El Despertar

La quinta prueba

Narra Gon

Me había encontrado con Kurapika y Leorio en el camino. Me comentaron que estaban buscando el objetivo de Leorio, ya que Kurapika ya tenía su placa.
Le pregunté a Leorio a quien buscaba, el cual me responde que es el participante 246.

- Creo saber quién es. - dije pensativo.

- Ya sabemos quién es Gon. - dijo Kurapika.

- ¡Qué! ¡En serio!

- Sí, es Ponzu. Una chica de cabello verde y usa un gorro extraño. - dijo Leorio con un rostro desganado.

- Y... ¿Saben donde puede estar? - pregunté curioso.

- Pues no. Si no ya la hubiéramos encontrado. Aunque... - Leorio sacó un pedazo de tela. - Esto es de ella. Gon. ¿Crees que puedas seguirla con el olor? - lo mire interesado. - Ya que en la primera prueba cuando perdí el conocimiento, tu comentaste que me encontraste por mi olor. ¿Crees que puedas hacer lo mismo?

- Pues claro. Déjame oler.

Una vez que supe cual era el olor de Ponzu nos fuimos en búsqueda de ella. Eso si en el trayecto me acordé de Kumi-chan.

- Espero que no le haya pasado nada. - susurré.

- ¿Te ocurre algo Gon? - me preguntó Kurapika.

- ¡Ah! ¡N-nada! Sólo pensaba en algo jajajaja - reí nervioso, ya que no quería preocupar a los chicos.

- Ahora que lo pienso. ¿Cómo está Kumi? - dijo pensativo Leorio.

- Es verdad. No la hemos visto desde el comienzo del examen. - dijo esta vez Kurapika.

- Esta bien. Yo la vi hace unos días.

- ¡¿En serio?! ¡¿Y por qué no están juntos?! - exclamó extrañado Leorio.

- Pasaron cosas. - al recordar lo que sucedió baje la mirada.

<< ¡¿Por qué no soy fuerte?! ¡Si lo fuera me hubiera quedado ayudando a Kumi-chan!  >> pensé mientras apretaba los puños frustrado.

- No se preocupen. Kumi-chan no es débil. Lo más probable es que ya esté en la costa esperándonos.  - sonreí para calmar el ambiente.

- Sí es verdad. - me respondió el gesto Kurapika. - Mejor vamos a buscar a tu objetivo Leorio.

- Sí,  no quiero perder. - dijo determinado Leorio.

- Entonces ¡Vamos! - grité entusiasmado.

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Narra escritora

Estaba a punto de acabarse el tiempo de la cuarta prueba. La albina estaba preocupada por sus amigos que aún no llegaban. Pero sobre todo, se sentía incómoda por los dos pares de ojos que la miraban desde una esquina.
Obviamente, para hacerse la desatendida, le prestaba atención  a su pequeño amigo Killua.

- Oye vieja. ¿Soy yo o Te ves incómoda? - preguntó curioso el ojos azules.

- Pues... digamos que tengo a dos personas mirándome fijamente, una con interés y el otro con ganas de matarme. ¿El motivo? - colocó sus manos a sus costados en señal de no entender que está pasando. - No tengo la más remota idea.

- ¿Y por qué no les dices que dejen de mirarte? Sí fuera yo, los mataría. - colocó un temple macabro que causó que sus ojos se obscurecieran.

- Tranquilo. En estos momentos estoy más preocupada por los muchachos que por ese par de sujetos. - se encogió de hombros la ojos rojos.

- Es verdad. Quedan pocos minutos para que termine la prueba. - Se acomodó las manos es su shorts. - Se les está haciendo costumbre llegar atrasados.