Mi camino

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Narra Escritora

El viento era cálido, las hojas de los árboles causaban un sonido relajante para los oídos de la fémina. Cerró sus ojos y cientos de imágenes pasaron por su mente. Estaba parada a pocos metros de sus amigos, los cuales estaban esperando su llegada. Abrió sus ojos después de meditar sobre que camino tomar; ir en busca de Killua o ir en búsqueda de información sobre su origen.
Suspiró pesadamente y pudo sentir un pequeño crack en su pecho el cual le dolió un poco. Un "ow" dejo salir de sus labios y colocó su atención en sus amigos. No podía dejar de formular miles de posibles quejas que sus amigos le iban hacer por irse a otro lugar. Sí, iba a buscar información de su origen o de personas que tenían la misma habilidad de ella. No siempre encuentras a alguien que se le tornan los ojos negros de la nada. Suspiró nuevamente llamando la atención el más pequeño de todos

— ¿Ocurre algo Kumi-chan? — preguntó Gon con una notable mueca de preocupación.

— Estoy bien Gon. Solo que debo decirlew algo importante. — los tres hombres que la acompañaban pusieron totalmente su atención en ella. — No voy a ir con ustedes a la Montaña Kukuroo.

— ¡¿QUEEEEE?! — gritaron los tres al unísono.

— ¡¿Por qué?! — exclamó Gon.

— ¡¿A caso te dijo algo el viejo respecto al examen?! — preguntó entre molesto y ansioso Leorio.

— Espera. ¿Tiene algo que ver con tu origen? — habló calmado Kurapika. La chica lo miró y asistió a su pregunta. Lo que dejó a los otros dos hombres calmados pero no tanto para el de vestimenta verde.

— Se que es muy repentino, pero el señor Netero le dio una información muy útil. Me dijo que en la ciudad de Yorkshin hay una de las bibliotecas más grandes del mundo y que, posiblemente ahí encuentre alguna información de alguna tribu o algún registro de personas que tengan mi padecimiento. — la chica miró el cielo y pudo ver a cinco aves pasar por encima de ellos. No pudo evitar en pensar en su grupo cuando estuvieran nuevamente juntos. — Les prometo que cuando encuentre información o algún dato que me ayude a saber de dónde vengo, iré con ustedes. No creo que me demore mucho.

— La ciudad de Yorkshin está bien lejos de aquí. — comentó el rubio. — Te tomará algunos días llegar allá.

— Bueno nosotros estamos en las mismas condiciones. — espetó el de traje. — Llegar a esa montaña nos tomara días en llegar. Tal vez si llegaremos a toparnos.

— Espero que eso pase. — dijo desmotivado Gon. — No quiero que te pase algo malo. No otra vez.

— Gon. — la chica lo tomó de las mejillas y se agachó para estar a su altura. — No te coloques triste por favor. No. Noooooo. No coloques esa cara. Sabes muy bien como me coloco. — el chico prácticamente había colocado un gesto de un gatito triste, con los ojos bien abiertos y llorosos. Era como estar viendo lo más hermoso y brillante del mundo. La muchacha no pudo evitar taparse los ojos por tanta hermosura.

— ¿Te duelen los ojos Kumi? — le pregunto dudoso el del Clan Kurta.

— Estoy perfectamente. — dijo sobándose los ojos. — Pero volviendo al tema principal. Gon.

— Sí.

— Volveré con ustedes y rescatemos a Killua. Solo esperenme un par de días cuando hayan llegado a la montaña. ¿Sí? — dijo lo último para todos sus amigos. Viendo que estos solo les dió un gesto de afirmación, se aproximó a cada uno de los muchachos y los abrazó como despedida. — Les prometo que volveré.

— Te estaremos esperando Kumi-chan. — dijo entre sollozos Leorio. La albina no pudo más que soltar una risita por la actitud del mayor.

— Si llegas encontrar alguna información de tu origen, estaría muy interesado en escucharlo Kumi. Bueno, si es que tú quieres. — se rasco la nuca el rubio mientras sus mejillas se tornaban rosadas.

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