Mi familia

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Narra Chrollo

<< ¿Cómo iban a reaccionar los muchachos? >> — pensé mientras caminabamos entre medio de un montón de basura.

Se podía notar de reojo na cantidad de ratas que se encontraban merodeando por estos lares. Era un desagrado que tanto mis compañeros y yo queremos terminar.
De vez en cuando hechaba un vistazo a la chica que me seguía. Lo que me llamaba mucho la atención eraa forma en que actuaba. ¿Cómo era posible que no recuerde como llegó aquí? Sabía que no me estaba mintiendo, soy muy bueno para encontrar rasgos de que alguien me está ocultando algo. Pero cuando ella me hablaba con tanta naturalidad, supe de inmediato que estaba diciendo la verdad.
Al principio quería robarle su alimento para poder llevarlo con los demás, pero no sé cómo fue que me descubrió. Me centré en no cometer ningún error pero ella lo supo enseguida. Además, esa manera de cazar nunca lo había visto en mi vida. Era como si tuviera algún especie de poder o algo.

— Te quiero hacer una pregunta.

— ¿Eh? Claro. ¿Que quieres saber? — me detuve y me giré para estar frente a ella. Ella estaba esperando a que le hablara con una leve sonrisa en su rostro.

— ¿Cómo hiciste para cazar a esos cuervos de esa manera? Nunca vi algo como eso. Era como si supieras el momento exacto de cuando lanzar el fierro.

— Aaaah. — miró hacia un costado y pude notar que estaba nerviosa. Me estaba ocultando algo y eso me molestaba. Quería sacarle la información a toda costa. — ¿Por qué quieres saber?

— Yo te hice la pregunta primero. — la miré desconfiado, coloqué mi mano derecha atrás de mi espalda para simular que tenía un arma, lo cual era verdad pero no iba a utilizarlo. — Dime lo que quiero saber a no ser que quieras morir aquí y ahora.

Por un momento creí que esa amenaza iba a doblegarla pero obtuve todo lo contrario. Ella empezó a reírse hasta el punto que se cayó de espalda, con los ojos lagrimiando y agarrándose el estomago. Me estaba poniendo furioso, nunca nadie me había tratado de esta forma. Los chicos suelen tratarme con respecto y saben que no tolero las estupideces.
Cuando se detuvo, yo ya estaba a solo unos centímetros de ella, la estaba mirando con desprecio y ella pudo notar ese cambio en mi ya que se paró en seco al ver mi expresión.

— Dímelo. — hablé toscamente.

— No. — fruncí el entrecejo al oír su respuesta.

<< En serio. ¿Quién se cree que es? ¿No ve que la estoy amenazando? ¿A caso no siente que la voy a matar si sigue actuando de esta manera? >> — pensaba anonadado por lo que mis ojos contemplaban.

Sin pensarlo más, saqué el cuchillo de mi espalda y se lo lancé directamente a su cuello. Pero de un movimiento ella me detuvo, me agarró de la muñeca y me lanzó al suelo con el cuchillo en mano. Boté el aire de mis pulmones al chocar contra el suelo frío de la noche, cerré los ojos por un momento y pensaba que ella iba aprovechar de golpearme por haberla atacado, pero no. Los abrí de inmediato para ver qué seguía sujetándome la muñeca con el arma en mi mano, pero al dirigir mi visión a su rostro me quedé sin habla. Sus ojos eran completamente negros. Una oscuridad que nunca en mi vida había visto. Era como estar al frente de la muerte, de un depredador que en cualquier comento se te lanzaba para poder devorarte sin preámbulos.
Estaba fascinado y aterrado, pero sobre todo lo primero ya que era la primera vez que veía alguien así.

— ¿Quién eres? — fue lo primero que se me salió de mis labios. Estaba tan abducido por esos ojos que no me di cuenta de que ella me había soltado.

— Pues no lo sé. ¿No te lo había dicho? — parpadeé varias veces hasta que me giré en el suelo para sentarme y quedarme en esa posición. Ella se había sentado para estar en la misma altura que yo. — Tu me diste un nombre. Mirah ¿No? Es lo único que sé. Espera, creo que no.

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