lo haría.

¿Papá lo entendería? Jamás.
Él decía que ante todo hay que ser fuertes.
Pero extrañaba tanto a mi mamá que no podía simplemente estar bien en ese lugar.

Cepille mis dientes y tomé mi mochila. Mei ya no estaba en el comedor.

Así que me retiré. Tomé el autobús y mirando por las ventanas la cientos de casas y personas, llegó hasta mi tan evidente hecho que no sé como pude ignorarlo, ¿Qué hacía Mei tan tarde tocando insistentemente la puerta de mi hermano mayor?

PECADO. (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora