No te vayas

274 33 6
                                    

Narra Escritora

Habían transcurrido aproximadamente unas cinco horas en el "mundo real", pero dentro de ese extraño sueño que estaba teniendo la albina habían pasado cinco años. Ella era consciente, en cierta manera, de que lo que veía, sentía, oía y todo lo que conlleva a tener un "sueño lúcido" no era real. En ocaciones un sentimiento de melancólica la rodeaba porque internamente, se decía que nadie a quien conocía en la este mundo existía.
La chica ya tenía diecisiete en ese mundo, algo que la perturbaba porque en la vida real tenía solo catorce. Y verse ya más como adulta, era raro.
Ahora vestía un abrigo largo rojo, pantalones negros, una polera de cuello alto y mangas largas negros y unas botas militares cafés. En la espalda del abrigo llevaba una cruz con un círculo. Al principio todos sus compañeros le preguntaron el porque de la cruz, y ella solo les dió una respuesta obvia.

— Me gustó. Para mí significa como la salvación y la muerte segura. Siento que es algo que en cierta manera lo hacemos. — se colocó un dedo en el mentón. — Puede que la muerte sea lo más común en nosotros jajaja. — una gota caía de su frente. — Pero igual salvamos a los nuestros. Los que vivimos en ciudad Meteoro, para los demás somos como una salvación en la que pueden confiar.

Los muchachos habían aceptado las palabras de su segunda al mando como una enseñanza, y también una forma de ver sus actos de manera más sutil. Seguían varios de los integrantes asesinando como si nada, para ellos era mucho más fácil terminar una misión de esa forma. No dejando testigos. Pero con el tiempo, cuando fueron capaces de salir de la ciudad y poder expander sus robos a otros sitios, lo que más llamó la atención del grupo de ladrones, es que en ciertas oportunidades robaban sin que nadie se diera cuenta. Literalmente no mataban a nadie, como si se burlaran de que no fueron vistos, cómo de si fantasmas se tratasen.

— Nos llamaremos Gen'ei Ryodan. — sentenció el líder del grupo con una amplia sonrisa. Pudo ver la aceptación de todos sus compañeros a excepción de una integrate, que tenía la mirada al suelo y con el entrecejo fruncido. — ¿Ocurre algo Mirah?

Toda la atención fue puesta en la pelinegra, ella no había escuchado la voz de su amigo, estaba tan metida en sus pensamientos que ni se fijo que se había acercado. ¿Cuáles eran sus pensamientos? Que era exactamente el nombre que le había dado Netero-san a ella antes de partir el viaje en el aeronave. ¿Coincidencia? Posiblemente, ya que ella sabía que todo era un sueño y que en cierta parte por eso hacia estos actos tan crueles como dejar que sus compañeros maten y roben. Solo ella mató en dos ocasiones, y no le gustó mucho lo que había hecho.

— Mirah. — una mano se posó en el hombro izquierdo de la muchacha haciendo que captara la presencia del pelinegro. — Hasta que te diste cuenta de mi presencia. Eso es peligroso si yo fuera tu enemigo. — le dio una leve sonrisa para volver a estar serio. — ¿Que ocurre Mirah? ¿Estás muy distraída hoy?

— Lo siento. Lo siento chicos por haber estado en otro lugar. Mentalmente hablado por su puesto. — rió.

— ¿Que es lo tan importante para que no hayas escuchado la voz del líder? — dijo entre fastidiado y molesto el más bajo de todos.

— Feitan. — habló el ojigris en señal de que se calmara. Sabía que su integrante estaba preocupando, pero a veces no tenía tanto para decir las cosas.

— Perdón. No creí que sonara tan mal.

— ¡Estúpido! ¿Acaso se te olvida que ella tiene un rango más alto que nosotros? ¡Es la segunda al mando enano! — expresó molesto el rubio más alto.

— ¿¡A QUIÉN LE DIJISTE ENANO CARA DE CULO?!

— ¿¡AAAAH?!

— ¿Por quién apuestan? — dijo el otro chico rubio con la cara divertida por ver a sus amigos pelearse.

El DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora