Una familia de Kirikos

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Mientras caminábamos con largo pasillo, vimos a lo lejos una luz lo cual pudimos deducir que era la salida. Aunque en el trayecto, hubo varias quejas de Leorio.

- ¡¿No que la vieja dijo que nos tardaremos como dos horas?! ¡PERO YA HAN PASADO DOS HORAS! -gritó molesto Leorio.

- Vaya, si que tienes poca paciencia Leorio. ¡Mira, ya se ve la salida! - le comenté para que dejase de quejarse.

Sin siquiera pensarlo dos veces, fue corriendo hasta la salida. Cuando llegamos todos al mismo lugar, no pude estar decepcionada.
Era un pantano. ¡Un jodido pantano!
Los chiquillos empezaron a caminar por el lugar en busca de algún camino que los llevará a otro lugar.

- Kumi-chan. ¿Qué sucede? - me preguntó Gon.

- Es que... ¡Es horrible este lugar! ¡mira! - le apunté donde estaba el lago. - ¡No se ve prácticamente nada! ¡Creo que con suerte se puede ver tres metros desde nuestra posición! - suspire - Además, algo me dice que hay una criatura en ese lago.

- ¿Tu instinto te lo dice? - dijo Kurapika.

- Sip.

- Entonces debe ser verdad. - dijeron Gon y Kurapika.

- ¡Oh miren! - apuntó  Gon a un lugar el cual cuando nos volteamos vimos un bote.

- ¡Genial! ¡Con eso cruzaremos  más rápido el lago! - dijo Leorio alegremente.

Nos subimos al bote, estando Con y Kurapika juntos y yo sentada al lado de Leorio.
En el transcurso del trayecto, le dije a Leorio que el tomara un remo y yo el otro, porque intuía de que algo malo iba a pasar, y que con la fuerza de los dos sería más fácil.
Entonces mientras hablábamos, Gon y Kurapika se quedaron mirando fijamente atrás nuestro con rostros que mostraban miedo y terror.
Tanto Leorio y yo nos volteamos y vimos a una criatura marina gigantesca.

- ¡REMA! ¡REMA COMO SI NO HUBIERA MAÑANA! - ordené a Leorio el cual sin rechistar lo hizo.

Con la fuerza de los dos movimos el bote a una velocidad impresionante. Con la adrenalina que recorría nuestros cuerpos ni siquiera nos dimos cuenta de que habíamos tocado tierra.

- Leorio. Kumi.

Levantamos la vista al mismo tiempo y vimos como Gon  y Kurapika nos quedaban mirando con un toque de burla. Mire a mi alrededor y vi que estábamos en tierra.

- Oh. Jajajaja que tonta. - salté  hábilmente hasta caer al lado de Gon.

- ¿Te asustaste Kumi-chan? - me dijo Gon ladeando su cabeza.

- ¿Tu que crees? ¡POR SUPUESTO QUE SI! Aunqueeee.... - toque mi barbilla con mi dedo índice y mire el cielo nocturno.  No pude evitar quedarme hipnotizada por las estrellas.

<< ¡En que momento el jodido cielo se despejó! Bueno no me quejo, está fantástico el paisaje. >> me decía a mis adentros.

- ¿Aunque qué?- siguió Kurapika.

- Debo admitir que igual me entretuve. - no pude soltar una risa. - Fue chistoso ver lo rápido que movimos los remos. ¡Eras como un auto de Fórmula uno en el agua! - levanté las manos arriba emocionada.

- Es verdad. Ustedes  dos son muy fuertes. Aunque me lo esperada un poco de Leorio por ser mayor,  pero de ti Kumi... En verdad  me dejaste anonadado. - comentó  Kurapika con una sonrisa tímida en su rostro.

- Ni siquiera yo era consciente de está fuerza. Pero bueno, sigamos nuestro camino.

Caminamos hasta que fuimos capaz de de divisar una casa. Al estar unos metros, sentí un escalofrío pasar por todo mi cuerpo. No puede evitar colocarme en guardia y agudizar mis sentidos.

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